Fotografía en IDEAL de Ramón L. Pérez
Por hablar seriamente en el mes de julio de aquella tragedia en forma de guerra fratricida que asoló nuestro país, hemos pasado por alto la otra guerra mucho menos cruenta que se desarrolla en nuestras costas verano tras verano. Menos trágica, nada cruenta, pero que también deja sus víctimas.
Y estoy hablando de la ya conocida Guerra de las Sombrillas, este año con algunas novedades, ya que, en vez de requisarlas, el Ayuntamiento de Almuñécar se ha limitado a precintarlas a modo de advertencia. Sí, habéis leído bien, precintarlas. ¿Qué como se precinta una sombrilla? No me preguntéis porque no lo he visto, pero en este sur tenemos mucha imaginación y, como ya sabéis que todo es posible en Granada, y Almuñécar está dentro de la provincia, seguro que han inventado un método efectivo que probablemente se patentará en años venideros.
Quedamos entonces en que la sombrilla, abandonada en la playa a horas tempranas para coger sitio, se precinta como aviso de que después llegará su retirada y con ella una multa de 30 eurillos, que no son ninguna tontería en estos tiempos de crisis. Y, claro, el personal no está por la labor y decide que alguien se tiene que quedar guardando la sombrilla, pero resulta que la madre de familia tiene que hacer la compra y preparar la comida, el padre de familia ir a por el periódico y los churros, los niños están durmiendo a esas horas y, ¿quién queda? Pues el abuelo/a que llevaron a la playa por la sencilla razón de que no había con quien dejarlo/a y, mira por donde, va a servir para algo. Así que a bajar al ser de día la sombrilla, el abuelo/a y un sillón para sentarlo/a, pues si lo sientan en la arena luego no hay quien lo levante. Y allí tenemos al abuelo/a dando cabezadas frente al mar, horas y horas sentado en un sillón que se le clava en salva sea la parte, achicharrado/a con el resol y acordándose de lo a gusto que estaría en el apartamento viendo la tele. O en su casa de Graná con los colegas de banco. Que esa es otra.
Bueno, al menos los abuelos al ser encargados de vigilar la sombrilla en horas tempranas tienen la oportunidad de disfrutar de una playa no masificada, pueden respirar el aire marino sin olor a Nivea ni sudor, pueden ver el agua del mar que luego estará saturada de bañistas y pueden también comprobar como es el color de la arena que luego se pone tan llena de gente que desaparece bajo los pies de los miles de personas que "disfrutan" de la playa. De todo esto no gozarán los que llegan mas tarde y que nunca podrán contar como es en realidad una playa.
ResponderEliminarY el que no se consuela es porque no quiere...
EliminarEs que tal y como está la vida si no intentas verla por el lado bueno, vas lista.
EliminarEso sí.
Eliminarcría hijos y te dejaran debajo de una sombrilla, y sin "bitter", ni ná de ná,
ResponderEliminarSi fuera ayuntamiento precintaba los abuelos y 1.500 por dejarlos abandonaos y tener que darles un aperitivo...
juas
Un saludo y buen fin de semana
Siguiendo la línea de Calandra, peor es lo de la gasolinera...
EliminarBuen fin de semana también para ti y que este sea el último en que nos asemos como pollos a la barbacoa.
EliminarYo quiero ser abuelo y bajarme al amanecer a la playa!!!
ResponderEliminarYa llegará, ya llegará… Pero ten en cuenta que no va a haber pelea con las olas, ni nadar hasta el moro, ni… Solo sillón y playa, playa y sillón.
EliminarPobres abuelos, con lo bien que se está a la sombra en un chiringuito, con una cerveza en la mano o incluso si me apuras con un mojito, o un café con churros depende de los gustos de cada uno...
ResponderEliminarPor cierto mira como precintan las sombrillas los funcionarios del ayuntamiento de Almuñecar.
Y que seriamente lleva a cabo el funcionario tarea tan transcendental...
EliminarLlegaremos a un punto en el que tendremos que hacer turnos para disfrutar no sólo de la playa, sino de cualquier atracción turística también. Tenías que haber visto las colas del Prado, bajo un sol de justicia para ver la exposición del Bosco.
