18/2/21

Los almendros ausentes




      Hace seis años, como escribí en los comentarios de esta entrada, los almendros eran los grandes ausentes en mi vida. En Granada no los hay y cuando pasaba por el Valle de Lecrín era siempre verano y ya estarían las almendras para cogerlas, así que el esplendor de los almendros floridos me era desconocido, hasta el punto de que tuve que pedir prestada la foto de la cabecera.

      Por fin, unos años después y gracias al amigo que me llevó, pude conocerlos “en persona”. De cerca, en Salobreña, con ese derroche de la foto de arriba y, de lejos, me extasié ante las distintas tonalidades de sus flores, que pintan de blanco y rosa el Valle. Todo un espectáculo, os lo aseguro.

      Pero este año, de nuevo los almendros estarán ausentes por los confinamientos. En la costa tienen que estar floridos hace tiempo y me han dicho que el Valle de Lecrín es ya ese espectáculo que este año nos perderemos todos.


19 comentarios:

  1. Son numerosos los espectáculos de la naturaleza que nos estamos perdiendo. El almendro en España sur y levante está muy extendido, pero siempre cercano al Mediterráneo. Si es fruto es una delicia, la flor es el espectáculo anticipado de la primavera.
    Un abrazo.

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    1. Pues mira lo que dice Una mirada, que en su tierra también hay y creo que no está cerca del Mediterráneo. Así que este lujo de los almendros no es exclusivo nuestro. Y digo "nuestro" porque los tengo en la provincia, pero en Granada ciudad no los he visto nunca.

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  2. La que nos estamos perdiendo no tiene parangón con nada, desde el 15 de octubre del pasado año estoy confinado en Zaragoza capital, incluso para hacer un viaje de unos 12 kilómetros a pasar la ITV del coche, en un pueblo de Zaragoza, me tuvieron que mandar por correo una autorización, por si me paraba la G.C.

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    1. Aquí nos confinan y nos desconfinan, de tal forma que ya no te aclaras como estás... Ahora nos van a dejar salir, pero no ir a la costa. Salimos... pero no entramos allí.

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    2. Entre los climas de Aragón también está el mediterráneo. La zona donde vivo está colmada de almendros, vides y olivos.

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    3. Pues no me imaginaba yo eso... No te acuestes sin saber algo más. Claro, que tampoco hay mucha gente que sepa que yo tengo el mar a poco más de 60 Km y Sierra Nevada a 40. O sea, que hay quien esquía por la mañana, por la tarde se baña en el mar y por la noche va de tapas en Granada. En situación normal, que ahora nunca se sabe...

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    4. También con el clima se crean tópicos. Las diferentes comunidades no tienen por qué tener un clima uniforme, porque este depende sobree todo de la orografía, de la altitud. No muy lejos de donde vivo se hallan los Monegros, uno de los desiertos más extensos de Europa, con unas condiciones climáticas distintas a las que se dan en la alta montaña. Y eso en una misma provincia.

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    5. Para desiertos, el de Tabernas, y está poco más allá del Parque Natural de Sierra Nevada... Ya es Almería, pero ¡que diferencia en tan poco espacio!

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  3. Yo transito, cada día, entre almendreras (que así las llamamos por aquí) y las veo nada más mirar por la ventana... Transmiten los gozos y aromas de una falsa primavera que sus flores saludan alentadas por días solariegos que, tantas veces, desaparecen para regresar al invierno.

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    1. Aquí creo que los campos de almendros no tienen un nombre especial, pero tengo que enterarme, pues ya digo que de almendros se poco. Solo que me parecen maravillosos.

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    2. Si supieras la de almendras que iba a recoger de niño... Y la de regañinas que me llevaba porque me tumbaba literalmente estirando la mano para recoger las más cercanas. De adolescente, incluso me ganaba propinas ayudando a extender las lonas en el suelo y a varear los almendros...

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    3. Pues ya ves, a pesar de lo que digo arriba de que tengo cerca climas y paisajes muy diversos, los almendros eran mi asignatura pendiente hasta hace pocos años. En mi juventud no nos movíamos tanto como os movéis ahora, las carreteras eran malas, no teníamos coche, ir a la costa era todo un viaje y echabas hasta la primera papilla en los "Caracolillos de Vélez", así que en el Valle de Lecrín no estabas como para mirar los almendros... Aparte de que ese viajazo se hacía solo en verano y no todos los años.

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  4. Parece que podremos verlos en persona. Pero no hace falta llegar hasta la playa, por aquí cerca en la Vega también he encontrado alguno suelto. Que fotogénicos son, que belleza. También es hermoso el texto que incluiste en tu otra entrada sobre los almendros.

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    1. Por aquí cerca de ti, no de mí. Muchas veces miré por este tiempo en los Jardinillos del Salón y no vi ninguno, pero es que tampoco lo hay en el Parque García Lorca ni en ningún otro parque que esté a mi alcance. Hace años, cuando frecuentaba una residencia de ancianos de Cájar, me pareció ver uno en el jardín de un chalet, pero como no tenía ninguna referencia anterior, tampoco estuve segura de que lo fuera y no llevábamos entonces los móviles de ahora para hacerle una foto y verificar después.

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    2. Respecto al artículo de Gil Craviotto, él siempre dice que es narrador, no poeta, pero las cosas que más me gustan suyas son de este tipo que, para mí, es un texto muy poético.

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  5. Hemos perdido tantas cosas...
    Habrá que intentar recuperar las que podamos...

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    1. Las cosas que se van no vuelven nunca,
      todo el mundo lo sabe,
      y entre el claro gentío de los vientos
      es inútil quejarse
      .
      F.G.L.

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  6. Son preciosos cuando están en flor, y es todo un espectáculo poder verlos. Aquí en Zug, lo que hay son cerezos, pero todavía es demasiado pronto, porque aquí hace más frío y las flores vienen con retraso. Para colmo, el campo que solía visitar, una granja en realidad, está ahora sin árboles. No sé por qué, pero los han cortado. Afortunadamente, nos podemos mover y cerezos no van a faltar.

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    1. Lo que no consigo entender es por qué en Granada no hay ningún almendro. En el Parque García Lorca hay perales, manzanos, cerezos, nísperos, membrillos, caquis... Toda clase de árboles frutales, pero ni un solo almendro. Por el clima no es, pues en la Vega, a dos pasos, los hay. Que alguien me explique ese misterio.

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