El día 2, Andrés Cárdenas publicó en su columna de IDEAL un artículo muy de su estilo, mezcla de humor y ternura, que yo pensaba copiar aquí en parte, por ser largo para este blog y por aquello de los derechos de autor. Pero resulta que lo ha llevado a su blog, así que puedo enlazarlo sin ningún problema, para que lo leáis y penséis como yo en que la suerte, a veces, sabe hacer las cosas.
Sobresaltar
Hace 1 día
Bonita y encantadora historia, me alegro de que a una persona con muy poco poder adquisitivo le haya tocado un premio en la lotería. Y una curiosidad, nunca había oído que la lotería se pudiera comprar a plazos, incluso en un establecimiento conocido.
ResponderEliminarComo verás, el décimo no se vendía en la tienda, sino que el tendero había comprado dos para él y le ofreció uno a una clienta que también era amiga.
EliminarConmovedora la historia y el modo en que Andrés Cárdenas la cuenta. Llega a la esencia del hecho que es la misma que se remarca en este cuaderno: parece que, a veces, la suerte hace bien las cosas. Pena que nos sorprenda, pues si lo hace es porque ocurre pocas veces. Esperemos que se corrija en eso.
ResponderEliminarSalud!
Quizá la suerte hace bien las cosas con más frecuencia y no nos enteramos porque no hay quien nos lo cuente, se queda en ese anonimato de cuando dicen que la suerte ha estado muy repartida.
EliminarLa grandeza de las pequeñas acciones. La suerte, en este caso, afinó su puntería y fue a caer donde tan necesaria era.
ResponderEliminarMe pregunto que hubiera ocurrido si, al llegar el sorteo, el décimo estuviera sin terminar de pagar y pienso que, de todas formas, el tendero hubiera repartido la suerte con su clienta, pues no se trataba de una transacción comercial, sino de un acto de amistad.
EliminarUna bonita historia que nos da una idea de la situación de muchas personas.
ResponderEliminarMis conocimientos de estadística me dicen, sin embargo, que por cada agraciado hay muchos más que tiraron sus veinte euros, pero esto hoy no viene al caso.
No sé si volverán las fábricas de ladrillos, pero confío en que la gente de Bailén, o de cualquier otro lugar de España, aprenda a hacer otra cosa y encuentre trabajo.
Y mi experiencia personal me dice que somos muchos los que no confiamos en la suerte y no jugamos nunca, por lo que jamás podrá tocarnos. Pero tampoco esto viene al caso...
EliminarY aquí estoy en el trabajo con dos lagrimones. Menos mal que por una vez estoy solo en el despacho.
ResponderEliminarPara que te consueles te diré que Andrés Cárdenas es también novelista y algunas veces no sabes si lo que cuenta es noticia o narración, aunque creo que esto es noticia, ya que nadie de su pueblo lo ha desmentido.
EliminarTemí que la pobre mujer no hubiera terminado de pagar el décimo y entonces ¿qué hubiera pasado? Bueno, dada la buena disposición del tendero seguro que le hubiera dejado pagar el resto cuando cobrara el premio.
ResponderEliminarTodavía hay gente buena en el mundo.
Como digo más arriba, yo también pienso eso, que de todas formas el tendero hubiera repartido su suerte con ella.
Eliminarestá mu bien contao, dan ganas de regalarle otro décimo. Yo como Plinio el viejo, pienso que la fortuna es la peor y la más temible de las diosas, que en consecuencia de una alegría te puede dar a la postre la marrullera, luego 2 o más penas, y que no carge las tintas y encima te presente a la envidia. Así que mejor no tenerla cerca y que no nos crea suficientemente felices.
ResponderEliminarinfeliz de mi.
pero esta mu bien contao, y mu bien enlazao.
Un saludo
Es que el Cárdenas cuenta muy bien las cosas, las que son verdad y las que novela. Además, es de Bailén que es casi como ser de Granada, lleva casi toda su vida aquí y así tiene bien asimilado todo lo granadino.
EliminarNota: La amenaza del libro se cumplió y hay por ahí un libro con ese título tan sonoro.