3/10/15

Doscientos gramos de jamón





     Entro en una tienda céntrica de alimentación y me encuentro con que, al lado de la caja, una señora mayor yace tendida en el suelo al parecer sin conocimiento. Dos señoras están a su lado, una registra sus bolsillos supongo que tratando de identificarla o llamar a su familia y un chico joven habla por el móvil con el 061. Mientras, como el mostrador es largo, los dependientes siguen atendiendo a los clientes y estos siguen comprando. Yo me acerco a la señora por si la conozco y puedo ayudar a identificarla, pero como me resulta completamente desconocida, salgo de la tienda. No puedo pedir 200 gramos de jamón mientras un ser humano quizá agoniza a mi lado. 

16 comentarios:

  1. La verdad es que fue una situación desagradable pero que deja claro que para algunos la vida sigue pase lo que pase a su alrededor, si no te conocen, no eres nadie para ellos y por lo tanto no hay por qué interrumpir los planes. Sólo las personas sensibles sienten respeto y si los cambian.

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    1. Yo miré a la gente y no entendí como podían acercarse a la caja saltando los pies de la señora.

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  2. Cada vez nos volvemos más indiferentes e insensibles con nuestros semejantes, En ocasiones por no querer ver lo que les puede estar pasando, en otras pensado que se desmayan simplemente para volver a levantarse al momento y pedir dinero, o en otras por pensar que están borrachos.

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    1. En este caso sería lo primero, pues no creo que nadie viera en aquella señora una pedigüeña ni una borracha.

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  3. Hay quienes, como tú, trastocan sus planes por consideración a otro ser humano doliente y quienes siguen transitando por lo cotidiano sin alterar sus planteamientos porque siempre hay otros que toman las riendas de la situación. Las actitudes del paisanaje nunca son uniformes; hay personas incapaces de comer mientras la televisión desgrana informativos sembrados de tragedias y otras que combinan cada bocado con imágenes truculentas.
    La grandeza y la bajeza del ser humano vienen siempre en monodosis.

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    1. En realidad, yo también dejé el asunto en otras manos, pero pensé que no podía añadir nada a lo que ya estaba teniendo. Es una forma de mirar las cosas friamente,pero sin ser insensible a ellas.

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  4. Nos hemos vuelto insensibles. Y se puede ver en esos pequeños detalles... o en aquellos que "aprovechan" el paso de una ambulancia para ir detrás, saltándose un atasco....
    O en aquellos que aprovechan un accidente de tráfico para "coger" lo que transpotaba del camión implicado. "Hubo quien se llevó hasta sandía llenas de sangre", contaba un sanitario que estuvo allí...
    Despreciables.

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  5. Empatía, falta de identificación con el prójimo de una manera que a mi parecer es alienante. Propondría un experimento: se lleva a todas las personas que estuvieron presente en lo que usted cuenta a un cine, y se les pone un dramón de película... Estoy seguro que se conmovería como mínimo un porcentaje de personas mayor que el de la tienda. Si en lugar de eso, les pone a la Belén Esteban o algún otro famosete contando alguna de las suyas... ni le cuento. Es como si al igual que en los programas de televisión, tuviera que haber alguien que dijera al público "aplauda", "llore", "diga ohhh"...

    Triste por partida doble.

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    1. Hoy me decía una amiga en un correo hablando de este post: Y fíjate que si esa indiferencia pasa aquí con la gente que te rodea ¿cómo pretendemos sentir algo por la gente que sufre mucho más lejos a la que ni siquiera conoces ni ves? Estoy de acuerdo con ella pero hasta cierto punto, pues me parece que ocurre como con lo que tú mencionas de quien se conmueve por un dramón en el cine más que en un caso como el que narro. A lo que voy es a que quizá nos conmovemos más por alguien lejano que por algo que ocurre delante de nosotros. ¿Por qué? Pues porque lo lejano no nos compromete, está lejos, no nos corresponde a nosotros solucionarlo,mientras en este caso, si no hubieran estado aquellas personas atendiéndola, me hubiera tocado a mí estar con ella, buscar a su familia o llamar a la urgencia. Y eso es bastante más duro y desagradable que hacer una transferencia en el banco para los refugiados, las víctimas de un desastre... o lo que toque.

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  6. he visto casos semejantes con semejante comportamiento en este inhumano madrí, pero no hace mucho en el pueblo de uno de mis amantes según llegábamos con el coche atrevesando la plaza, estaba una persona con una lipotimia, o una bajada de tensión, y había 70 u 80 persomas allí, (estaba medio pueblo y parte de las gallinas, es un pueblo pequeño, muy pequeño), la afección es totalmente distinta. Que te bajes del coche y preguntes quién, cómo ha sido, precendentes, su familia..., y te intereses por cuanto está tardando la ambulancia desde que se le llamó, es lo menos que te piden que hagas..., lo cual te garantiza que si vas recogiendo espárragos, y fueras la persona afectada, 1º alguien te echaría de menos, 2º una vez localizada te socorrerían en el momento en lo que pudieran, ¡SEGURO!
    Echamos sobre las espaldas del estado, algo que no quiere llevar el burro., y pasa lo que pasa.
    Un saludo


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    1. Seguro que a ese pueblo no ha llegado aun el progreso... Yo vine a esta casa hace 40 años y entonces nos conocíamos los vecinos. Sin estar siempre de visiteo, pero se sabía quien aumentaba la familia o el que estaba enfermo y, cuando alguien moría, toda la casa estaba en el entierro. Ahora se muere alguien y, como mucho, van al entierro los de su planta y eso si son mayores, pues si son jóvenes ni se enteran. Las parejas jóvenes que han llegado últimamente quizá saludan en el portal, pero en el ascensor miran al techo o revisan la correspondencia que han cogido del buzón, así que poca ayuda se puede esperar de ellas en caso de apuro, pues ni siquiera saben si eres una vecina o si pasabas por ahí.

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    1. Sin llegar a eso, todos los días estamos leyendo noticias de que han encontrado muerta en su casa a una persona y los vecinos no se dan cuenta hasta que les llega el olor. Nadie la echa de menos, nadie se preocupa si no la ven...

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  8. La diferencia es que tú podías volver más tarde a por el jamón, pero ella... La sociedad nos está deshumanizando sin remedio y cada vez somos menos sensibles y más egoístas. Es un proceso que me parece irreversible.

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    1. Pues no te creas, no volví. Se me habían quitado las ganas de jamón.

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