Imagen tomada de IDEAL.es
Sabéis que no me gusta mucho tratar aquí temas políticos, pero este no lo es aunque vayamos a hablar de políticos, sino que es más bien sociología de vía estrecha, a la que soy tan aficionada, o también memoria histórica.
Y me voy a referir al revuelo que se ha armado estos días con la sesión constituyente del Congreso tras las elecciones, al show de Bescansa y su bebé lleno de lazos, a las rastas de uno y la ropa informal de “los nuevos”. Pero resulta que viendo todo esto en la tele y leyendo prensa, me digo: Esto ya lo he vivido. Y así es.
En las primeras Cortes Generales de la Democracia, aparecieron en el hemiciclo las chaquetas de pana de socialistas y comunistas, las camisas de cuadros y el sincorbatismo, y se armó el mismo revuelo que ahora, la misma expectación. Comentarios en los periódicos, la gente en la calle que hablaba de que eso no era forma de estar en el Congreso y Emilio Romero diciendo sorprendido en su columna que Felipe González hablaba bien, en gitano, pero bien. O sea, en andaluz, que al parecer era un idioma extraño en la Carrera de S. Jerónimo.
Pero pasó el tiempo, las chaquetas de pana se les fueron quedando estrechas, las camisas de cuadros demodés y pasamos a ver trajes y corbatas. Y hasta Camacho, “el metalúrgico de hierro” abandonó los jerseys gruesos de cuello alto que le tejió su mujer para no pasar frío en la cárcel.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que si la vida me da margen, estoy segura de que veré a Coletamorada con traje oscuro y corbata, igual que ya he visto a Ada Colau acompañando a la Preysler con una ropa tan formal y tan de vestir que no creo que la llevara así ni en su boda.
Al tiempo.
Cosas veredes, Sancho, que farán fablar. Sí, cosas veremos que darán mucho que hablar y sin embargo para estas novedades creo que podemos aplicar eso de "no hay nada nuevo bajo el sol", lo que pasa es que a veces a los mortales se nos olvida lo que pasó hace años y por lo tanto creemos que todo es nuevo.
ResponderEliminarEs que todos estos que ahora creen que están rompiendo moldes, estaban entonces como el bebé de los lazos y no se enteraban de nada.
EliminarLo malo es que me pega que ahora tampoco se están enterando de mucho.
EliminarEs que ahora se da poca Historia en los colegios.
EliminarY otra cosa muy a tener en cuenta, el servicio militar obligatorio en época de Aznar, exactamente el 31 de diciembre de 2001, pasó a ser voluntario, es decir el 1 de enero de 2002, las Fuerzas Armadas españolas empezaron a ser absolutamente profesionales, integradas por personal voluntario.
Eliminar¿Que quiero decir con esto? Que aunque fuera a base de palos, te enseñaban a ser puntual, a ir correctamente vestido, a no llevar ni un solo botón desabrochado (en ocasiones para pasar revista el botón que se había desprendido lo sujetábamos con alambre), el pelo todos igualados, el que se lo quería dejar más largo rápidamente pasaba por peluquería y se lo dejaban a lo mínimo que se pudiera, tampoco de manera voluntaria se podía uno dejar el pelo al cero, yo lo tuve una temporada, pero con permiso por escrito del teniente médico, ese permiso, me tocó enseñarlo más de 50 veces, la ropa limpia y planchada, aprendimos a planchar sin plancha a fregar las enormes perolas sin nada de agua y quedaban impecables... y así te podría enumerar muchas normas y obligaciones que ahora se desconocen.
Se decía de siempre que había que ir a la mili para "hacerse hombre", así que a los de ahora que no han ido, a algunos les falta un hervor.
EliminarYo no era entonces partidaria del ejército profesional, pues ya se sabía que estaría nutrido por los que no tienen acceso a otras profesiones por falta de medios. Lo habíamos visto en otros ejércitos profesionales como el de EEUU.
EliminarResumen: «Todo lo malo se pega»
ResponderEliminarO: Los pueblos que olvidan su Historia, están condenados a repetirla (Cicerón)
Eliminarveo que usted no olvida a Emilio Romero cronista bien afilado, verdugo de verdugos, y que lo ha aplicado fantásticamente, era "gitano", Don Emilio quiso llamarlo gitano, por su verbo embaucador y lo hizo.
EliminarYo apuesto a que va a tener usté razón, y tiempo para ver a coletamorada con traje, si la nueva cervatilla que se acaba de echar, dice que con traje, será con traje.
En lo que sí han cambiado las cosas es en que ya no hay cervatillas que le griten a coletamorada en un mitin: Pablo, capullo, quiero un hijo tuyo...
EliminarPoco tengo que añadir, pues le garantizo que en este caso, no solo no disiento si no que suscribo una por una todas sus palabras. El miedo a lo nuevo, la defensa ante ello de la adormecedora confortabilidad, de la costumbre a que estén los acostumbrados, etc, etc... es uno de los cuentos que tiende a repetirse de en cuanto en cuanto. El otro es aquél de que, con el tiempo, efectivamente, veremos a coletas con traje y corbata, el pelo debidamente recortado y tomándose un cubata con la ppera de turno; y a la Bescansa escandalizada por la falta de formas de quien les venga por detrás...
ResponderEliminarAl fin y al cabo, y eso es algo que se sabe muy bien, aquello del Gatopardo de Lampedusa de que todo tiene que cambiar para poder seguir estando igual, es algo que viene muy a cuento de todo esto.
Por ello, los que ya tenemos historia, somos más escépticos. Dicen que es el conformismo de los años, pero no, es saber que debajo de unas formas diferentes hay siempre lo mismo. O, incluso, algo peor.
EliminarPues seguramente lleves razón y la mise-en-scène dure lo que tarde doña Celia Villalobos en pasarse la liendrera para comprobar que ninguna colonia de piojos ha instalado su cuartel general en la coronilla de su "juguetona" Señoría.
ResponderEliminarLes durará lo que tarden en darse cuenta de que las ideas van por dentro, no se compran en Zara.
EliminarLa pregunta es si en el tiempo que tardan ellos en vestirse adecuadamente (después de todo nos representan a todos) podremos los demás seguir vistiendo lo que nos parezca o tendremos que tirar de fondo de armario y volver a lucir coderas y rodilleras.
ResponderEliminarA mí me fastidian mucho las poses y pose son las camisas de coletamorada, con la manga doblada siempre hasta el mismo sitio, ni un centímetro más ni uno menos. Aunque esté helado y, en cuanto se meta en el coche se ponga un buen abrigo.
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