Esta Navidad, un amigo me ha regalado un pandoro, eso parecido al panettone... pero que no es panettone, según leo en Internet. Ahí leo también lo complicado de su elaboración y, en la letra pequeña del envase, los ingredientes, selectos y caros. Días después, cuando el donante del pandoro me pregunta si me ha gustado, le contesto la verdad, como siempre, y le digo que está bueno, pero no mejor que una simple magdalena de aceite de oliva bien hecha, que se hace en 20 minutos y es mucho más barata.
Por el tono de su respuesta, deduzco que se ha puesto las manos en la cabeza y cruzo los dedos para que no pase por ella lo de la miel y el asno.
No conocía el pandoro, ahora ya se como es, aunque nunca lo he probado, el que si conozco, incluso tengo todavía un pedazo en casa es el panettone, esta Navidad, entre unos y otros nos hemos comido tres en casa. Y sobre la mil y el asno, te quedas con la miel, que además de que endulza, dicen que es antiinflamatorio, antioxidante y agente antibiótico.
ResponderEliminarYo tampoco había probado el pandoro y el panettone lo probé cuando el mismo amigo también me lo regaló, supongo que para ir educando mi gusto en estos productos "modernos". Modernos para algunos, claro, pues hay muchos que llevan años comiéndolos en Navidad, pero yo soy de pocas novedades en la comida y no se me había ocurrido probarlos.
EliminarAnda! me ocurre lo que a nuestro común amigo Jubi, que tampoco había ni oído hablar del pandoro. Se ve que el panettone fue mejor publicitado y es lo que aquí conocemos de los dulces navideños italianos.
ResponderEliminarjajajaja ya imagino la carita que podría el regalador de pandoros...
:-))
Un abrazo!
Al regalador de dulces italianos no le vi la cara porque estábamos por teléfono, pero me imagino su desilusión al ver mi poco entusiasmo por esas exquisiteces, pero como me conoce, sabe de mis gustos simples y tradicionales y confío en que no se lo tomara a mal.
EliminarEn realidad, lo que ocurre es que me está fastidiando que nos dejemos llevar por las modas y compremos lo quieren que compremos, lo que alguien en una empresa publicitaria ha decidido que debemos comprar. Ya hay varias generaciones que han aceptado que estos bizcochos son un dulce navideño "obligatorio", pero los que somos más viejos conservamos una cierta libertad crítica para poder preguntarnos: ¿Por qué?
ResponderEliminarEl panettone es una maravilla. Todavía no entiendo cómo puede tener el mismo sabor en todas las marcas. Por cierto, si no es por este post, hubiese seguido creyendo que PANDORO era una marca de panettone
ResponderEliminarPues ya ves que es un poco distinto, sobre todo en la forma, con esa estrella de ocho puntas que también me fastidia, porque me parece un robo de nuestra estrella tartesia.
Eliminar¿Y cuando a las magdalenas les ponen colores y las llaman CUPCAKES? Cosas modernas, mujer. Algunas están ricas y otras... Como la vida misma.
ResponderEliminarCosas modernas que no inventan nada, solo disfrazan las que había... sin mejorarlas.
EliminarPrimera vez que oigo lo del pandoro, pero el panettone, a pesar de que puedo vivir sin dulces, está bien bueno. Yo en tu lugar lo probaba otra vez... Comprendo que seas reacia a comprar lo que nos meten por los ojos, pero también hay que disfrutar de lo que se pueda.
ResponderEliminarEs que también está buena esa magdalena de ahí arriba, que la hace un panadero en su horno sin conservantes, colorantes, edulcorantes, potenciadores del sabor, etc. ¡Ah! Y sin envase de cartón que luego hay que llevar al contenedor azul...
EliminarUna buena magdalena no tiene complejos ante un panettone mi un pandoro....
ResponderEliminarPero las modas son las modas y ahora toca comer panettone. ¿Que tocará mañana?
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