ResponderEliminarEn cuanto a los abuelos, ellos pertenecen a una generación más sacrificada, en la que el deber era lo primero. Si confiamos en que la juventud haga alguna de las tareas vamos listos, salvo que repartamos algunos pokemons por la playa.
Mira una opinión sobre eso
Eliminarhttp://blog.anarkasis.com/?p=2248
No soy nada playero, así que estas cosas me cogen de nuevas... Lo que no me pilla de esa manera es el modo en que en la sociedad actual estamos convirtiendo a los "abuelos" un esclavo, un amigo, un siervo que diría José Luis Lopez Vazquez... ¿Ahora resulta que se les envía a la playa con la amanecida para reservar sitio?
ResponderEliminarComo dice Calandra, lo bueno es que ellos se llevan lo mejor de la playa seguramente: el disfrutar de ella cuando refresca aún el día y apenas hay gente...
Sea como sea, estas cosas me reafirman en mi sentimiento de extraño al maravilloso mundo del uso y disfrute de la playa en verano. Durante el otoño y el invierno es otra cosa, pero también otra historia que no tiene nada que ver con lo que nos ocupa.
Salud!
No eres nada playero porque tienes otro clima, pero aquí, con los veranos que tenemos, no hay otra opción que irte al lado del agua o pasar tres meses bajo el aire acondicionado. Y yo, que ya soy de esta última opción, el otro día le decía a un amigo que tengo la asignatura pendiente de ver el mar en invierno, sin sombrillas, sin bañistas, sin socorristas... Vamos, tal como lo parió la madre Naturaleza. Y añado ahora, que a poder ser después de un temporal de los que se llevan por delante hasta los chiringuitos.
EliminarMe hubiera gustado tener otro clima, pero aquí, por suerte o desgracia, tampoco usamos la gabardina y el paraguas en verano, por mucho que el tan difundido tópico quiera decir lo contrario.De hecho, esta ciudad -dejando de lado el aguacero de ayer-, sigue teniendo llenas sus playas y recibiendo esas corrientes que llegan continuamente desde el golfo de México y que, además de aguas, nos traen con frecuencia un clima que parece más propio del trópico.
ResponderEliminarPor desgracia, como le digo, prefiero el frio y la lluvia, y disfrutar, como le aconseja que haga su amigo, de la costa durante los otoños e inviernos, con largos y relajados paseos a la vista de las olas, las cortinas de agua cayendo sobre el mar y el viento revolviéndolo todo... No, realmente no es que no sea playero: no soy de dedicar mi tiempo al sol, la arena y las multitudes.
Vaya... Y yo que pensaba que los 48º que se han visto en el centro la semana pasada eran solo patrimonio nuestro... Lo pasamos mal y ni siquiera tenemos la exclusiva.
EliminarTiene que ser un acontecimiento mañanero encontrarse los primeros brotes de sombrillas con sillón y yayo vigía...
ResponderEliminarSe sabía que la pensión yayeril era un plus para la economía familiar descacharrada, pero está claro que la vejez se revaloriza más: Paseantes y cuidadores de nietas y nietos, guardasombrillas... El gremio de la albañilería se ha quedado sin asesores a pie de hormigonera.
Si es que los jóvenes no habéis terminado de descubrir todos los valores que se acumulan en los años y las utilidades que podemos esconder los viejos.
Eliminarya estamos poniendo puertas al campo,
ResponderEliminartirando la alhambra especial por el fregadero... ¡¡escanciando para el Hades!!, Algo está celebrando medio atravesá, o que tuvo una baja quedando para la mani de los granainos el domingo, o algo así..
En fin...,
Lo que sea le dolió más que la pedrá de un chiquillo, porque perjura padentro.
Un saludo no obstante.
A la mani no fuí porque ya no está una para esas solaneras a las dos de la tarde y las cervezas corrieron hacia la depuradora por el convencimiento de que no iban a servir para quien iban destinadas. O sea, algo así como "mía o de la tumba fría"... pero en cerveza especial.
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