Llevamos ya nueve meses de pandemia y, a lo largo de ese tiempo, más de una vez hemos tenido que preguntarnos que ocurre en nuestro país para que estemos llevando esto peor que nadie. Nos lo hemos preguntado nosotros y hasta media Europa, sesudos científicos que han estudiado las posibles causas de que el virus circule en la piel de toro como Pedro por su casa. ¿De verdad no lo sabemos?
Llevo dos fines de semana que, a partir del jueves, en el super se ve un porcentaje muy alto de carros cargados para preparar una fiesta domiciliaria. Botellas de licor, litronas, cocacolas de dos litros, vasos de plástico… Las apariencias no engañan ni tampoco las conversaciones de los que miran estanterías para llenar el carro.
Pero no vamos a hablar hoy de los jóvenes, sino de personas de cualquier edad. Personas que circulan entre provincias y municipios con salvoconductos falsos, que retuercen las leyes para conseguirlos, que recurren sin problemas a pillerías de todo tipo para ir donde quieren ir, a pesar de los confinamientos. Citas particulares para Urología firmadas por un otorrino, depilaciones y manicuras convertidas en tratamientos dermatológicos por arte de magia, censos en distinta población de donde se trabaja y se tiene el domicilio, vecinos que viajan a su segunda vivienda no se sabe como…
Mientras, cientos de personas, miles, han muerto, mueren y seguirán muriendo en soledad. Mientras, cientos de personas, miles, pasan por un infierno en la UCI, boca abajo y con un respirador durante meses. Mientras, cientos de personas, miles, quedarán con secuelas para el resto de su vida.
¿Dónde está la conciencia? ¿Dónde nos la hemos dejado en este país?
Si se leen testimonios históricos de cuando la peste ataca, se encuentra con lo mismo, gente que se cuida, gente que no cree lo que ve, gente que huye, gente que reza, gente que se desenfrena, gente que trata de ayudar y gente que se aprovecha a manos llenas. Pero conciencia no se ve por ninguna parte...
ResponderEliminarTraduciéndolo a otro idioma, dentro de poco cantaremos el villancico ese que dice:
EliminarMadre, en la puerta hay un niño
más hermoso que el sol bello
que dice que tiene frío
porque viene medio en cueros.
Pues dile que entre
se calentará
porque en esta tierra
ya no hay caridad,
ni nunca la ha habido
ni nunca la habrá.
No tenemos remedio. No sé si es que somos ingobernables o muy mal educados hacía sí y hacia el otro, pero somos incapaces de someternos a disciplina ni siquiera en casa de una pandemia como esta.
ResponderEliminarUn abrazo.
No es cuestión de disciplina, sino de ser conscientes de que nosotros mismos podemos estar transmitiendo el virus. El virus no viaja solo, sino en personas, y mientras no nos demos cuenta de esto, mientras no cuidemos de los demás, la pandemia no terminará y seguirá muriendo gente por nuestra culpa.
EliminarExactamente igual que en Argentina.
ResponderEliminarHoy, en IDEAL, una psicóloga y profesora de la Universidad, a la pregunta:
Eliminar-Las restricciones de la movilidad podrían separar a un nieto de su abuelo. ¿Eso mata?
Contesta:
-Todo depende de como reaccione ese abuelo. Si la persona se siente sola, desvalida o angustiada, puede entrar en un estado emocional nocivo que, aparte de ocasionarle un gran sufrimiento, es capaz de generar inmunosupresión y desencadenar procesos de enfermedad que pueden desembocar en la muerte
Puede ser que, en este momento, muchos ancianos no se hayan contagiado de la Covid, pero estén muriendo de soledad y de pena.
O puede ser que hayan perdido las ganas de vivir y eso también los mata...
EliminarAyer por la mañana estuve en un Mercadona, normalmente no hay nadie a la entrada, todos nos lavamos las manos con los hidrogeles que hay en la entrada y pasamos.
ResponderEliminarCuando fui a entrar, una persona de seguridad, me dice que me espere, ¿que pasa?, le pregunto.
