1/7/23

El gorrión

 



      Esta historia de Una mirada me ha recordado que, hace ya bastantes años, encontré en una de mis terrazas un gorrión de esos “volantones” que hay en primavera, de esos que apenas saben volar todavía. Esa terraza es estrecha y con un pretil alto de ladrillo soportando la baranda, por lo que se veía que el pajarillo se había posado en la baranda, había caído dentro y no sabía salir de allí. Curiosamente, la madre o el padre (no se distinguir el sexo de un pájaro) se posaba de vez en cuando en la baranda y le piaba como animándolo a remontar el vuelo, pero el bebé-pájaro lo intentaba y no conseguía coger el impulso como para superar la altura de la baranda. Entonces, lo agarré con cuidado con intención de dejarlo en la baranda, pero cuando vi como temblaba, temí que no acertara a volar y se estrellara en el suelo, por lo que volví a dejarlo donde estaba.  Pasaba el tiempo y, viendo que no se iba, le puse agua y unas migas de pan, pero siguieron pasando las horas y yo ya no sabía que hacer con aquello, mientras los dos gorriones piaban y piaban. Hasta que se me ocurrió poner algo para que el pajarillo pudiera acercarse a la baranda y de ahí echar a volar, así que busqué por toda la casa y encontré una tabla que coloqué de forma que le sirviera de escalón intermedio y esperé a ver que ocurría. Pasado un rato, me asomé y nada, allí seguía el huésped en mi terraza y su progenitor revoloteando por los alrededores. Pasó otro rato… y lo mismo. Hasta que, cuando ya perdía la esperanza de que el invento funcionara, me asomé y los dos gorriones habían desaparecido. Respiré aliviada, limpié la terraza y, como en aquello de los gatitos, pedí al cielo que no se le volviera a ocurrir a ningún pájaro acercarse por mis terrazas, pues me habían dado el día.


11 comentarios:

  1. Me imagino el apuro que pasarías hasta que por fin viste que el gorrión había desaparecido.
    En mi caso en una entrada titulada "Gurriato", en la que comentaste, no puse el final, pero desgraciadamente al segundo día me lo encontré muerto.
    En la actualidad me extrañaba, tanto el año pasado como este que en el agujero existente entre los ladrillos y que se accede al techo falso de la terraza, no hubiera uno o dos gorriones reclamando alimento, ello es debido, me he enterado hace poco, ya que he visto a un vencejo entrar, luego quiere decir que allí ahora el susodicho está de okupa y seguro que repite todos los años.

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    1. He ido tu enlace y he visto que mi memoria lo recordaba entonces mejor por estar algo más cercano, pues cuando escribí esta entrada, no recordaba bien que había puesto en la terraza para ayudar al gorrión y escribí tabla porque me resultaba lo más lógico, pero no, veo en tu blog que lo que puse fueron unos palos cruzados, algo más ingenioso y efectivo. Otra noche que sea más temprano a ver si lo corrijo.

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  2. Pobre gorrioncillo, menos mal que encontró tu ayuda para volver a su nido y con su familia.
    Un besico!

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    1. El nido debía estar cerca, pues vivo en un cuarta planta y no creo que el pajarillo hubiera podido subir hasta allí.

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  3. Hiciste lo que hizo falta; no es necesario tener un amor desmedido por los animales para actuar correctamente. Facilitaste al gurriato y al gorrión adulto una solución al problema, como lo demuestra que ni uno ni otro estuvieran en la terraza cuando volviste a mirar.

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    1. Pero me tuvieron todo el día pendiente de ellos... Después de eso, cada vez que veo en primavera volantones en la acera o en cualquier parte, me echo a temblar pensando que puedan ir camino de mi terraza. Por cierto, buscando volantones he encontrado esto:

      https://grefa.org/86-departamentos/hospital-de-grefa/huerfanos/2658-soy-un-pollo-volanton-por-favor-no-me-lleves-contigo

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    2. Muy sensato el mensaje de Grefa; la mejor manera de ayudar a un pollo de ave es dejarlo en lugar seguro pero cerca de donde se halló. Seguramente, el pollico que encontraste en tu terraza llegó allí desde algún punto cercano.

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  4. ¡Qué lucha! Me recuerda a un vencejo al que intenté alimentar sin éxito hasta que llegó mi padre y supo hacerle volar de nuevo. Hace unos días venían los gorriones a compartir mi desayuno y como no anduviera listo se metían en mi plato sin ningún miedo. ¡Cómo disfruté!

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    1. Lo malo es que yo tengo muy poco manejo para los animales y quizá me agobio más por eso.

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  5. Por mi patio solo llegan las palomas durante el invierno a beber el agua que ha quedado después de la lluvia en la lona de la piscina. Menos mal: no me gustan los pájaros y, como tu, tengo poco manejo para los animales. Un caluroso saludo!

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    1. Entonces llegarán poco, porque poca lluvia vemos...

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