Como estos días hemos estado a vueltas con el Vaticano y con las campanas, he recordado algo que contaba un profesor de la Facultad de Teología. Decía que antiguamente se celebraban en la basílica de San Pedro de Roma misas simultáneas en los distintos altares, pero como no todas empezaban al mismo tiempo ni llevaban el mismo ritmo, cuando a la hora de la Consagración se tocaba la campanilla se producía un campanilleo incesante en toda la iglesia, por lo que el Papa ordenó que se silenciaran las campanillas quitándoles el badajo.
Y añadía el profesor: Eran, por tanto, unas campanillas simbólicas… y sin bolicas
Muy buena la anécdota.
ResponderEliminarPero yo creo que no hubiera sido necesario quitarles el badajo, bastaba con no tocar la campanilla.
Si tocar la campanilla en la Consagración estaba en el ritual de la misa, eso era sagrado y no se podía cambiar facilmente. Por eso he puesto aquí esta anécdota después de lo anterior, para que veamos lo difícil que es cambiar las costumbres en la Iglesia y a las situaciones absurdas que conduce esta resistencia a los cambios.
EliminarPues si una cosa tan sencilla es problemática cambiarla ¿qué podemos entonces esperar que cambie?
EliminarNo hay que desanimarse, que siempre hay atajos como este de quitarle las bolicas a las campanillas.
EliminarCuriosa la anécdota, pero podía haber llegado a ser divertido tocando con muchas campanillas, aunque en algún caso de tanto tocarlas se llegan a romper.
ResponderEliminarEso ya no es una campanilla, sino un "campanillón" muy respetable....
EliminarEl "campanillón" es la campana más grande del mundo se llama Tsar Kolokol, se rompió durante un incendio en 1737, pero mejor siguiendo este enlace...
EliminarCon respecto a "lo difícil que es cambiar las costumbres en la Iglesia", ya he visto un primer y gran cambio en el balcón Pontificio.
Por algo se empieza....
EliminarAquello debía ser como cuando uno tiene que sufrir a una orquesta o una banda de música durante un cuarto de hora afinando los instrumentos. Con frecuencia el silencio es reparador.
ResponderEliminarBesos
Pienso también que las campanillas, que estaban pensadas para llamar la atención en el momento de la Consagración, sonarían también en otros momentos menos apropiados distrayendo a los fieles.
EliminarEste es tanguista, en vez de quitarle bolas le va a echar, y si no se deja la monja se casa con ella pa convencerla, ya verá ya...
ResponderEliminarBastante tiene con lo que tiene....
EliminarTintinabulum crebro pulsare quando calicem consecrare
ResponderEliminarsi non placet facere non valet.
No diría yo tanto, pues ya sabemos que Abusus non tollit usum.
Eliminar...pero el campanilleo está ya en desuso, ¿no?
ResponderEliminarSí, ya no se utiliza apenas, aunque hay ciertos grupos conservadores en la Iglesia que las siguen usando por aquello de la tradición y también en misas muy solemnes en la catedral las he oído alguna vez. Y lo que tampoco se hace por ser absurdo, es celebrar varias misas a la vez dentro del mismo templo.
EliminarLo de las campanillas se oye a veces, es cuestión de buscar una iglesia con un cura mayor. Lo de la prohibición del badajo es muy curioso, teniendo en cuenta el número de altares de San Pedro aquello debía ser un jaleo de narices.
ResponderEliminarIglesias con un cura mayor son todas o casi todas, porque la edad media del clero debe estar rondando los 70. El problema de tocar las campanillas está también en que para eso hace falta un monaguillo vestido de rojo con su roquete, que es lo que queda decorativo, pero ahora en las iglesias casi siempre son las mujeres las que ayudan y una señora de pelo blanco tocando las campanillas no es lo mismo, como que no hay color.
EliminarQuita, quita, que en mi pueblo el mosén es un cuasi cincuentón a lo Wanted Jesucristo que lo mismo reteja la iglesia que se disfraza de torero en carnaval. Eso sí, las feligresas habituales tienen suficiente edad para ser, casi, casi, sus abuelas, será por eso que se apunta a todos los eventos organizados por quienes no pisan la iglesia salvo en bodas, bautizos, comuniones y entierros. Y bien se le vale, porque cuando hay que musicar alguna misa los tañedores y tañedoras son, mira por dónde, de la corriente agnóstico-atea.
EliminarPues vaya suerte. Si no me cogiera tan lejos me apuntaba a esa parroquia, porque por las que tengo alrededor no hay más que seniors a punta de pala.
EliminarLos mejores profesores son los que saben explicar lo que no viene en los libros. Al final es lo que mejor recordamos.
ResponderEliminarSobre todo si las clases son muy densas, estas cosas relajan y las hacen más amenas.
EliminarQué de anécdotas conoces, amiga.
ResponderEliminarYa sabes que los viejos recordamos mejor las cosas antiguas que las recientes...
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