No sé si estoy harta de ser vieja o de que haya tanto imbécil suelto. De vuelta a mi casa, paso por el super y hago una compra muy pequeña, que aprovecho para cambiar, pues pagando siempre con el móvil terminas no teniendo ni para el óbolo de la misa. El cajero esta mal de cambio, por lo que le ayudo con monedas para que solo me devuelva billetes y, mientras rebusco en el monedero, la señora que tengo detrás, bastante joven y más pija que un “cayetano”, me enseña su tarjeta y me dice: Debería usted aprender a pagar con esto, que es muy cómodo. Me quedo mirándola y no le contesto porque tendría que haberle dicho: Y usted debería aprender a meterse en sus asuntos. El muchacho de la caja, que me conoce y sabe como suelo pagar, tampoco dice nada, pero se sonríe.
Abundantes
Hace 3 días
Pronto se dejará de pagar con tarjeta y se tendrá que hacer con el movil, y seré el último que lo haga de esa manera, pese haber trabajado 40 años en Telefónica, no le tengo ningún cariño al movil, todo lo contrario lo odio con cariño. Mientras pueda, pagaré con dinero físico y si hubiera alguien que me dice lo que a tí, le diré que se meta la lengua en el culete.
ResponderEliminarYo no es que le tenga cariño al móvil, sino que me resulta útil y me facilita la vida. Incluso lo veo más seguro para las compras que llevar dinero encima o la tarjeta. El problema no es ese, pues lo que puso en evidencia la señora del super es que estaba convencida de que yo desconocía que se puede pagar con esa cosita de plástico que se llama tarjeta y yo estoy hasta la coronilla de que de la edad que tengo se deduzca lo que puedo hacer y el estado de mis neuronas. Entendería que se diera por hecho que no voy a correr una maratón, pero deducir el resto me parece hasta ofensivo. El otro día fui a vacunarme de Covid en un centro de salud del SAS y la chica de recepción me pidió el DNI, le dije que no lo llevaba y me soltó: "Y seguro que no se lo sabe"... Lo curioso es que tuve que repetírselo tres veces y cada vez más lento, pues al parecer era incapaz de marcarlo en su ordenador a otro ritmo, pero como era joven, yo no dudé de su competencia, sino del estado de su ordenador.
ResponderEliminarEl edadismo es otro modo de discriminar, a los abuelos nos toman por gilipollas.
ResponderEliminarEso... Que cada uno maneja sus asuntos como le da la gana y no hay que dar por supuesto nada. Es más, incluso llamarnos abuelos a todos también es pasarse, pues algunos no lo somos.
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