Me contaban mis padres que cuando era muy pequeña y alguien me ponía delante de una imagen y me decía como era costumbre: Pídele pan al Señor, yo, muy dispuesta, pronunciaba en mi media lengua: Pan y amón (jamón) Y todos se reían mucho porque el jamón era por entonces más bien escaso.
Está claro que siempre le he pedido a la vida lo que no estaba dispuesta a dar…..
Si le ponen delante de una imagen otra vez, o por voluntad, me la pide pamitamien, su buen humor,... y ¡Salud! por supuesto.
ResponderEliminarBuen fin de semana
¿El jamón de Jabugo o de Trevélez? Últimamente hay que precisar en estas peticiones para que las cursen debidamente.
EliminarGracias. A mí no se me dan muy bien los fines de semana, pero se hará lo que se pueda. Buen finde también.
Una niña con buen gusto y mejor paladar... Que eso de comer pan con pan...
ResponderEliminar(Curiosa esa costumbre de pedir pan a una imagen sagrada).
El pan tenía entonces algo de sagrado, por lo que se besaba cuando caía al suelo, como recuerda Almudena Grandes en el título de su último libro.
EliminarDoy fe, que era cierto, lo de besar el pan
Eliminary mi madre me daba una manguzá si no ponía el pan correctamente asentado en la mesa.
Y había casas en las que solo se podía partir con la mano, nunca con cuchillo, que eso era agredirlo, era irrespetuoso.
EliminarYo no pedía nada, pero de bocadillo me solían poner un cacho de pan y un porción de chocolate, de aquel que sabía a tierra.
ResponderEliminar¿Todavía había chocolate con tierra cuando tú eras niño? No es que sabía a tierra, sino que llevaba algo que dejaba esa textura en la boca, como si comieras tierra.
EliminarNo había oído nunca eso de "Pídele pan al Señor", pero me pareció muy acertado que ya que se pedía pan se pidiera también algo para acompañarlo y el jamón es digno compañero.
ResponderEliminarSupongo que todos pedimos a la vida mas de lo que esta está dispuesta a darnos, pero claro, por pedir que no quede.
Ya sabes las connotaciones que tiene el pan, que engloba todo alimento, y estábamos en una época en la que los alimentos eran bien escasos. Más tarde, al acabar la guerra, estuvieron racionados, pero entonces dependían de lo que entrara en una ciudad sitiada por el bando contrario.
EliminarHablando de devociones y jamones, le diré yo que soy devoto del que producen en Cumbres Mayores. Aunque si es cosa de pedir, también lo haría de un poquito de habilidad para cortarlo, que uno, por mucho que lo intenta, es incapaz de desarrollar esa habilidad.
ResponderEliminarSalud y buen fin de semana!
Mejor que no lo intentes, pues he visto unas hermosas cicatrices en la cara interna del antebrazo izquierdo fruto de esas pruebas y, si lo haces, que sea con un buen jamonero y el brazo a salvo.
EliminarBuen fin de semana también para ti.
Cuando queráis os doy clases, que nací en la sierra de Huelva. Eso sí, mi comisión va en parte del producto...
EliminarOye... En las clases deberían estar incluidas las herramientas y el material.
EliminarYo pongo el saber cortarlo. Otro que ponga el resto...
EliminarEstá visto que tú no eres como el sastre del Campillo, que no cobraba y ponía el hilo. (Dicho popular en la ciudad de Granada)
EliminarHay que pedirle a la vida lo que no está dispuesta a dar. Aunque sólo sea para establecer un punto de partida en la negociación, más vale tirar por lo alto.
ResponderEliminarLuego ya, las cosas vendrán como vengan...
Saludos.
No esperes mucho de esta hora.
Eliminar(Las horas nunca dan lo que prometen)
No esperes mucho de este día.
(Ya sabes que los días siempre mienten)
No esperes mucho de la vida,
la vida no da más de lo que tiene
y a ti te dio ya toda su tristeza.
Se le acabó. No pidas nada. Y vete.
Por pedir que no quede, que luego se verá lo que se consigue. En esta últimas décadas hemos avanzado un trecho, aunque el jamón no sea el de siempre.
ResponderEliminarEn aquel momento se conformaban con que no les cayera encima una de aquellas bombas que tiraban desde los aviones con la mano, según contaban luego mis padres.
EliminarMe ha inspirado ternura y pena.
ResponderEliminarY la vida a veces es bastante cruel.
Y nosotros tendemos a quejarnos de ella sin derecho, habiendo otras vidas mucho más crueles que la nuestra. Pero claro... es la nuestra.
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