A todo esto cuatro o cinco personas más esperando detrás de mi.
Salen tres personas y nos deja entrar a tres, estaba controlando el aforo por la gran afluencia de público que había.
En el interior como siempre gente de todas la edades, pero destacaban grupitos de jóvenes que llenaban el carro con bebidas y aperitivos de todo tipo.
En otro orden de cosas, no me atrevería a pedir a ningún médico que me hiciera un papel/documento falso para poder viajar a mi segunda vivienda.
Si que le pedí recientemente un documento para todo lo contrario, no viajar a Madrid por cuestión de edad y con problemas respiratorios, no le supo nada bien, pero como era totalmente cierto me lo proporcionó y me evité ir a Madrid.
Pues si quieres viajar a tu segunda vivienda, no tienes más que repasar la normativa y verás como, retorciéndola un poco, encuentras la forma de ir sin problemas. Verás la de "allegados" y "personas próximas" salen esta Navidad. Y, en Reyes... los viejos en la UCI.
EliminarNo, prefiero esperar, estos días con 8 y 9 grados bajo cero y con un máximo de 1 grado durante el día no resultan agradables para estar en casa, con otro inconveniente añadido, las carreteras están cubiertas de nieve y no me apetece poner cadenas.
EliminarNo apetece mucho, la verdad...
EliminarDudo que haya una genética pícara en los aborígenes hispanos que se diferencie de las picardías de los nativos de otras tierras; en todo caso, aquí se ha hecho bandera de la triquiñuela hasta tal punto que el personal ha creído que forma parte del ADN de la nacionalidad española.
ResponderEliminarLos entresijos malolientes de esta pandemia derivan, sobre todo, de la frivolidad con la que la tratan determinados grupos y medios, que parecen esperar cualquier indicación del ministro de Sanidad para cacarear lo contrario, como si la pandemia fuera un asunto ideológico y no de salud.
Yo he escuchado en la radio despotricar contra las cuarentenas, contra los interiores vedados de la hostelería, contra los confinamientos perimetrales. Resumiendo, contra cualquier medida, indicación o decreto dictada desde el gobierno. Y quienes despotrican no son la panadera, el estilista, el abuelo con oxígeno, la epidiemóloga o el cartero rural, sino tipos que van de comunicadores, de creadores de opinión y de expertos no-se-sabe-en-qué pero, sobre todo, en agitar a sus oyentes mientras justifican a los jubilatas esos que sueñan con 26.000.000 de conciudadanos abatidos por las balas. Y lo mismo ocurre en la prensa escrita de idéntica cuerda.
Los mensajes contradictorios han arreciado aparcando la sensatez a un lado. Y así es muy difícil encarar una pandemia. A mí me importa un rábano que le toquen las narices al gobierno, pero que nos la vengan a tocar a la ciudadanía es traspasar una linde en la que está en juego la salud.
aquí se ha hecho bandera de la triquiñuela hasta tal punto que el personal ha creído que forma parte del ADN de la nacionalidad española
EliminarPues eso es lo malo, que la gente se siente orgullosa de hacer trampas sin que los descubran, sea en esto, sea en los impuestos. Aquí, quien lo hace bien... es tonto. Y mira, con los impuestos "solo" hacen un daño económico, pero con esto pueden matar personas y contribuir a que esta pesadilla no termine nunca.
Fíjate, que aun haciéndolo así, con tanta trampa, solo con estos días de confinamiento perimetral han bajado mucho las infecciones aquí. ¿Que sería si nos pusiéramos de acuerdo para cumplir todos a rajatabla? Yo creo que terminaríamos con esto en poco tiempo. Por tanto, me da igual lo que digan los medios o los políticos, lo que me interesa es lo que haga la gente, que de eso podría decir que depende mi vida.
