16/10/21

Quejas


Fotografía de Granada Hoy

     

       Hace unos meses, el periódico IDEAL que recibo publicó en la sección de Cartas al Director una que guardé porque me llamó la atención. Se titulaba Quejas por la comida en el Maternal y la firmaba una señora cuyo nombre tengo aquí delante mientras escribo, pero que no voy a citar, a pesar de que su envío al periódico la hacía pública. Dice así:

 

      Sr. Director: Cuando vas a ingresar en un hospital sabes que la comida no va a ser precisamente de restaurante. Pero cuando ingresé para dar a luz a mi hija no me podía imaginar que tanto yo como mi pareja fuéramos a estar cinco días al borde de la desnutrición.

Sabíamos que corríamos un riesgo al pedir una dieta vegana, y cuando llegó el plato de brécol con patata y ensalada (así sin más) pedimos un cambio a un menú ovolácteo vegetariano para ver si mejoraba la cosa. Verá usted, no creía yo buena idea que mi última comida antes de un parto inducido de duración incierta fuera de unas 300 calorías, y nos habían dejado claro que las comidas sucesivas iban a ser por el estilo. Tras un parto de 24 horas, me esperaban otros cuatro días más hospitalizada, pero a pesar de poder ahora incluir lácteos y huevos, el menú no mejoró. Crema de verduras sin grasa (así lo ponía en la hoja de menú), ensalada y verduras rehogadas… De poco servían nuestras constantes quejas al personal, recordándole que apenas había proteínas en esas comidas y que yo necesitaba nutrirme para poder recuperarme y amamantar.

No fue hasta que decidimos dejar una queja formal por escrito que el personal de planta empezó a reaccionar. Todavía tuvimos que escuchar «es que si no coméis ni carne ni pescado, de dónde queréis sacar las proteínas». Pues hasta mi abuela lo sabe: legumbres, frutos secos, huevos y lácteos, que no deberían ser difíciles de incluir en un menú de hospital. No esperábamos comidas de estrella Michelin, ni siquiera mucha variedad, pero en 2021 y en una ciudad como Granada, donde la población vegana y vegetariana no es poca, esperábamos que el HMI tuviera unas nociones mínimas de nutrición. Ingenuos de nosotros, que nos creíamos que las cosas habrían ya cambiado porque estamos en pleno siglo XXI. Si van a ingresar en dicho hospital, ya saben, llévense víveres si no quieren desnutrirse.

      Hasta aquí la carta. Y os diréis que por qué me llamó la atención. ¿Verdad? Pues muy sencillo, porque ese mismo día había estado hablando con unas amigas de una obra social en un país americano a la que ayudamos periódicamente. Se trata de una casa de acogida que sostiene un grupo de mujeres de la Fraternidad de Foucauld, que acoge principalmente niños con sida y ya os podéis imaginar la cantidad de niños que han visto morir en sus brazos. Pero no acaba ahí la cosa. Esos niños padecen la enfermedad por contagio de sus madres al nacer y la única forma de evitarlo es haciendo la cesárea a la madre. ¿Y cual es el problema? Pues que la sanidad de ese país no cubre esas cesáreas y hay que pagarlas. Y ahí entramos nosotras y otras muchas personas de Granada aportando lo que podemos económicamente para que esos niños se salven de una enfermedad, que aquí puede ser crónica con tratamiento, pero allí es terrible. 

      Está feo que hable de esto, que presuma de lo que hago en favor de otras personas, pero es la única forma que he encontrado de expresar el rechazo que sufrí cuando leí esas palabras de una chica que da a luz a su hija en un hospital público. Gratis total, por supuesto.       

18 comentarios:

  1. Bueno, la Sanidad no es gratis sino financiada a partir de nuestros impuestos, como todos los servicios públicos, lo cual me parece excelente. Ignoro la organización nutricional en el centro hospitalario que se menciona en la carta, pero sí puedo explicar el funcionamiento en el Hospital San Jorge de Huesca, también de la Seguridad Social, en cuanto a las comidas de los pacientes. Cada día, el personal entrega a las personas ingresadas una hoja de menús de desayuno, comida, merienda y cena en la que cada cual marca aquello que desea ingerir, quedando exentas las personas que, por prescripción médica, llevan una dieta personalizada. Cada paciente confecciona su menú eligiendo, entre las propuestas, aquello que le apetece. Las dietas fuera de menú o del consentimiento facultativo se consultan con el personal de planta en el momento del ingreso, pero, salvo en el caso de veganismo, en los menús diarios hay suficientes elementos como para no elegir productos cárnicos. De todo ello puedo dar fe porque he estado durante años, con intermitencias, acompañando a una persona que entraba y salía del hospital habitualmente; una persona que, además, era bastante comedora y a la que, cuando lo solicitaba, no tenían inconveniente en subirle de cocina una fruta, un yogur, un zumo o un bocadillo fuera del menú.

