16/7/20

Los protocolos



      Cuando llevamos ya cuatro meses de pandemia, esta mañana he leído en el móvil este artículo, que no nos dice nada nuevo porque ya sabemos como han discurrido estas cosas, pero me ha llegado al corazón la forma de contarlo alguien que lo ha sufrido personalmente y que lo cuenta con dolor, pero sin resentimiento, sin acusar a nadie. 
      Yo tampoco voy a acusar a los gestores de la pandemia, ni a los políticos, ni a las autoridades sanitarias, pues pienso que todos han hecho lo que han podido. Han tomado decisiones de hoy para mañana y de esta hora para la siguiente, basándose muchas veces en informes contradictorios de los “expertos”, que tampoco sabían muy bien que hacer. Y se han equivocado, sí, es fácil equivocarse en esas condiciones. Se han equivocado, han rectificado… y se han vuelto a equivocar. Hoy, tras cuatro meses de pandemia, solo pienso que no quisiera estar en la piel de ninguno de ellos.
      Sin embargo, hay algo en lo que creo deberían reflexionar: los llamados “protocolos”.  Esas normas rígidas que se han establecido en los hospitales para que –se supone- todo funcione mejor. Normas que, en la mayoría de los casos, echan por tierra lo que debería ser esencial en la atención sanitaria: la humanidad, el trato humano, la compasión por el que sufre. 
      Y he podido comprobarlo de cerca hace unos días, cuando un amigo llevó a su padre a urgencias del hospital con desorientación, malestar general y unas décimas de fiebre. El anciano ingresa en el Área Covid-19 y al hijo lo dejan fuera, sin poder acompañarlo, cosa lógica, aunque dura para los dos. Pasan las horas y no hay la menor noticia, solo que le han hecho la prueba PCR y hay que esperar los resultados. Llega la noche y ni siquiera lo dejan quedarse allí. Váyase a su casa y espere que lo llamen. Y se va sin saber si su padre está igual, mejor… o muriéndose. Al día siguiente, las 8, las 9, las 10 y no llama nadie. Angustiado, va al hospital y tampoco allí resuelve nada. De nuevo: Espere en su casa a que lo llame el doctor.  Veinticuatro horas después del ingreso, por fin lo llaman para decir que la PCR es negativa, que a su padre le dan el alta y lo mandarán a su casa en una ambulancia. No puede ir a por él y verlo antes. Tiene que esperar. Son los protocolos.  
      Y yo me pregunto: ¿Es necesario que sea así? ¿Es necesario añadir dolor al dolor? ¿Se salvan más vidas con eso? ¿Cuesta tanto tener a la familia informada? No hace falta un sanitario para eso, solo una persona, una lista de ingresados en el ordenador y un teléfono.

16 comentarios:

  1. Los protocolos se establecen con criterios técnicos, como un manual de instrucciones de un artefacto, "presione aquí", "gire allá", y deshumanizan a los funcionarios, que tratarán así no con personas, sino con "pacientes" y "familiares inmediatos", despersonalizándolos.

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    1. Los funcionarios de los hospitales, los sanitarios, actúan según órdenes y son los que dan las órdenes desde un despacho los que deberían tener en cuenta los sentimientos de pacientes y familiares, que no todo es curar el cuerpo.

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  2. En términos generales estoy de acuerdo con todo lo que dices. Es fácil criticar después de, pero ni los médicos saben cómo actuar con este desconocido todavía Covid-19. No es tiempo de críticas sino de colaborar cada uno y todos en la misma dirección. Son rígidos los protocolos, es cierto, pero también lo es que, al margen de ancianos, el mayor número de fallecidos por esta pandemia se ha dado entre los sanitarios. En fin, confiemos en que pronto descubran los epidemiólogos ante quién estamos.
    Un abrazo.

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    1. Por supuesto que hay que proteger a los sanitarios, pero no creo que los ponga en riesgo establecer un protocolo más flexible en el trato con las familias. Como digo en el post, una persona que informe no tiene por qué ser un sanitario ni estar en contacto con los enfermos.

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  3. El test PCR tarda, mínimo, veinticuatro horas entre que se saca la muestra y se analiza e, imagino, que ante los posibles síntomas del señor se arbitraron las medidas para evitar que fuera a peor o que pudiera contagiar a otras personas, en caso de tener la covid. Claro que son protocolos duros, pero si hay algún lugar con riesgo es la zona de Urgencias hospitalarias; riesgo para pacientes y acompañantes, quiero decir. Los protocolos no son para proteger a los sanitarios sino para evitar que se produzcan rebrotes. Se sigue estando a merced del virus y lo que se pretende es atajar contagios. Luego la exquisitez en el trato ya depende del carácter de las personas que atienden y, por supuesto, la premura en contactar con las familias que esperan la llamada es esencial, y en eso sí que ha de insistirse, aunque ya depende de la saturación que haya.