EliminarFalla, como siempre el sentido común, que, en este caso, además, si no se actúa con cordura, puede afectar a otras personas. Un amigo, profesor de instituto, ha estado doce días hospitalizado con covid, habiéndose visto afectados su pareja y el hijo de ambos, a cuenta -se cree- de un brote que hubo en el aula del niño, que ha resultado asintomático pero ha contagiado al padre y a la madre. No han ido a fiestas ni se han tomado a la ligera lo dictado por Sanidad, pero mira por dónde... Lógicamente, cada uno de los tres, antes de conocer su contagio, estuvieron en contacto con personas de la familia, compañeros, alumnos, amigos... Conmigo también, aunque al hacerme una prueba cada ciertos días por motivos laborales, sé que no tengo ni rastro del virus. Ahora imagínate la larga cadena que se ha formado de personas que han tenido que hacerse la PCR a partir de las tres que dieron positivo. Y, por lo que sé, no parece que el virus haya tenido más recorrido, pero ya ves de qué manera más sencilla se pueden extender los contagios.
EliminarHay contagios inevitables, porque la vida sigue aunque sea con limitaciones y el virus pasa de unos a otros, pero precisamente por eso , porque hay situaciones que no se pueden prever, es por lo que deberíamos evitar las evitables, las innecesarias. Además, en situaciones como esa que describes, se puede seguir la cadena de contagios y pararla, pero cuando la gente se desplaza sin conocimiento o con permisos falsos, es más difícil de controlar.
Eliminar¿Tú te cees que, si una persona se contagia cuando se ha desplazado sin permiso o con salvoconducto falso, va a comunicar donde se ha contagiado y los contactos que ha tenido? ¿Y lo va a decir si se entera de que ha tenido contacto con un positivo donde se supone que no debería estar? Los rastreos fallan estrepitosamente en estos casos. Y nadie se siente responsable de nada...
EliminarEsto es general, hay una dejadez especialmente en los jóvenes con fiestas clandestinas, que generalmente terminan en grescas con heridos leves y graves, en muchas regiones del país. La policía los detiene, pero salen a los pocos días. En fin, esto va para rato y no hay conciencia del mal que se propaga, aunque aquí haya menos porque ayuda el tiempo. Veremos al llegar el invierno. No hay restricciones ciertas ni tanta vigilancia y control y el gobierno es un desgobierno. Abrazo cariñoso y mucha salud para ti y tu familia
ResponderEliminarQue lo hagan los jóvenes me preocupa menos, pues la inconsciencia y la poca responsabilidad es propio de esa edad, pero me preocupa más de los adultos, pues en ese caso, lo veo como un aspecto más de la falta de civismo y el egoismo que impera en la sociedad. Aquí vamos todos al " Ande yo caliente...y el prójimo que reviente" y así no prospera un país ni viven bien sus habitantes. Todos, no solo los más fuertes y poderosos.
EliminarYa nada me sorprende, pero cuando alguien apele a la solidaridad de los españoles, como hacen los medios de (in)comunicación a menudo, ya tengo la respuesta preparada. Solo hay que fijarse en este 2020.
ResponderEliminarDe todas formas, yo que soy tan crítico con España, porque es mi país de origen, y porque me duele más, reconozco que casi todo el mundo está igual. Se salvan un puñado de países, lo que no es tampoco ningún consuelo.
Al final, como era de esperar, la pandemia saca lo peor de nosotros mismos, ese egoísmo que parecía no existir y que en realidad gobierna nuestras vidas.
Pues sí, fíjate como está Alemania, con lo bien que lo había hecho en la primera ola. Pero abundando en lo anterior, yo creo que la culpa de todo la tiene un señor llamado Adam Smith. Sí, ese que sostenía que el egoismo de cada uno de nosotros hace avanzar la economía y los países. Pero, con esta pandemia, se ve claramente que el egoismo no hace avanzar nada, solo mata. El mundo va a salir de esto más pobre y diezmado. Más joven, eso sí, y con la bolsa de las pensiones en mejores condiciones, pero ¿realmente esa sociedad será mejor, más solidaria, más humana? Lo dudo. La lección que estamos dando a los jóvenes y a los niños me parece nefasta.
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