9/3/16

En el parque





      La vi en el parque una noche de verano ya oscureciendo, en ese parque que ha llegado a ser el jardín de mi casa. Estaba poniéndoles la comida a los gatos que viven allí y que algunas personas se encargan de alimentar y, como yo “pego la hebra” con todo el mundo, hablamos durante largo rato del parque, de los gatos y de Granada en general. Aparentaba unos treinta y tantos años y era delgada, muy delgada y poquita cosa, educada y hasta culta. Creo que me dijo que era de Murcia y habló de pasada de que había vivido en Barcelona cuidando a una señora mayor.

      Mientras hablaba con ella me fijé en que, entre los árboles, en la zona que es la “casa” de los gatos, colgaba de un árbol algo que me pareció una bata, pero que en ese momento no le vi explicación. Pasaron los días y uno que fui por la mañana temprano, me encontré allí la señora que alimentaba los gatos el año pasado, que me habló de que llevaba tiempo sin ir por haber estado enferma y me preguntó de quien era la mochila que había escondida entre los arbustos. Con lo que yo había visto y lo suyo, llegamos a la conclusión de que la chica de por la noche vivía allí, cosa que pude  confirmar cuando la noche de la verbena la vi como esperando que terminara tanto ruido para poderse dormir. Le hice de lejos esta foto y la he guardado hasta ahora, cuando ya ha desaparecido de allí, cuando ya el frío le habrá obligado a buscar un refugio tal vez menos agradable, pero más acogedor que el silencio y la oscuridad de un parque. Cuando quizá haya volado hacia otra ciudad como los pájaros vuelan a sitios más templados al llegar el invierno.  
 

19 comentarios:

  1. Como podéis ver, la letra ha vuelto a ser pequeña y no se de que me ha servido hacer la encuesta si luego Blogger hace lo que quiere.

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    1. Calandra9/3/16 17:45

      Hiciste una encuesta a tus lectores, pero ¿invitaste a Blogger a participar? quizás esto sea una especie de venganza.

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    2. Pues mira, no caí en eso y estoy pagando las consecuencias.

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  2. Calandra9/3/16 17:53

    Cuantas veces nos cruzamos por la calle con personas solitarias que a sus espaldas llevan una historia en muchas ocasiones triste de la que casi nunca llegamos a enterarnos. Esa joven se ve que tenía necesidad de comunicarse y en ti encontró una persona amable que le dedicó tiempo y atención porque posiblemente la mayor parte de los días sólo tenía como oyentes a los gatos del parque, que no son malos oyentes, pero que no podían contestarle.

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    1. Quizá lo que vio fue otra persona solitaria, tan necesitada de comunicación como ella... aunque no viva en un parque. Por las mañanas sí es corriente que haya personas solas en el parque, pero ya de noche o casi de noche, lo normal es que la gente vaya en familia, en grupo o en pareja.

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  3. Esta historia me recuerda aunque sea de lejos a una indigente que dormía debajo de los porches de la plaza de toros de Zaragoza. Enfrente estaba y sigue estado una central telefónica donde pasé mis últimos años de trabajo. Uno de los días al llegar a las 7,30 de la mañana, vio que estaba fumando y me pidió un cigarrillo, en lugar de darle uno, le dí tres o cuatro, así que todos los días me estaba esperando para pedirme tabaco. Aunque estaba bastante aviejada le calculé unos 35 años, de buenas a primeras desapareció junto con el resto de indigentes, la razón es que todas las mañanas, por la queja de los vecinos, iba un camión cisterna que les obligaba a retirar todas sus pobres pertenencias y limpiaban los porches a base de agua a presión. En la actualidad los porches están protegidos por unas verjas para impedir que nadie duerma allí.
    No la he vuelto a ver nunca más.

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    1. Esta chica estaba limpia y bien arreglada, así que debería tener algún sitio donde asearse. No descarto que estuviera trabajando en alguna casa y que durmiera allí por convicción más que por necesidad.

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  4. Supo, tu cultivada errabunda, hacerse un hueco en ese espacio de gatos marrulleros, libres y bien cuidados. Quizás encontró otro lugar, otro paisaje y otras gentes con quienes intercambiar momentos. Suyo será siempre el camino y el espacio, tenga o no techo y paredes.

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    1. Algunas veces, cuando paso por ahí, me acuerdo de ella y me pregunto a donde la habrán llevado sus pasos. Y casi que me da envidia...

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  5. Y queda por interpretar lo que no pudiste saber de ella, o no te contó... Todo ello es, como siempre material con el que queremos reconstruir el paso fugaz de una persona que, por el motivo que sea, ha dejado huella en nuestra memoria. Queda siempre, o por lo menos en muchas ocasiones, esa duda de si se podría haber hecho algo por esa persona.

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    1. Has dado en el clavo. Cuando salí de allí pensé que la conversación se había desarrollado en tales terminos de igualdad, de dos personas que se encuentran en un parque, que no hubo lugar de preguntarle por su circunstancias, así que volví un par de días después con intención de hablar con ella para ver si necesitaba algo que yo pudiera proporcionarle, pero no estaba. Luego, el día de la foto, no era el momento, pues dada la hora se veía claro que pensaba dormir allí y quizá no le gustara que yo lo supiera.

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  6. Me inclino más a pensar que viví allí por convicción, o por ahorrar y que en caso de necesitar verdadera ayuda la habría pedido. Cada persona es un mundo, y no todos deseamos vivir de la misma forma. En cualquier caso, no podemos reprocharnos el no haber ayudado a alguien que no lo pide.

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    1. Yo creo que sí, que hay veces en que una persona espera que se le tienda una mano para cogerla y no se atreve a pedirlo.

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