Foto de 20 minutos
Ha pasado ya un mes desde el desgraciado suceso del Madrid Arena y al parecer solo hay dos cosas claras: que se rebasó el aforo muy largamente y que una muchedumbre de jóvenes que hacía botellón en la puerta entraron en tropel saltándose los controles, porque empezaba la actuación de un disc-jockey famoso, y arrollaron todo lo que encontraron a su paso.
Dejando aparte la indignación de que se hayan perdido cinco vidas jóvenes por el afán de lucro de unos y la desidia de los que tenían que haber vigilado y no vigilaron, quiero fijarme en algo que no se me va de la cabeza desde el día 1 de noviembre. Pienso en esos 2.000, 3.000 o 4.000 jóvenes que se lanzaron ciegos hacía su objetivo, que encontraron un obstáculo humano y se amontonaron sobre él, puesto que las víctimas no están entre los que entraron sino entre los que estaban en el vomitorio intentando llegar hasta otras zonas del local. Y me pregunto: ¿nadie les pide responsabilidad a estos jóvenes? Y yo misma me respondo: no, porque no tienen nombre y apellido. Son masa, y la masa siempre es anónima. Pero resulta que la masa mata y hay cinco víctimas que sí tienen nombre: Belén, Cristina, Rocío, Katia y María Teresa.
Creo que el enfoque que le das a la noticia no se lo dio nadie, todo el mundo hace responsable al organizador de la fiesta, al Ayuntamiento, a los de seguridad, etc. etc. pero nadie nombra a ese montón de jóvenes que no piensan en lo que hacen ni en las consecuencias que sus actos puedan tener, y eso no quiere decir que yo encuentre disculpa para los que cité primero.
ResponderEliminarEs que con tanta corrupción y tantos fallos de "los de arriba" nos estamos acostumbrando a perder de vista que "los de abajo" también somos responsables en muchas ocasiones.
EliminarMenuda verdad que acabas de decir.
EliminarSolo sentido común.
EliminarLa masa lo es si se les permite. Un mes después siguen dando vueltas tratando de ocultar responsabilidades. Por descontado que son muchos los culpables y muchos de ellos componentes de esa masa de la que hablas, pero los hay con responsabilidades mayores y con sueldos a cuenta del presupuesto.
ResponderEliminarSaludos
Dices: La masa lo es si se les permite. ¿Es lícito hacer todo lo que se nos permite? ¿No debemos tener nuestro propio criterio? No niego que haya que pedirle responsabilidad a los que la tienen, pero que eso no oculte nuestras propias responsabilidades.
EliminarLa masa carece de consciencia cuando actúa cual marabunta; sólo es un pedazo de carne en pos de un rastro que sigue la manada. Ni siqiera es una suma de individualidades. Obviamente, nada de lo anterior justifica lo sucedido, pero precisamente porque se sabe hasta qué punto la masa pierde la capacidad individual de razonar, los promotores de este tipo de eventos y las autoridades pertinentes deberían adelantarse a cualquier circunstancia futura, prever incidentes y posibles y actuar en consecuencia.
ResponderEliminarEs tremendo que hayan muerto cinco personas por tal cúmulo de aberraciones.
Yo me pregunto si en este momento, cuando los que formaban aquella masa han recobrado su individualidad, alguno se siente culpable y hace el propósito de no ser masa nunca más.
EliminarResulta imprevisible la reacción individual cuando se ha dejado de pertenecer a la "homogeneidad" desencadenante de la situación. Supuestamente, el cerebro actúa para paliar el sentimiento de culpa y el individuo se refugia en su "situación de impotencia ante la masa". Esto no lo digo yo; lo leí en un estudio sobre Piscología de Masas que realizaron expertos tras la tragedia del estadio de Heissel, donde murieron aplastadas treinta y nueve personas. Aunque en este caso fueron detenidos e inculpadas varias personas cuya actuación violenta tuvo como consecuencia el tumulto y la muerte.
ResponderEliminarSe han dado muchos sucesos de estos en los que la masa se desborda empujada por el pánico a causa de una alarma, una pelea o cualquier otro motivo y, una vez presa del pánico, ya es incontrolable. Sin embargo, en este caso me ha llamado la atención que no hubo pánico ni estampida. Simplemente quisieron entrar y utilizaron la fuerza de su número para superar los obstáculos. Eso, a mi juicio, los convierte en culpables porque pudieron optar por hacerlo o no hacerlo.