    Lo que no me parece normal -si es cierto lo que se denuncia en la carta- es que un hospital no controle la comida de los pacientes y no se preocupe de avituallar convenientemente a las personas a su cargo dándoles los nutrientes necesarios y más cuando se realiza una solicitud formal. Otra cosa es que se pretenda comer de restaurante. Pero sí hay algo que no falta jamás en una clínica son las legumbres; o, al menos, no deberían faltar.

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    1. Yo no lo he comprobado personalmente, pero se por familiares y amigos que los hospitales públicos aquí funcionan igual que tú describes. Se elije menú y este es tan variado, que cubre todos los gustos y hasta los caprichos. Por eso me extraña la queja de esta persona y, como tú, dudo mucho que no hubiera en el menú legumbres y pienso que puede ser que esas legumbres no estuvieran preparadas exactamente igual a como las quería esta pareja o contenían alguna partícula de carne o grasa animal.

      Pero lo que a mí me ha llamado la atención y hasta podría decir que me ha escandalizado, es que, en el mundo global donde vivimos, una mujer reclame indignada tales exigencias y otra tenga que pagar para que su hijo no se contagie de una enfermedad mortal.

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    2. Ahí reside el abismo de este mundo global donde la desigualdad en todos los aspectos humanos puede llegar a costar la vida.

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    3. Hasta el extremo de que a mí me está creando problemas de conciencia el hecho de que esté cerca de recibir la tercera vacuna, mientras hay países que van por el 1% de su población...

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  2. Excelente iniciativa la que cuentas. Qué triste que la medicina estadounidense haya llegado a esos extremos donde las ganancias de las aseguradoras están por encima de la salud de las personas.

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    1. Debería haber especificado que se trata de un país suramericano, en donde, además de tener un sistema sanitario muy deficiente, la pobreza es extrema.

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    2. Había interpretado que era la tierra del tío Sam, donde el sistema de salud crea también muchas desigualdades.

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    3. Así es, pero quizá no hay tanta pobreza y sea más fácil tener un trabajo que conlleva el seguro de salud.

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  3. Los estados se gastan su presupuesto en cosas secundarias y se olvidan de los fundamentos de la vida: salud, educación y alimentación.
    Un abrazo.

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    1. Pero en este primer mundo nuestro, hay personas que cuentan las calorías de lo que comen... ¿La mujer americana enferma las contará? ¿Le parecerán pocas esas 300? ¿Contará las de su hijo?

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  4. La sanidad en España se está/la están degradando poco a poco, Feijoo está tratando de derivar a pacientes a centros privados.
    El hospital Isabel Zendal de Madrid, lo están desmantelado... ¿pasará esto en todas las autonomías?

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    1. No sabría decirte, pues no es el tema que me ha llevado a escribir esta entrada.

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  5. Desde fuera resultamos ridículos.
    Mucho.

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    1. Más que eso... Somos como para colgarnos de un olivo...

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  6. Parece que ser que tanto públicas como privadas hacen caso omiso de las necesidades de los internados. Feliz iniciativa la tuya. De aquí no tengo datos más que de los retrasos en la atención. Cariños

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    1. A ver. Se que con esto me voy a buscar enemigos, pero tengo que decir lo que pienso y no lo políticamente correcto.

      Yo creo que un hospital público tiene que atender las necesidades de sus pacientes... pero no los caprichos. En ese hospital hay un menú normal con elección de los platos, otros especiales para cada paciente por prescripción médica, otro vegano y otro "ovolácteo vegetariano", y hay nutricionistas que los han organizado, pero si una persona quiere algo tan especial que no se acomoda con nada de eso, lo mejor que puede hacer es pedir la comida de un restaurante, pues si se va a un hospital privado, lo más seguro es que encuentre que allí no se elige el menú.

      Y añado que cuando en un país hay personas en apuros a las que hay que alimentar, los caprichos -costeados por todos- sobran. Por pura conciencia.

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    2. No sé hasta que punto se puede incidir en la organización de una institución, tampoco creo que una persona tenga desnutrición por pocos días, por parto u otra complicación ocasional en su alimentación.
      Estoy totalmente de acuerdo con el último párrafo de tu respuesta.
      Deseo que estés bien. Beso

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    3. Es que, además, tenemos que ampliar el campo y mirar al mundo, como sugiero en el post. Por pura conciencia también.

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