5/11/21

Qué cómodos son los muertos...

 


      Hoy he estado en el cementerio y me ha dado por pensar en lo cómodos que son los muertos. Me refiero a que son cómodos para nosotros. Les damos lo que queremos y ellos se conforman, se callan, no nos reclaman más. Les damos nuestras flores (quien las lleve), nuestras oraciones (quien rece), nuestras lágrimas, nuestro recuerdo… Y nos quedamos en paz, con el deber cumplido. Otra cosa son los vivos. Una pejiguera los vivos, un fastidio. Los vivos piden, exigen lo que no queremos dar, perturban nuestra vida, la amargan algunas veces. Reconozcámoslo: No son nada cómodos los vivos.

      También es muy cómoda la Humanidad. ¿Qué es la Humanidad? Pues según el DLE, el género humano o conjunto de los seres humanos. Por tanto, si yo me preocupo en las Redes por los palestinos o los sirios, si levanto mi voz lamentando los inmigrantes que mueren en el Estrecho, si me indigno por las injusticias de la Justicia o el robo de los bancos, estoy preocupándome, lamentando, indignándome por la Humanidad. Hasta puedo llegar a salir en manifestación defendiendo una pensión “digna” o más puestos de trabajo. El no va más, vamos. Pero que cómodo es todo eso. Porque, mientras, puede ser que en nuestro propio bloque, en la puerta de al lado sin ir más lejos, un día huela mal y resulte que el viejo que vivía ahí lleva días –o semanas- muerto en el suelo de su cocina sin que nadie lo eche de menos. Pero no sentimos remordimientos, porque ese viejo no era nada nuestro, llevaba ahí al lado 30 años, pero no era nada nuestro. Era parte de la Humanidad… pero nada nuestro. El pobre no era palestino, ni sirio, ni inmigrante, ni los bancos le habían robado más de lo normal… No había por qué ocuparse de él. ¿No será, más bien, que era incómodo ocuparse de él? Esa maldita incomodidad de los vivos…


10 comentarios:

  1. Has metido en dedo en la llaga: el próximo no es siempre nuestro prójimo.
    Un abrazo.

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    1. Y todos los vivos somos víctimas de eso en alguna ocasión. Somos verdugos y somos víctimas...

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  2. De un reloj se oía
    compasado el péndulo,
    y de algunos cirios
    el chisporroteo.
    Tan medroso y triste,
    tan oscuro y yerto
    todo se encontraba
    que pensé un momento:

    ¡Dios mío, qué solos
    se quedan los muertos!


    Fragmento de Rima LXXIII de Gustavo Adolfo Béquer

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    1. También hay vivos que están solos. Con la diferencia de que los muertos ya no necesitan nada, pero los vivos sí.

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  3. Hay demasiada gente que funciona como dices, pero hay otra con conciencia que antepone a los vivos y ningún prójimo le es ajeno. Cada persona es un universo que no se puede uniformar porque el egoísmo y la solidaridad circulan por los mismos espacios aunque el primero sea más visible que la segunda.

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    1. En lo que digo caemos todos, yo la primera. Yo puedo estar muy sensibilizada con los problemas de los inmigrantes, pero no hasta el extremo de alojarlos en mi casa cuando se que tienen difícil el alojamiento. Conozco quien lo hace y a lo más que llego es a ayudar económicamente, pero ¿en mi casa? Noooo... Eso me sería muy incómodo. Mejor hablo de ello aquí... y en donde me dejen, levanto mi voz indignada, acuso a las administraciones, a los políticos, a los curas... Y me quedo con la conciencia tranquila porque ya he hecho todo lo que tenía que hacer. Pero el inmigrante sigue sin tener donde dormir y yo sigo teniendo camas vacías en mi casa.

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  4. No se trata tanto de hacer de tu casa un refugio para el prójimo sino de, en lo posible, colaborar para paliar algunas situaciones complicadas de otras personas, y esa colaboración puede darse de muchas maneras. En mi casa, se acogieron niños y niñas de Bosnia cuando la guerra y han pasado, también, criaturas saharahuis y ucranianas, además de conseguir contratos de trabajo para personas que querían venir a España. Tampoco es cuestión de hacer un listado de solidaridades, porque cada cual conoce sus propias circunstancias y la disposición que se tiene para actuar de una manera o de otra. Hay muchas maneras de implicarse. Tú misma colaboras con una ONG que actúa en el extranjero, que ya es bastante más que otras personas que, encima, despotrican de la inmigración y mantienen esa memez de que vienen a quitar el trabajo de los de aquí.

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    1. Indudablemente, hay muchos niveles de colaboración y yo he vivido niveles mayores en otros tiempos, pero ahora me veo limitada por la edad y las circunstancias, veo lo que hacen otras personas y pienso que me quedo corta, que tendría que hacer más y no acallar mi conciencia con unos donativos a los que sí se implican de verdad. Por eso, lo que intento diciendo lo de arriba es que no acallemos nuestra conciencia, que seamos conscientes de que no hacemos lo que debemos porque no podemos o no somos capaces, pero no nos quedemos tranquilos y con el deber cumplido.

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    2. Todo es cierto, valorable, descartable, posible según las circunstancias y momentos de la vida. A mi me alcanza con ayudar en mi entorno, según mis posibilidades actuales. Es todo un temazo. Saludos y cuidarse

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    3. Yo no quiero que me alcance, no quiero quedarme tranquila. En ciertas cosas, la paz es paz de los cementerios... como el de arriba.

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