Llevamos ya casi tres meses de crisis sanitaria y confinamiento y, a lo largo de este tiempo, hemos oído y leído muchas veces que de esta vamos a salir mejores y más solidarios. Sin embargo, ahora que medio se ve el final del túnel, me temo que la cosa no va por ahí. No estamos saliendo mejores, sino todo lo contrario. Empezando por los políticos (que mejor no entremos en eso), siguiendo por las Redes y terminando por nosotros mismos y los que nos rodean. No se si es que estamos nerviosos, cansados de confinamiento, si es que esta situación nos ha hecho sacar del armario nuestra ideología y nuestros sentimientos ocultos o, sencillamente, que somos cada día peores. Han pasado tres meses y somos peores que hace tres meses.
Y lo digo con toda la autoridad del mundo, pues en estos días he sufrido una agresión verbal y escrita de un vecino, como nunca pensé que pudiera sufrirla de alguien que se supone educado y hasta intelectual. Lo que me lleva a plantearme –de nuevo- una serie de cosas y hacerme una serie de preguntas.
Echo la mirada atrás y veo que las mayores agresiones de este tipo se me han dado precisamente rondando o pasados los 80. ¿Significa eso que se deben a mi vulnerabilidad como anciana? ¿O a que estoy sola, sin un hombre que me respalde? ¿Significa que ciertas personas se ensañan, precisamente, amparadas en su impunidad, en mi ausencia de respuesta? Un amigo joven me dice que no, que es que “la gente” ahora es así, que la vida va en ese sentido. Y yo le contesto que, entonces, no me gusta esta vida, no creo que valga la pena vivirla.
No creo que salgamos mejores ni muchísimo menos, hablo en líneas generales, la crispación, la ansiedad y las salidas de tono se están apoderando de todos los medios de comunicación y de la mayoría de nosotros.
ResponderEliminarEl 19 de Abril volvía a publicar en Facebook con el siguiente mensaje: Después de varios años sin incluir ninguna publicación en esta red social, voy a retomar al menos de manera controlada, alguna de mis entradas o post de mi blog "Anotaciones de un jubilado".
El motivo, muy simple, me aburro. Si no tuviera ningún comentario o por el contrario estos fueran subidos de tono como los estoy viendo en la actualidad, volvería a mi silencio y a publicar y comentar con mis actuales amigos blogueros.
¡Ojo! Admito críticas constructivas, siempre y cuando nadie levante la voz, el que existan personas que opinen de manera contraria a mi forma de pensar lo asumo sin problemas... el que me chillen o me traten de manera no acta para horario infantil, eso no lo consiento.
Un saludo a todos.
Fueron todo parabienes hacia mi persona, pero al cabo de un mes escaso ya no he vuelto a publicar nada y los insultos he de decirlo, nunca se han dirigido contra mi, pero hay cosas que he leído a personas conocidas que sinceramente no consiento.
De tu último párrafo no estoy de acuerdo, que la ida podía ser mejor, estoy de acuerdo, que la culpa la ha tenido la maldita pandemia que ha sacado de nosotros todo lo peor también, pero las cosas hay que tomarlas como llegan.
que la ida podía ser mejor, no. Quería decir que la vida podía ser mejor
EliminarHay que tomar las cosas como llegan, pero cuando todo es tan inhóspito, tan desagradable, tan amenazante, tienes que reconocer que dan ganas de decir: Que paren el mundo, que yo me apeo...
EliminarOpino que ni somos mejores ni peores sino las mismas personas que hemos sido siempre, con o sin pandemia. El egoísmo, la solidaridad, las acciones razonables, la irresponsabilidad, el esfuerzo, el pasotismo son actitudes individuales que no sufren muchos cambios porque cada cual encara la adversidad según su propio carácter. Otra cosa es que, en las circunstancias que vivimos, se hayan hecho más visibles y hayamos tenido más tiempo para observarlas y juzgarlas. Eso sí, el que, con más o menos intensidad, ha salido del agujero de cada cual ha sido el desánimo, que cada uno ha ido remontando como ha podido.
ResponderEliminarLas faltas de respeto a las que aludes me parecen deleznables aunque no comparto la opinión de tu amigo más joven sobre que ahora la gente es así. Hay algunas personas maleducadas e intratables y otras capaces de mantener las formas ante una persona de cualquier edad y, con más motivo, si es mayor, así que, en ese sentido, la vida no tiene por qué darte motivos para no sentirte bien con ella.