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    1. En estos momentos, los hospitales tienen ya separadas dos zonas para que, en los ingresos por urgencias, no se mezclen las personas con sospecha de Covid-19 con las que van con otros síntomas. Por otra parte, la PCR tarda en hacerse cuatro horas, que se convierten en veinticuatro por los protocolos. Pero, en fin, eso entra dentro de la normalidad en un hospital. Lo que no es normal y me atrevería a denominar como cruel, es la incomunicación con la familia, que necesita ser informada y conocer el estado de su familiar. Un enfermo que ingresa por urgencias no puede “desaparecer” durante veinticuatro horas sin que su familia sepa donde está y que le está ocurriendo. Hasta cierto punto, eso estaría justificado en plena cúspide de la pandemia, con un hospital colapsado, pero ahora la situación es prácticamente normal, ya que la mayoría de los contagios que se están produciendo son de jóvenes que no necesitan hospitalización.

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  4. Hola amiga. Es difícil opinar al respecto, aunque coincido en la desinformación y la improvisación que hay en todo. La mamá de una amiga internada en un geriátrico donde hubo Covid, fue trasladada a un centro en otra localidad junto con todas, el día posterior cumplió 104 añitos. Pruebas y a la semana la traen de vuelta al mismo geriátrico sin síntomas solo con una congestión pasajera y algunas paspaduras lógicas de la edad. Imagina, la vida también hace excepciones está lúcida como cuando se fue con una experiencia más por contar. No se pudieron ver ni de lejos cuando bajaba de la ambulancia, no permiten ni un saludo con la mano a la distancia. Dolores y alegrías, es evidente que la adaptación para algunas personas es mayor que para otras. Un saludo cariñoso

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    1. Desinformación sí, pero creo que es lo contrario de la improvisación. Es, como hemos dicho, sujetarse a un protocolo, que puede ser indicado o no según el momento.

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  5. Los protocolos, esas cosas que hay que cumplir, aunque casi nadie saben para que sirven, y por supuesto ninguno está de acuerdo con ellos, ni mucho menos tratar de comprender para que sirven.

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    1. Supongo que sí sirven, pero sería necesario que los protocolos sirvieran a las personas y no al revés.

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  6. Desgarrador el artículo. Esos protocolos existen en Suiza, pero la información es mucho mejor y al final sí que sirven. Y yo sí que acuso a los políticos, porque me consta que no han hecho lo que han podido. En todo caso, han robado lo que han podido y han permitido manifestaciones a sabiendas de lo que estaba pasando. Si yo, con mucho menos poder e información pedí a mi familia y a mis amigos que se confinaran el 1 de marzo, no entiendo qué pintaban las manifestaciones o los mítines de una semana más tarde. No, a mí no me engañan, los políticos lo sabían y mientras nos decían que habría un par de casos aislados ellos iban a lo de siempre, a lo suyo. Claro, esto no nos lo van a contar en los medios de (in)comunicación habituales, que están subvencionados por los de siempre. La verdad hay que buscarla en otro sitio.

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    1. Leeme que digo que se han equivocado, pero es que lo ha hecho todo el mundo. Científicos de categoría mundial han reconocido que no imaginaron que la epidemia pudiera llegar a donde ha llegado. En febrero se sabía ya lo de la "neumonía atípica" en China, pero ¿que país tomó medidas? ¿Suiza os confinó? ¿Algún país lo hizo? Por lo que recuerdo, ni siquiera China. Todos, los mandatarios y los de a pie, los científicos y los que no lo somos, todos mirábamos a las pandemias como algo de siglos atrás, algo impropio de un mundo desarrollado, pero la realidad ha venido a bajarnos los humos y de una forma bien dolorosa.

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    2. Corea confinó, China confinó, en Japón tomaron medidas inmediatamente, Suiza cerró fronteras en cuanto subieron los casos, países centroamericanos con El Salvador o Costa Rica cerraron fronteras, Perú, Argentina y Chile también. En España lo importante eran los mítines de Vox y las manifestaciones del 8M. Hace una semana, los aplausos a Sánchez, con todo su partido bien arrejuntado y sin respetar las distancias de seguridad, seguían siendo más importantes. ¿Me vas a decir que a estas alturas desconocen que hay un virus que mata gente? ¿Qué pintaban todos tan juntos? Respuesta: no les importa. ¿Y ese comité de expertos que no existía? También en eso nos han mentido.

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    3. No se cuando cerró las fronteras Suiza y todos esos países que nombras, pero sí recuerdo que Alemania las cerró el mismo día que España: el 16 de marzo. Después de haber tenido también manifestaciones el día 8. Que fue un gran error... pero también cometido por paises muy serios y rigurosos.

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  7. Todo esto ha sido, es, tan extraño, tan difícil, que no sabemos ya qué está bien hecho y que está mal hecho. Hay que tomar decisiones difíciles pero sin humanidad, ¿qué nos queda?

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    1. Quedan los protocolos, el sistema sanitario que salva vidas, es cierto, pero que también causa un dolor innecesario.

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