3/4/20

Privilegios






      De nuevo, es la más joven de “las tres de la columna” la que da en el clavo. El día 21 de marzo, cuando casi estaba empezando lo que tenemos encima, Alba Carballal publicó una columna que recorté, porque me pareció lo mejor que había leído hasta el momento. La puse encima de un mueble y ahí ha estado desde entonces, ya que nada me ha parecido tan acertado en todos estos días “de angustia y Paracetamol”. 

      Os copio la columna completa, confiando en que no me cobre los derechos de autor.  


TIEMPO DE SILENCIO

      Estos días ha circulado -de la única manera que se puede circular en esta situación, es decir, por las redes sociales- la fotografía de una pancarta, colgada sobre la puerta de una casa, que dice lo siguiente: «La romantización de la cuarentena es un privilegio de clase». Como siempre, la sabiduría popular explica las cosas de forma más certera que nadie. Poder quejarte de tener que teletrabajar mientras cuidas a tus hijos en casa es un privilegio. Hacer ejercicio en tu vivienda es un privilegio. No pasar el aislamiento en soledad es un privilegio, probablemente el mayor de todos. En los tiempos que corren, hasta ver la calle por una ventana al exterior es un privilegio. Los metros cuadrados suficientes para una vida plena, la compañía y el aire puro son tres grandes privilegios que no todo el mundo se puede permitir en estos momentos de angustia y Paracetamol. Pese a ello, casi todos los mensajes de coach de baratillo, casi todas las lecciones morales y casi todas las quejas frívolas surgen del mismo lugar: de los balcones de los afortunados.

      Los clamores de apoyo a la sanidad pública y a quienes se lo están currando más que nadie para que todos salgamos adelante son fabulosos. La cacerolada contra la monarquía, lo reconozco, me sacó una sonrisa. Incluso las canciones, los juegos infantiles y los ligoteos intervecinales tienen su gracia cuando cada día tenemos que inventarnos mil maneras de no volvernos locos. Pero también necesitamos silencio. Silencio para comprender hasta qué punto las diferencias económicas se agudizan cuando todo va mal; para reconocer desde dónde impartimos cátedra, y a quiénes, y de qué modo; silencio para respetar a los que lo tienen más difícil.

15 comentarios:

  1. Y lleva razón la columnista. Las adversidades conjuntas van, en realidad, desconjuntadas, porque no es lo mismo sobrevivir que malvivir, que en lo último algunas personas hace tiempo que navegan en una barca en mal estado y anegada de aguas fétidas donde ni el sálvese-quien-pueda es una opción.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los que vivimos en pisos, nos parecen privilegiados los que pueden pasar este confinamiento en un jardín o huerto, pero también lo somos los que, como ella dice, tenemos metros suficientes y una ventana o balcón el que asomarnos.

      Eliminar
    2. Pues imagínate en las casas donde se hacinan varias personas; o en los hogares donde se da maltrato emocional y/o físico... Tener las necesidades básicas cubiertas y una relación equilibrada con el entorno personal ya es, en sí, un privilegio, aunque los metros cuadrados no vayan muy allá.

      Eliminar
    3. Y tener personas con las que comunicarte y que te acompañen aunque sea a distancia... otro privilegio.

      Eliminar
    4. También. Como en ese proverbio oriental del que se quejaba por no tener zapatos hasta que descubrió a otra persona que carecía de pies

      Eliminar
    5. En resumen: que hay que mirar siempre hacia abajo y no hacia arriba...

      Eliminar
    6. O mejor, luchar para que nadie se quede atrás.

      Eliminar
  2. Como quiero evadirme un poco de todas las historias y noticias que nos está procurando el coronavirus, aunque muchas son optimistas, hay otras que te provocan una enorme inquietud.
    Me he acordado de una historia ficticia en la que dos hombres en el hospital...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues con tu historia, yo me he acordado de los que están en un hospital de campaña o un pabellón deportivo, con las camas alineadas y sin la menor intimidad. Es un privilegio, por tanto, estar en un dormitorio.

      Eliminar
  3. ¡Qué curioso! Anteayer leía un artículo muy interesante sobre la idea que tenía el filósofo danés Sören Kierkegaard sobre el retorno al silencio como cura para la enfermedad moderna.
    Sostenía Kierkegaard, según aparecía en el articulo, que "El estado actual del mundo y de la vida en general es uno de enfermedad. Si yo fuera un doctor y me pidieran mi opinión, les diría "Creen silencio.""

    Y no sólo se refería el filósofo al ruido generado por la industria incipiente en su tiempo (que también) sino además "al ruido de lo insignificante, el barullo de lo intrascendente y distractivo, del constante entretenimiento y la banalidad, lo que Kierkegaard llamaba snakke."

    Pues, eso... creen silencio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El barullo que nos traemos ahora de vídeos y mensajes de WhatsApp... Como decía José Carlos Gallardo en "Hombre caído": ¡No calléis para estar en más silencio!

      Eliminar
  4. Muy cierto. Tendemos a ver el mundo a través del cristal de nuestras gafas y nos olvidamos que otros no lo ven tan de rosa. Por otro lado, también tendemos a quejarnos, a magnificar lo que nos pasa, mientras otros están peor. Supongo que es consustancial al ser humano, pero no está de más recordarlo.

    Es una de las cosas que diferencian a Suiza y a España. Aquí hay menos luz, hace frío, y tener un buen piso es esencial, así que ahí van casi todos los esfuerzos. En España se vive en la calle y es más esencial aparentar, así que los esfuerzos van a tener un coche más caro y a hacer vida en los bares y restaurantes. Quizás deberíamos replantearnos las prioridades, pero mucho me temo que en cuanto esto pase, volveremos a las andadas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues viviendo en la calle y los bares, llevamos casi un mes encerrados. Más mérito tenemos...

      Eliminar
    2. Qué duda cabe de que el sacrificio es mayor. Además, en Suiza, aunque todos estamos en las casas no está prohibido salir, solo se trata de una recomendación.

      Eliminar
  5. Totalmente de acuerdo. Gracias por enseñarnos este texto.

    ResponderEliminar