Se que me estoy poniendo pesada con el tema, pero es que lo veo cada vez más claro. Hace 26 años, mi madre volvía de un supermercado, abarrotado por ser el único del barrio, diciendo que la gente era muy amable, que siempre había alguien que le daba un número para que no esperara o le cedía el turno en la cola de la caja. Mi madre tenía entonces sólo un año más que yo tengo ahora, pero a mí nadie me da un número y sí un empujón para quitarme el sitio. El trato a las personas mayores ha cambiado mucho en unos años y yo me atrevería a aventurar que se debe a una concepción distinta del valor de la persona, como hemos podido ver en entradas anteriores. Se está imponiendo la ley del más fuerte y esta crisis no ha hecho más que aflorar lo que ya estaba ahí.
EliminarTe entiendo mucho mejor de lo que crees. En mi infancia y adolescencia, yo era el último mono porque todo estaba pensado y arbitrado por personas de mayor edad que, cuando protestaba, decían: "Cuando seas mayor, será tu turno". Y resulta que ahora, adulto como soy, sigo sin tener vela en el entierro porque la sociedad parece exclusivamente pensada para gente más joven que yo, en una Dictadura de Lo Juvenil que en realidad es falsa y manipulada, porque, por una parte, se tiene a las personas muy jóvenes como diosecillas y, por otra, se les condena a llegar a la vida adulta con pocas posibilidades de trabajo y recursos para subsistir por sus propios medios.
EliminarY de esas cañas derivan los mimbres convertidos en especímenes de pocos años que, en ocasiones, demuestran su pésima educación social y su nula empatía para con las personas de edad más madura. Claro que, también te digo, la gente de edad madura tampoco es siempre ejemplo de buenos modales, que la mala educación no tiene edad. Ni la buena, tampoco.
Hay un “pero” en lo que dices. Y es que tú, aun siendo adulto, puedes adaptarte a esa dictadura de lo juvenil, pero los mayores no. Y me remito como ejemplo a lo que ya mencioné en otra entrada. No se en tu tierra, pero aquí cada vez hay más bares y cafeterías que tienen veladores y banquetas altas. Tú puedes adaptarte y sentarte ahí también, pero yo no, sin esfuerzo y sin correr el riesgo de dar el batacazo, así que tengo que recorrer bares hasta encontrar uno con mesas de las de toda la vida. Eso es algo sin importancia, pues se puede vivir sin tomarse una cerveza en un bar, pero el resto de las cosas van en consonancia: se configura todo para los jóvenes y los mayores quedamos excluidos. Tan excluidos, que ni las UCIs están hechas para nosotros…
EliminarDices: se tiene a las personas muy jóvenes como diosecillas y, por otra, se les condena a llegar a la vida adulta con pocas posibilidades de trabajo y recursos para subsistir por sus propios medios. Y yo me pregunto si no será –en parte- lo uno consecuencia de lo otro. A un diosecillo o diosecilla le tiene que costar trabajo hacerse a la idea de que el futuro se lo tiene que trabajar, que no se lo van a dar hecho. No es general, por supuesto, pero hay muchos que están muy a gusto tirando de la tarjeta de papá, mientras “estudian” un grado durante años y años. Como no hay trabajo no tienen prisa y mientras papá pague las matrículas...
EliminarSiento esa misma alarma y hasta angustia que sientes. Las circunstancias son las adecuadas como para que salgamos de aquí mucho mejores que antes; de hecho, son muchas las personas que están mostrando su solidaridad con el resto. Pero en general, es alarmante la actitud, el sesgo y la sectorización de social y política que estamos viviendo y no hace pensar que vamos a peor.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿No es significativo que las personas mayores seamos las que tenemos esta visión tan negativa? ¿Será el pesimismo de los años... o lo que digo más arriba?
EliminarCuando conversábamos alrededor de tu entrada del 19 de mayo, estuviste en desacuerdo conmigo respecto de lo que podríamos esperar postpandemia. ¿Crees que no quisiera que las cosas fueran mejores? Pero cada día veo como se comporta la gente y, salvo honrosas excepciones, lo que prima es un egoísmo y una agresividad pasmosa. El único consuelo que nos queda -lo he conversado con otras personas- es que vamos de salida, porque no se ve por dónde está triste humanidad mejore en su actuar frente a lo que, hipócritamente, llama sus semejantes.
ResponderEliminarParece contradictorio respecto a lo de entonces, pero no lo es. O al menos, tiene la contradicción justa que acarreamos todos los seres humanos. A nivel personal, lo que veo es que las relaciones humanas son cada vez menos humanas, que el hombre es cada vez más lobo para el hombre y, en esa deshumanización, los ancianos nos llevamos la peor parte, pues el lobo ataca antes a un conejo que a un oso. Sin embargo y por pura lógica, pienso que algún día habrá algo que haga cambiar al hombre, pues por ese camino va a su destrucción. No se que será y estoy segura de que no lo veré, pero tengo que creer en ello, porque de otra forma nuestro paso por la Tierra no tendría sentido.
