3/7/16

Dar


     Yo tenía antes la costumbre –que no he perdido del todo- de guardar párrafos,  frases y fragmentos de poemas de los libros que iba leyendo y hay por mis cajones varias libretas pequeñas llenas de textos de ese tipo. Algunos no tengo ni que consultarlos, pues me los se de memoria y uno de ellos es este de Carmen de Icaza, una escritora poco valorada, pero que creo merecería que algún día le dedicáramos más tiempo. 

     Pertenece a su novela Soñar la vida y dice así: 

¡Cielos! ¡Poder dar! ¡Poder dar cuando lo que se da es recibido con fervor y ternura! ¡Dar no ya a cuentagotas en un esfuerzo pobre y gris que nadie reconoce, sino a chorro limpio! ¡Arruinándose en un loco impulso de generosidad, sin tacañerías, egoísmos y regateos, que envilecen al que aporta y al que recibe!

     La cita es textual y tiene demasiados signos de admiración para mi gusto, pero a lo que vamos es a lo que expresa y eso lo comparto totalmente. Comparto que muchas veces disfrutamos más dando que recibiendo y que, incluso, necesitamos dar para seguir vivos, para seguir sintiendo que aun tenemos un sitio en esta vida.  

12 comentarios:

  1. Calandra3/7/16 16:22

    Estoy de acuerdo en que poder dar y cuanto más mejor, es muy gratificante, incluso más que recibir, lo malo es que cuando das y lo das de corazón, en lugar de ser recibido con fervor y ternura como dice Carmen de Icaza, es recibido con desdén y pisoteado.

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    1. Carmen de Icaza habla del ideal, el ideal de dar y el de recibir, pero luego viene el tío Paco con las rebajas. Las personas somos lo que somos y hay que contar con ello.

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  2. Lo malo es que los demás se acostumbran a recibir, recibir, recibir....

    Yo no soy muy de compartir, pero reconozco que cuando lo hago resulta muy gratificante.
    Saludos veraniegos.

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    1. Si no hubiera puesto todo el texto en negrita (mejor dicho en verdecita), me hubiera gustado resaltar ese poder dar del principio, pues creo que es lo más importante del párrafo. Todo él va en función de ese deseo de dar, de darse, pues para algunas personas es la única manera de escapar de sus problemas y sus propias necesidades.

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  3. Mi memoria es inferior a la de una trucha, así que eso de recordar párrafos se me ha dado mal. Se que en algún sitio empecé a guardar recortes y anotaciones de textos que me atrajeron por algo, pero cuando fui descubriendo que todo ello lo iba guardando cada vez en un lugar diferente, pues no recordaba donde lo había hecho la vez anterior, terminé por tener una feliz idea... (ser un desmemoriado no impide tener buenas ideas a veces, creo..., no se, no me acuerdo): pasar todo a uno, dos, tres y sucesivos blogs, de manera que a la vez que me lo guardo -a veces oculto en metáforas o referencias muy personales-, lo comparto con quien quiera verlo... ¿Gratificante? si, en parte, pues por otra uno se da cuenta de que las cosas que le entusiasman, le llaman la atención y le llenan, no interesan prácticamente a nadie.

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    1. Mi memoria es bastante deficiente para los datos, lo ha sido siempre, así que no tengo la disculpa de los años, pero es aceptable a la hora de almacenar cosas como esta y otras por el estilo. Siempre he pensado que solo aprendemos lo que ya sabíamos pero no habíamos acertado a expresar y estos textos que nos saltan a la vista cuando leemos y que se quedan guardados en el disco duro de nuestra memoria son eso: lo que pensábamos o sentíamos y no sabíamos poner en palabras.

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    2. En cierta medida, lo que dice es que realmente no conocemos nada nuevo: lo que hacemos es aprender a interpretar y racionalizar un conocimiento que ya está en nosotros. Perdóneme la pedantería por partida doble, pero esto, además de recordarme a la alegoría de la caverna de Platón, me devuelve de nuevo al pasado debate destino/libre albedrío... Esta cabra también tira demasiado al monte...

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    3. Para mí no es un conocimiento que ya está en nosotros como por ciencia infusa, sino que hemos ido adquiriendo por nuestra propia reflexión, pero no hemos sabido darle forma. Por tanto, no le veo ninguna relación con el libre albedrío del que hablábamos. Vamos, se lo veo en el sentido de que nuestra reflexión es libre, con todos sus condicionamientos de los que hablábamos.

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  4. No hay color entre dar, cuando se puede, y recibir, ya que lo primero es mucho más gratificante, al menos para mí. Por ahí guardo una cita que publicaré algún día en la que se nos dice que no hay que devolver a quien te da, sino otorgar a una persona diferente, formando así una cadena infinita.

    Como tú, soy muy dado a escribir en papeles varios todo tipo de citas, ya sea de los libros que leo o de los documentales que veo. Procuro escanearlas o llevarlas a un ordenador para no perderlas.

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    1. Eso de la cadena lo creo yo también, pero, por otra parte, también es bueno el intercambio entre las personas, porque las acerca. Yo te doy lo que tengo, tú me das lo que tienes tú... los dos nos damos lo que somos.

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  5. Prefiero dar a tener que recibir, aunque el intercambio suele ser muy gratificante.
    El apellido Icaza me sonaba del poema : Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada.
    Así que he investigado y me encuentro que Carmen es hija de Francisco.

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    1. Exactamente. Era hija del diplomático y escritor mexicano, y hablaremos un poco de ella en otro post.

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