Aunque ahora están prácticamente desaparecidos, hubo un tiempo en que los rapsodas o recitadores llenaban teatros, en donde el público pagaba su entrada y se emocionaba oyendo recitar poesía durante dos horas, unas veces acompañada por música y otras a palo seco. También en los programas de televisión, que podríamos llamar de variedades, era bastante frecuente que, tanto rapsodas como actores, recitaran poemas, entre los que eran casi inevitables muchos de Rafael de León o La nacencia de Luis Chamizo.
Y hoy, precisamente, se cumplen 14 años de la muerte en Granada de Manuel Benítez Carrasco, rapsoda y poeta, que llevó su voz y su poesía al otro lado del mar, que vivió allá y acá, hasta que vino a morir en la tierra que lo vio nacer, en el Albaicín de las acacias en el aire que acogió sus cenizas.
En Historia y Antología de la Poesía Española dice Federico Carlos Sáinz de Robles: Dentro de la lírica del neopopularismo, posee una voz propia, una humildad cálida, un colorido espléndido de gamas y matices. Y añade Antonio Carvajal en el Diccionario de Autores Granadinos de la Academia de Buenas Letras de Granada: El neopopularismo, cuando no directamente folklorismo, de la poesía de Benítez Carrasco puede apreciarse en los temas, el tono y el empleo de estrofas de corte popular, en ocasiones directamente las propias del cante flamenco, aunque también cultivará las estrofas de tradición culta como la décima o el soneto. La poesía de Manuel Benítez Carrasco está concebida ante todo para ser recitada en público, lo que redunda en su carácter eminentemente oral y, en ciertas ocasiones, efectista, que parece buscar el aplauso.
En 1998 recibió la medalla de Hijo Predilecto de la Ciudad de Granada, en donde una Tertulia Literaria que lleva su nombre tiene como principal objetivo potenciar la difusión y el conocimiento de la personalidad, vida y obra del poeta granadino.
Nota. No he querido incluir en este breve recuerdo la biografía y la obra de Benítez Carrasco porque es fácil encontrar en la Red todo tipo de datos sobre él y multitud de vídeos y documentos sonoros, de forma que quien tenga más interés puede ampliarlo y conocerlo más a fondo.
Mientras hay sensibilidad y poetas que lo sientan afortunadamente no morirá la poesia. Un arte nada fácil y admirable. Eterno diría yo.,
ResponderEliminarUn abrazo
La poesía no morirá, pero lo que sí parece estar en horas bajas es la poesía recitada por los rapsodas.
EliminarTodo en esta vida tiene sus momentos de horas bajas y los rapsodas están pasando ahora por ellas, pero quizás vuelvan a su esplendor pues la poesía aunque a veces parezca olvidada nunca se va del todo.
ResponderEliminarDejo un fragmento de un poema de Benítez Carrasco que me impresionó mucho por la dureza con que lo describe que produce mucha pena, pero que es un bello poema. Se titula "El perro cojo"
Con una pata colgando,
despojo de una pedrada,
pasó el perro por mi lado,
un perro de pobre casta.
Uno de esos callejeros,
pobres de sangre y estampa.
Nacen en cualquier rincón,
de perras tristes y flacas,
destinados a comer
basuras de plaza en plaza.
Como dice Carvajal, su poesía es simple pero muy sonora y efectista, para que pueda ser entendida al oirla. Por eso también sus poemas son largos y poco propios para publicarlos aquí, pero dejo el final del poema que más me gustó siempre de él.
EliminarLa barca...la barca...
con sólo decir... la barca...
huele a marisma la boca
y sabe a sal la palabra.
Así...La barca...la barca...
con sólo decir... mi barca...
¿Qué cuánto quiero por ella?
¡Mi barca no es sólo barca!
La poesía, nunca ha sido algo que me haya llamado la atención, se conoce que mis genes eran de tuercas, tornillos y aparatejos donde me podía mover más a gusto. Hoy acabo de escuchar, leyendo a la vez la poesía de M. Benítez Carrasco :
ResponderEliminarPlaceta del Salvador,
tres acacias en el aire
y mi madre en el balcón.
La torre, con ser tan alta,
no lo era mas que mi voz,
ni eran sus campanas tan...
tan campanas como yo.
