Tenemos una lengua muy rica, llena de matices, pero pocas veces nos fijamos en lo que realmente significan algunas palabras. Y una de ellas es el verbo compadecer, que solemos interpretar como sentir pena por alguien, cuando realmente no es ese su verdadero sentido o, al menos, no el principal sentido.
Nos dice el DLE que procede del latín compăti y que su primera acepción es: Compartir la desgracia ajena, sentirla, dolerse de ella.
O sea, que compadecer es padecer-con, no es solo ayudar a llevar una carga “desde afuera”, sino llevarla también, soportarla sobre los propios hombros, conseguir que parte del sufrimiento que padece una persona recaiga sobre nosotros y desear padecerlo en lugar de ella.
Pero a veces, nos encontramos con el obstáculo de no encontrar eco por la otra parte, de que la persona a la que quisiéramos compadecer en este sentido del que hablo, rechaza compartir con nosotros su dolor y, entonces, la impotencia nos invade y nos convertimos en simples espectadores de algo que nos duele profundamente, de un sufrimiento que nos llega tan hondo como nuestro propio sufrimiento, que ES nuestro propio sufrimiento.
El ser humano es muy complicado a la hora de mostrar y administrar sus sentimientos, a pesar de sentir la necesidad de relacionarse con los demás y de compartir lo bueno y lo malo que le suceda en la vida, hay momentos en los que ni admite la compañía de nadie ni mucho menos compartir su dolor, de alguna manera se vuelve egoísta y quiere su sufrimiento sólo para él, quizás teme que si lo comparte se reduzca la importancia del hecho que lo produce y su dolor ya no sea tanto dolor, quiere que su sufrimiento sea tan grande que pueda servir de expiación por no haber podido evitar la causa que lo produjo aunque él no haya sido el culpable de lo sucedido.
ResponderEliminarPienso que algunas veces se puede deber también a lo que podríamos llamar a grosso modo falta de costumbre, falta de hábito de compartir el dolor, quizá por no haber tenido muchas ocasiones de hacerlo.
EliminarAunque todos supiéramos exactamente que significa el verbo compadecer (Sentir lástima o pena por la desgracia o el sufrimiento ajenos), cada uno expresa a su manera ese sentimiento, unos con un apretón de manos opina que es suficiente, otros a base de recordar los momentos agradables de la persona o del hecho acaecido.
ResponderEliminarComo no me gusta la definición de la actual edición del DLE, he utilizado una edición anterior, que da como primera entrada la que pongo más arriba.
Eliminarle acompaño en su sentimiento
ResponderEliminarMuchas gracias.
EliminarCreo que para eso de sufrir no necesitamos el permiso de nadie, sea el sufrimiento por nosotros o por el/la vecino/a. Otra cosa es que el objeto de nuestro sufrimiento -cuando no somos nostros-, prefiera hacerlo en solitario y no en grupo. Es lo que tienen en común el placer y el sufrimiento, que cada uno es muy dueño de hacerlo solo o en compañía... y a los demás no nos queda otra que entenderlo, pues en cierto modo, nosotros también tenemos ese derecho.
ResponderEliminarLo entendemos, claro que lo entendemos, pero nos duele.
EliminarSupongo que también es cuestión de personalidades, que seas más o menos extrovertido. Porque hay personas de apariencia muy extrovertida que, en cuanto rascas un poco...
ResponderEliminarPero al final todas las murallas caen...
Saludos.
... eligiendo con sumo cuidado la artillería.
EliminarQué rica es nuestra lengua y cuánto la desconocemos, al menos yo. En estos años en los que vivimos tan rápido, saltando de un cambio al siguiente, tenemos poco tiempo para conjugar bien estos verbos. Falta tiempo y sobra egoísmo.
ResponderEliminarY, encima, los académicos actuales nos la están estropeando, pues ese cambio en la definición de compadecer es desastroso, no corresponde en absoluto con el sentido original de esa palabra. Y, mucho menos, con el sentido bíblico, ya que es una palabra que aparece mucho en la Biblia y siempre tiene el sentido que yo le he dado y que recogía la anterior definición.
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