Se habla del personal sanitario como los héroes de la pandemia y es cierto, por lo que les debemos nuestro agradecimiento. Pero hay otros héroes- y heroínas- anónimos, que también están sufriendo en sus trabajos las consecuencias de la pandemia.
Hace unos días, me cambié de entidad sanitaria en MUFACE y, como lo hice mediante su sede electrónica, no obtuve la información de cómo me llegaría la tarjeta de la nueva entidad. Intenté varias veces contactar telefónicamente con ella, pero fue imposible, pues la grabación que contesta no contempla esa opción ni tampoco la posibilidad de hablar con un ser humano si no conoces su nombre y apellido, cosa que yo no podía tener al ser nueva en esa entidad. Así que tuve que ir a las oficinas, hice cola en la calle ante unas puertas abiertas de par en par y cuando me tocó el turno, me encontré con que no se podía acceder al interior del local, sino que, ante la puerta, había una barrera a donde las empleadas (y digo empleadas porque todas eran chicas jóvenes) se acercaban para atender a los clientes, oír su petición, volver a su mesa y ordenador, volver al cliente de la barrera, quizá de nuevo a la mesa, vuelta a la barrera... Pensé que terminarían muertas de cansancio al final de su jornada de trabajo, pero también en el frío que habrán pasado estos días atrás allí, a metro y medio de unas puertas abiertas en una calle por la que corre el viento a sus anchas.
Y seguro, completamente seguro, que su sueldo no se corresponde con este esfuerzo.
Me satisface tu reconocimiento a estas servidoras de la sociedad desde su puesto de trabajo. A mí me gustaría destacar el trabajo de reponedores y cajeras de los supermercados, en contacto casi de fricción con todo el que entra por sus puertas. No estamos solos, por eso sigo en mi interior aplaudiendo a toda esa amalgama de servidores, cada quien desde su puesto de trabajo, que nos ayudan a sobrellevar el confinamiento.
ResponderEliminarUn abrazo.
No estamos solos... pero que difícil lo tenemos todos, ellos y nosotros. Cualquier gestión ahora tiene un montón de obstáculos y se demora más de lo necesario.
Eliminar¿Heroísmo? Creo que es el de la persona que tiene que ir a preguntar in situ por su nueva tarjeta sanitaria, lo de las muchachas, más que heroísmo es una preparación para un maratón cuando finalice la pandemia.
ResponderEliminarEstos días he pasado por las dos situaciones : Cuando hicimos una videoconferencia con Alcorcón, había una persona joven 30 ó 35 años que en los juzgados venía a atender al personal en ventanilla, les/nos daba instrucciones, tomaba nota, iba a su escritorio o al final de la oficina y así con cada persona que se acercaba a ventanilla, te explicaba que tenías que hacer cuando se te llamara y como y donde tenías que colocarte, llegada la hora de la videoconferencia.
Ayer tuve que ir a una comisaría de policía a renovarme el DNI, había 8 ó 10 mesas atendidas por mujeres y no se movían para nada, en contraposición a un par de policías que por la enorme sala se paseaban y te iban "incordiando" constantemente, póngase bien esa mascarilla, no se levante de su asiento, esté pendiente de la pantalla donde aparecerá su número de cita... eso si con amabilidad y sin enfadarse, trataban de solucionar todos tus pequeños problemas.
¿Sueldo en ambos casos? Ni idea, pero hoy me ha llegado una carta, que me han aumentado mi humilde pensión en un 0,9% y debo de dar gracias ya que a otras personas ni siquiera eso.
Perdón por mi extensión.
No hay nada que perdonar. Blogger me cobra lo mismo (o sea, nada) si escribimos poco o una biblia. Respecto a los policías que "incordiaban" a mí me parece muy bien que insistan sobre la mascarilla, pues es una forma de protegeterte tú y proteger a los damás. Es más, en recintos cerrados, debería ser obligatoria la ffp2, pues además de filtrar más, se mueve menos y es difícil que se quede la nariz fuera.
EliminarLo cierto es esta situación, que tanto se ha alargado, está obligando a revisar todas las rutinas y normalidades anteriores, de tal manera que lo que antes podía ser insólito ahora es lo que toca y, descontando a quienes se pasan el respeto por la salud ajena por el forro de sus caprichos, la ciudadanía ha ido apechugando con lo que llega y aceptando inconvenientes impensables un año atrás.
ResponderEliminarTodos aceptamos los inconvenientes derivados de esta situación, pero hay demoras que deberían cuidar, ya que pueden afectar a nuestra salud. El cambio de entidad sanitaria lo hice el día 20 y aun no tengo la tarjeta de MUFACE ni la de la nueva entidad, o sea, no estoy identificada sanitariamente. ¿Que pasa si tuviera que acudir a un médico o una urgencia? Me dicen que puedo identificarme con el DNI, pero eso está por ver.
EliminarEstamos rodeados de héroes (y de villanos) porque también hay sanitarios que se han escaqueado de sus responsabilidades, solo que de ellos no se habla. Pero no es el momento de quejarse cuando, como bien dices, hay gente que lo da todo y que recibe muy poco a cambio. Un hurra por ellos.
ResponderEliminarEn cuanto a lo del sueldo, ya sé que no es fácil dejar tu país, pero hay otros lugares en donde esos esfuerzos son reconocidos y recompensados en su justa medida. Todo es cuestión de poner las cosas en una balanza y pensar qué te conviene.
Supongo que habrá quien se haya escaqueado, pero también se de médicos jubilados que están en este momento de voluntarios en un hospital. Que se vaya lo uno por lo otro...
ResponderEliminarRespecto a lo de buscar mejores oportunidades en otro país, hay quien antepone otras cosas al reconocimiento de su trabajo o al progreso económico y, aunque a mí no se me ha planteado nunca ese dilema, no se si hubiera podido arrancar mis raíces y empezar de cero.
Ir a otro país nunca es fácil, bien lo sé. En cuanto a los médicos no me vale cambiar un acto solidario por una infamia. El primero hay que aplaudirlo y agradecerlo; el segundo hay que denunciarlo.
EliminarPero el rechazo que produce la actuación de algunos, habrá que compensarlo de alguna forma para seguir creyendo en el ser humano...
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