EliminarUn caso cercano (a todos)y nunca resuelto:
Eliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Rep%C3%BAblica_Croma%C3%B1%C3%B3n
Recuerdo perfectamente este caso porque no hace muchos años y por la cantidad de víctimas que hubo, pero entonces la mayoría de las personas murieron por intoxicación a causa del humo y de las materias tóxicas en combustión, no como en el Madrid Arena que fallecieron pisoteadas por los que pretendían entrar. Coinciden en que había más personas de las que admitía el local, lo que en ambos casos empeoró la situación.
EliminarEn este caso no estoy de acuerdo con tu planteamiento, imagina que en un rio se está celebrando un acontecimiento y todos quieren estar en el puente para ver como se desarrolla, van llegando más o menos pacíficamente pero al final para no perder detalle se van amontonando en las barandillas y estas se rompen por exceso de personas apoyadas o se hunde en puente por exceso de peso y luego todos son cábalas para decir que el puente o las protecciones no han resistido y que las autoridades no han montado el dispositivo apropiado para no permitir la avalancha de espectadores. En mi caso posiblemente nadie sea culpable directo de lo ocurrido, pero deberían de haberlo previsto y no dejar pasar al mirador tal cantidad de gente.
ResponderEliminarCon respecto al Arena, creo que la "masa", no fue consciente de lo que podía ocurrir, simplemente trataron de escuchar al famoso D.J. que empezaba su actuación.
Me parece que el caso que expones no tiene nada que ver, pues en el puente las personas van entrando pacíficamente, mientras en el Madrid Arena entraron en avalancha. Si lo hubieran hecho pacíficamente, cuando se encontraran con los que iban en dirección contraria se hubieran parado... y punto, nada habría ocurrido.
EliminarNo podemos culpar a los copos de nieve por las víctimas que produce un alud, no está en su naturaleza ser alud, sólo son copos.
ResponderEliminarCuando se construyen sitios donde se congregará la gente hay fórmulas y métodos que preveen todas estas posibilidades: anchos de puertas y escaleras, altura de escalones, tiempos de evacuación, pendientes y escapes, materiales peligrosos, iluminación y barras antiavalanchas, entre muchas otras cosas. Cuando hay víctimas como en este caso, suelen revisarse los planos por primera vez con seriedad sin tener en cuenta los factores económicos muy dominantes al momento de realizarse una obra u organizarse un espectáculo... es entonces cuando se "descubren" los errores.
La ciencia estadística tiene muy estudiado el fenómeno de la masa y el punto crítico de estallido es perfectamete simulable en ordenador cuando se diseña un estadio o sitio de concurrencia masiva. Lo opuesto a la masa también es calculable y se conoce como "Sabiduría de la multitud"
La diferencia de este caso con otros muchos es que no ha habido pánico, ni estampida, nada que descontrolara a esa multitud de personas, que se descontrolaron por propia iniciativa. Quisieron entrar gratis y se lanzaron en tromba. Solo eso. El local probablemente estará ahora siendo estudiado, pero yo creo que no hay local preparado para eso, para que la gente entre en avalancha, no para que salga, que es lo normal y lo previsible. Lo normal es prever la evacuación, no defenderse contra la invasión. Y conste que no defiendo ni al Ayuntamiento de Madrid, dueño del local, ni al organizador que, además, se da el caso de que, aun imputado, está vendiendo entradas para otra macro-fiesta en fin de año sin decir siquiera donde se va a celebrar.
Eliminar¡Ah! Y esa multitud no fue nada sabia....
Para entenderlo bien... puedes leer "Masa y Poder" de Elias Canetti.
ResponderEliminarDebe ser interesante, sobre todo eso del impulso de destrucción aplicado a este caso. Aquí no se trató de cristales sino de personas, pero eso es solo cuestión de grados.
EliminarLo mismo comentábamos nosotros, que además de las otras responsabilidades también habría que pensar en los que entraron por la fuerza, pero eso no parece importar a nadie.
ResponderEliminarAl día siguiente, en el autobús, comentaban dos jóvenes de 16 años cómo iban a ir a un concierto en mayo próximo. En aquél entonces eran ya tres las fallecidas. Los jóvenes no piensan; los adultos tampoco. Y la culpa siempre es de otro.
Llevamos ya muchos años en que las responsabilidades siempre se elevan hacia las autoridades y se diluyen las personales. Y así nos va. Así las nueva generaciones se están educando en una especie de limbo en el que ellos nunca son culpables de nada, solo víctimas.
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