Se me están yendo todos a un tiempo. Me refiero a mis referentes ideológicos y culturales, a las personas cuyo pensamiento y conocimientos han sido la base sobre la que se sustentaba gran parte de mi ideología y cultura.
Primero, y a nivel local, el pasado 6 de diciembre se nos fue el profesor Nicolás María López Calera, a quien había visto por última vez en una conferencia meses antes sin saber que entonces ya estaba muy enfermo.
Poco después, el 23 de febrero me sobresaltó la inesperada muerte de Cristina Viñes, la historiadora enamorada de la historia de Granada, que profundizó en ella y no perdía ocasión de divulgar sus conocimientos y ponerlos al alcance de todos.
Y por último, en este mismo mes, el día 8, nos ha dejado José Luis Sampedro, un contracorriente genial al que todos vamos a echar de menos.
Se han ido los tres como antes se fueron otros y hoy siento algo así como un vértigo, como si me quedara sin apoyo al borde del precipicio.