Eliminar"Vendrán lluvias suaves y olores de tierra,
Eliminary golondrinas que girarán con brillante sonido;
y ranas que cantarán de noche en los estanques
y ciruelos de tembloroso blanco
y petirrojos que vestirán plumas de fuego
y silbarán en los alambres de las cercas;
y nadie sabrá nada de la guerra,
a nadie le interesara que haya terminado.
A nadie le importará, ni a los pájaros ni a los árboles,
si la humanidad se destruye totalmente;
y la misma primavera, al despertarse al alba,
apenas sabrá que hemos desaparecido."
(Sara Teasdale)
… Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
Eliminarcantando;
El viaje definitivo
J.R.Jiménez
Creo que llevas razón, no saldremos mejores de esta crisis. Siento que hayas pasado por esa experiencia de ser mal - tratada por un vecino, y pienso que es verdad, que son los tiempos que corren, y que no te pasa por tu edad.
ResponderEliminarHace tiempo, cuando aun era profesora, un alumno se enfadó conmigo, me pidió que no le hiciera preguntas en clase. ¡Me explicó que no le gustaba que lo corrigieran! Era solo un chaval de 16 años. Me pregunto -a mi misma, claro- cómo quería aprender a pronunciar o escribir o hablar bien en inglés, si no le gustaba que lo corrigiera. Y así son, sobre todo los mas jóvenes. No puedes llamarles la atención, ni regañarles, ni decirles que se pongan la mascarilla o que respeten la cola... Menudo panorama tenemos
Pues mi vecino no es nada joven... Jubilado está hace ya algunos años. Por eso pienso que
Eliminarestamos nerviosos y esta situación nos está borrando los controles y hasta la educación.
No creo que la pandemia nos vaya a volver mejores, puede que distintos en algunos aspectos, puede que algunos comiencen a dar valor cosas que hasta entonces no valoraban.... pero no nos volverá mejores.
ResponderEliminarLa falta de respeto a los que nos rodean es generalizada, no te consideres objetivo preferente por tu edad, porque no lo eres. Personalmente prefiero tratar a los demás con respeto, no por ellos, sino por mi... creo que mi salud mental mejora cuando procuro tener un entorno agradable.
Saludos
Me temo que los comportamientos van más allá de la falta de respeto y lo hemos visto claramente en lo que hemos comentado varias veces y que está aun en candelero: el espinoso asunto de la asistencia en hospital a ancianos de las residencias. Asunto sobre el que me temo que se correrá un tupido velo... y hasta la próxima. Que esté en debate calibrar los años de vida recuperables de una persona a la hora de asistirlo me da escalofríos. Porque lo que está en debate es si esa persona tiene derecho a una muerte sin sufrimiento o si debe morir ahogándose sola en su habitación. Y ese desprecio por el sufrimiento ajeno evidencia una sociedad enferma y cruel, más cruel que antes.
EliminarNo creo que salgamos mejores, los mejores serán siempre mejores y los otros serán siempre los otros indiferentes, desinteresados del bienestar de los demás porque solo se ocupan de sí mismos. Es terrible lo que nos demuestra esta pandemia, saca lo peor y lo mejor de nosotros. Te deseo lo mejor, cuídate
ResponderEliminarTal vez sea lo más negativo de esta pandemia: que no nos haya servido para aprender y ser mejores. La Historia está llena de personas a las que un hecho dramático en sus vidas les hizo plantearse muchas cosas y cambiar, pero nosotros estamos pasando por esto sin plantearnos nada y sin la menor intención de cambio. Solo queremos salir de ello y volver a lo anterior.
EliminarSomos y seremos peores, con menos libertad pero más egoísmo, menos solidaridad y más miedo, menos caridad y más extremistas en nuestras ideas. Un virus nos está desnudando en apenas unos meses, y no me gusta lo que veo.
ResponderEliminarCreo que los ataques que sufres no dependen tanto de la edad como del tiempo que nos está tocando vivir. El mundo, las personas, eran mejores cuando tú tenías veinte o treinta años menos. Espero que esos vecinos recapaciten y que se imponga la cordura.
Respecto a mis vecinos, soy pesimista; respecto al mundo, tengo que agarrarme a la esperanza, como ya he dicho. Lo que me extraña es que tú también hayas caído en el pesimismo, cuando siempre eres muy positivo.
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