A pájaros y veletas
siempre ganó mi canción,
y sobre todas las cosas,
la felicidad mayor
sin darle importancia apenas,
Dios vivo en mi corazón...
Lástima que ya no haya acacias en esa placeta.
EliminarPerdón. Ignoro si son acacias, pero en esta placeta hay árboles, me he colocado delante de la hamburguesería y he mirado hacia atrás en la dirección contraria que hay en la foto que me enseñas.
ResponderEliminarTe dejo la imagen de Google, pero si giras verás un bar abierto y la mencionada hamburgesería cerrada, luego no me equivoco.
La fecha que está tomada es abril de 2013, son tres árboles dentro de la placeta, aunque uno se les ha secado.
Como hace mucho que no subo al Albaicín, no te puedo decir. Habría que preguntarle a Landahlauts, que hizo la foto. De todas formas, el propio poema dice:
EliminarPlaceta triste del mundo,
placeta del Salvador
Ya no están tus tres acacias
ni mi madre en el balcón.
Es muy cierto cuanto dices. El rapsoda ocupó un lugar entre la nómina de artistas de los espectáculos de variedades. De hecho la poesía nace para ser transmitida de forma oral, favorecida por rimas y metros que la hacen más reconocibles y retentivas al oído. Ahora cambiaron los gustos, pero asombra la cantidad de tertulias y encuentros donde se prodigan los rapsodas abriéndose un espacio. Benítez Carrasco también tiene poemas de verdadero calado no popular, pero su dedicación a la proclamación le empujaba hacia ese género.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto que hay tertulias literarias con recitados de poemas y también presentaciones de libros, en las que el propio autor los lee, pero yo me refiero a la poesía declamada como espectáculo y eso ya no se da. En lo que te doy la razón es en que los rapsodas o recitadores son herederos de los antiguos trovadores y juglares, que difundían los poemas de forma oral cuando la mayoría de la gente no sabía leer ni tenía acceso a los libros.
EliminarLo de ahora es peor, la gente sabe leer y tiene acceso a los libros, pero no leen. Y menos poesía. Por eso no estaría mal que alguien se la recitase.
EliminarLo malo es que tampoco saben -o quieren- oír poesía.
EliminarMás que faltar rapsodas, de lo que andamos escasos es de escuchantes. Leí hace tiempo que esta cultura de la inmediatez nos vuelve menos constantes. Cualquier cosa que requiera concentración, prestar atención por nuestra parte, la dejamos a un lado. La vida se está volviendo demasiado fácil. Lo queremos todo ya, bien mascado.
ResponderEliminarDe ahí que, en este momento, la literatura que tiene éxito, los libros que se venden, son esos "tochos" tremendos en los que ocurren muchas cosas, en los que la acción no deja espacio para la reflexión.
Eliminar¡Qué difícil es encontrar hoy un buen libro!
EliminarPues haberlos, haylos, pero ahora se piensa que son aburridos. Así describió hace poco una amiga, muy lectora de best seller, algunos libros que yo le mencioné, lo que me hizo recordar los comentarios anteriores.
EliminarLos raperos son los rapsodas de ahora
ResponderEliminarrap es la raiz
Es posible, pero yo los veo más semejantes a los troveros que improvisan sobre la marcha, mientras los rapsodas recitan poemas escritos previamente.
EliminarTambién aquí es raro poder asistir a un espectáculo con recitadores o rapsodas.Pero también tuvimos una declamadora que, sin ser poeta, nos supo trasmitirla emoción de los autores que interpretó.
ResponderEliminarBerta Singerman no nació en Argentina paro vivió aquí desde niña y se proyectó al mundo con su arte. No pude nunca verla en vivo, pero ya de niña la escuchaba por radio y pude verla en cine o en TV.
Te dejo un enlace de su interpretación de Capricho de Alfonsina Storni
http://www.youtube.com/watch?v=2nwxEsJtN3U&list=PLF846E457FEC45C90
Me suena mucho el nombre y quizá es que la vi en televisión o en alguna de las películas que rodó. En su biografía no dice que viniera a España, pero sí a Europa y lo lógico es que actuara aquí por razón del idioma.
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