15/1/20

La mariposa





      Desde hace más de un mes, convivo en mi casa con una mariposa. No es una mariposa de esas bonitas, delicadas y de colores, ni tampoco de las pequeñas y blancas que antes anunciaban carta. No. Mi mariposa es fea, de cuerpo gordo y alas parduzcas, que producen un amenazador zumbido cuando revolotea por encima de mi cabeza. Y es grande, mucho, tanto que, en uno de esos revoloteos alocados, temo que choque contra algún objeto frágil y me lo estrelle en el suelo. Por ello, cada vez que la veo, corro a cerrar la puerta de las habitaciones con objetos de ese tipo. 

      La primera vez que la vi, abrí todos los balcones para ver si se iba, desapareció y me olvidé del asunto. Pero unos días después, de nuevo la mariposa, que parecía haberse mudado aquí. Y así seguimos. Desaparece durante bastantes días, pienso que se ha ido, aprovechando que ventilo las habitaciones, o que ha terminado sus días detrás de un mueble, pero un buen día reaparece y volvemos a empezar. La otra noche, ya a las cinco de la mañana, encendí la luz para beber agua… y allí estaba. Tan tranquila, en un rincón, posada en el suelo. Pensé entonces que era el momento preciso, la ocasión puesta en bandeja para echarle un trapo por encima, cogerla delicadamente y echarla al aire por el balcón, como hice un verano con un murciélago. Pero ocurre que estaba pasando una mala noche y lo que menos me apetecía era ponerme a esa hora a trajinar con la mariposa. Además, lo más probable era que, si estaba allí tan quieta, fuera porque había dado el último suspiro o estuviera a punto de darlo.

      Equivocada estaba, porque al día siguiente había desaparecido del rincón y lo que hizo fue metérseme en el cuarto de baño, consiguiendo que me saliera de él para apagar la luz. Abrí los balcones, cerré las habitaciones delicadas y, desde entonces, no he vuelto a verla.  ¿Pensáis que la he perdido de vista definitivamente? Yo no estaría tan segura…
...
      
      Nota al margen: ¿Qué por qué no le he pegado un buen viaje aprovechando sus vuelos? Pues porque soy incapaz de matar una mariposa, por fea y amenazante que sea. Una tiene sus limitaciones...

13 comentarios:

  1. Hay dos opciones: O se trata de una mariposa nocturna que vive en tu casa, alimentándose de alguna planta de interior, o es una polilla -de las que se pirran por la harina, el pan rallado... o los tejidos-. Lo extraño es que lleve más de un mes pululando por tu casa, porque, sea una u otra, no tienen una vida muy larga.
    Si se trata de una simple mariposa nocturna (son inocuas), intenta por la noche, con todo apagado, mantener una ventana abierta para que ella misma se deje atraer por la luz de alguna farola... Las polillas son más peliagudas y puñeteras; busca en algún tarro de harina que tengas y observa si hay unos gránulos negros -son las larvas-. Contra las pollillas venden productos y también es mano de santo la lavanda en bolsitas (de las que se ponen en la ropa).

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    1. Lo primero es que tendría que haber advertido que la imagen de arriba está sacada de un libro sobre la cría del gusano de seda, o sea, que se trata de ese tipo de mariposa y no mi huésped. Y lo segundo es que yo creo que ya me he librado de ella, pues esta entrada llevaba en borrador una semana, más los días que no la había visto cuando lo escribí, puede ser muy bien que haga dos semanas que no ha aparecido.

      En cuanto a las posibilidades que me apuntas, ninguna de las dos encajan con ella, pues en la parte de la casa donde siempre la he visto no hay plantas, pero es que tampoco la he visto nunca en la cocina ni la despensa. Por otra parte, pan rallado no tengo y el tarro de la harina es hermético desde un verano que se me llenó de polillas diminutas y tuve que tirarla. El misterio de la mariposa se debería llamar esto...

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  2. Una historia muy curiosa de una okupa muy particular. Te alabo que no le hagas daño, pues todo lo que puede ser es que se transforme y en su tiempo conozcas su descendencia.

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    1. Eso es lo que temo, que haya dejado una puesta antes de morir o irse y en primavera me vea con la casa llena de maripositas, que si alcanzan el tamaño de la madre, me voy a tener que ir yo.

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  3. Prefiero la opción del trapo. Es curioso, pero también cogí así a un murciélago hace mucho tiempo. No creo que vuelva, aunque después de un mes nunca se sabe. Parece que te ha cogido cariño.

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    1. Espero que no vuelva, pues hay cariños que matan...

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  4. En mi caso, si son avispas, arañas, mosquitos, moscardas de la carne, polillas... a todos ellos los trato de cazar aunque sea a cañonazos.
    Totalmente de acuerdo con la explicación de Una mirada..., aunque quizás le ha faltado poner que las polillas también devoran la ropa y el papel.

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    1. He mirado las cortinas y los tejidos de esas habitaciones y no he visto agujeros por ninguna parte.

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    2. ...por eso he puesto, también, tejidos. He comentado de esas dos mariposas porque son las que más conozco, pero lo cierto es que hay prácticamente más mariposas nocturnas que diurnas, aunque las últimas sean más vistosas.

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  5. Bueno, si no la has vuelto a ver igual es que se ha ido o ha terminado su ciclo vital, que es bastante corto.

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  6. Eso he leído, que hay más mariposas nocturnas que diurnas y quizá esta era una de ellas y ya ha pasado a mejor vida. Confiemos en que no me haya dejado más recuerdo que esta entrada...

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  7. jajaja... no creo que fuera la misma, tal vez alguna de sus hijas aprendió el camino, no te extrañes de encontrarla otro día. Pero no será la misma, como nosotras. Me encantó tu relato. Besos

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    1. Seguro que era la misma, pues no creo que pueda haber dos mariposas tan grandes como esta.

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