Últimamente tengo muy olvidado mi almanaque de taco, se me acumulan las hojas sin arrancar, no las leo o no me atrae lo que dicen. Sin embargo, hoy, al ir a tirar las hojas arrancadas, reparo en que una de ellas reproduce el célebre microrrelato de Monterroso.
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí
Todos lo conocemos, ¿verdad? Y hemos leído seguramente varias interpretaciones, pues, como se ha dicho muchas veces, un microrrelato siempre exige nuestra colaboración, que pongamos algo de nuestra parte, que lo interpretemos según nuestro criterio. Y como yo no soy excesivamente original, tengo una interpretación muy parecida a la de otras muchas personas.
Mi dinosaurio, el que está ahí cuando me despierto, es siempre el problema con el que me he acostado, lo que me preocupa o lo que me duele y me hace sufrir. Con el sueño llega el olvido, pero al despertar, allí está el dinosaurio mirándome, esperándome en la semioscuridad de mi dormitorio.
Todos lo conocemos, ¿verdad? La verdad es que no lo conocía, ya se que soy un inculto, ¿pero qué se le va a hacer?
ResponderEliminarAcabo de leer la interpretación más conocida o probable que se le da a este microrrelato, sin embargo yo no tengo nada que ver con México y si, con algo que me ha tenido en cama un par de meses y de los que todavía tengo secuelas.
Me extraña que, con lo que tú "navegas" por la Red, no te hayas tropezado nunca con ese dinosaurio...
EliminarTe contestaré al igual que lo hice con un importante jefe de mi empresa, afincado en Madrid en el departamento central de radio que me estaba examinando para encargado de equipo.
EliminarMe decía que era imposible que en mi vida profesional (mecánico y operador) no hubiera conocido un artilugio que se empleaba en las comunicaciones por radio con América.
Yo le contesté : "Es posible que lo haya contemplado, sin embargo si en algún momento lo he visto, no sabía que era eso"
Entonces a ti te digo lo mismo, o cuando menos algo similar "Si en algún momento me he tropezado con ese dinosaurio, nunca he sabido que era eso"
Sí, claro, es posible... No se puede estar en todo.
EliminarNo es una mala interpretación. Cabe cualquier hipótesis y todas terminarán siendo ciertas aunque solo el propio Monterroso tenga la clave.
ResponderEliminar¿No se te ha ocurrido nunca? Yo lo he pensado muchas veces.
EliminarLo cierto es que, hasta sacarlo tú a colación, no había pensado en el cuento de Monterroso. Es verdad que las preocupaciones, los problemas, no desaparecen por mucho que se cierren los ojos, sino que se quedan velando en la almohada aguardando el despertar para seguir aguijoneando.
EliminarNo veo el comentario que he puesto, porque está en moderación, pero me parece que ha salido como Anónimo...
EliminarSiempre he pensado que para saber si lo que nos preocupa o nos duele es realmente importante, basta ver si es lo primero que nos viene a la cabeza cuando nos despertamos.
EliminarY sí, tu comentario estaba como anónimo. Voy a probar ya a quitar la moderación, por si los del spam se han olvidado de este sitio y podéis tener la entrada más cómoda.
...o, tal vez, al final, suceda como en el minicuento del escritor argentino de origen húngaro, Pablo Urbanyi, que se atrevió con otra versión: «Cuando despertó, suspiró aliviado: el dinosaurio ya no estaba allí».
EliminarQue hombre tan optimista... Por lo general, los dinosaurios duran... y duran... y duran...
EliminarLo pero es que ese dinosaurio a veces te despierta en mitad de la noche y después no consigues pegar ojo....
ResponderEliminarSi te acuestas bien tarde y con sueño, puede que el dinosaurio te deje descansar unas horas.
EliminarJajaja... Mucha tela para este inocente dinosaurio que se quedó allí para velar su sueño... Todos los colores entran en este breve cuento. Beso
ResponderEliminarDesde el momento que nos impide dormir bien, ese dinosaurio no es tan inocente...
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