Cuando ya tienes más pasado que futuro -y que presente- el pasado es importante, pero resulta que el pasado son las personas que formaron parte de él y cuando esas personas desaparecen, el pasado desaparece también. Cada persona que se va se lleva un trozo, aquel con el que está relacionada, en el que fue protagonista o sujeto pasivo, da igual, y al final, cuando se van todas, nos quedamos sin pasado. ¡Y que vacío tan grande entonces! Miramos atrás y no hay nada, es como si todo lo vivido no fuera real, como si lo hubiera vivido otra persona, la persona que fuimos cuando ese pasado era presente. Y que también se ha ido para no volver.
Así es, primero partieron los mayores, después comenzaron a irse los iguales. Y aquí estamos, viendo como la fila avanza. Pero lo vivido seguirá presente mientras tengamos memoria.
ResponderEliminarNo estaría yo tan segura de que siga presente si no se puede compartir con nadie. Decía Manuel Alcántara que envejecer es no poder decirle a nadie: ¿Te acuerdas?
EliminarNo se, nunca tuve amigos, parientes, vecinos, compañeros de estudio y de trabajo, sí, pero amigos no. Pero si aparecen en la memoria están ahí, para bien o para mal, porque también hay recuerdos que permanecen por más que quisiera borrarlos. Lo de compartir, podría decir que los comparto conmigo mismo...
EliminarYo sí he tenido amigos de verdad. Quizá por tener poca familia, siempre me he volcado en la amistad y, para mí, los amigos son absolutamente necesarios, pues sin ellos creo que no podría salir adelante.
EliminarMe haces recordar a mi madre algún tiempo antes de su marcha. "Me he quedado sola, -me dijo- ya no me queda ninguna amiga." Tengo que reflexionar sobre esta propuesta tuya en la que no había caído antes, pero es cierto: cada uno que desaparece se lleva su lote y nos vamos desposeyendo lentamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Para mí, no es una reflexión sino una vivencia. Lo he ido sintiendo conforme se iban yendo los amigos antiguos. Luego han llegado otros amigos, pero ya no son pasado, sino presente.
EliminarEn parte tienes razón, pero es algo que me está pasando con la pandemia, los amigos se esfuman y aunque puedas hablar con ellos cada vez los ves más alejados, con menos ganas de reuniones y sin nada que compartir.
ResponderEliminarYo estoy hablando de amigos que se mueren, que se me mueren, pues los que están, los pocos que me quedan antiguos y los que han llegado a mi vida después, esos siguen ahí. Si no puedo verlos, hablo con ellos por teléfono, y los que puedo ver... los veo. Con precauciones, con mascarilla, en la terraza de un bar en el mes de febrero, pero la pandemia no me ha impedido verlos, hablar con ellos, incluso abrazarlos. Que si el virus me lleva por delante, que al menos me vaya "con el cariño puesto".
EliminarEl presente siempre va adobado con el pasado, que es lo único que se conoce y llena. De ese presente forman parte todas las personas que alguna vez estuvieron y que, en cierta manera, ayudaron a moldear el recorrido. El futuro, aun el inmediato, es un espejismo al que nunca se llega porque es el presente, con su equipaje, por el que transitamos.
ResponderEliminarPara mí, la vida son las personas que han sido importantes en cada momento. Cuando miro atrás, cada época tiene un nombre o varios nombres, pero están ahí, en el pasado, no acompañan el presente, no lo llenan, sino todo lo contrario: evidencian un vacío. El presente a mi edad es muy pequeño, porque hay en él muy pocas personas, cada día que pasa menos, pero, como digo, las personas que se fueron… se fueron, no están, y ponen en evidencia la falta de otras personas que las hayan sustituido.
EliminarEste blog tiene ya suficientes años como para servirme algunas veces para comprobar como ha ido cambiando mi percepción de estas cosas, pues tanto en las entradas como en los comentarios, puedo ver la evolución que, supongo, sufrimos todos conforme vamos envejeciendo y, en este aspecto, mi evolución ha ido en ese sentido de que el pasado no te suaviza el presente, sino que lo hace aun más duro. Dicen que las personas mayores vivimos en el pasado y no es verdad. Es verdad que hablamos mucho del pasado, pero porque no tenemos un presente, nada más.
Es cierto que el pasado está plagado de compañeros de viaje que fueron tan importantes que ahora nos sentimos huérfanos. Pero además de personas también hay sensaciones que nos permiten fijar ese tiempo pretérito. Creo que mientras sigan existiendo, el pasado no se diluye del todo. Ahí están, por ejemplo, mis fotos para demostrarlo.
ResponderEliminarSí, pero las fotos algunas veces también duelen. Mis padres tuvieron una película de su boda, algo que pocas personas tenían en 1935, pero un amigo de mi padre tenía una cámara de cine y la hizo. Son pocos minutos, solo la entrada y salida de la iglesia, pues dentro no había luz suficiente para esas cámaras. Bueno, pues yo no conseguí verla hasta que ellos murieron porque, en vida, no consintieron que se la pidiera a quien la tenía, ya que decían que les era muy doloroso ver a tantos seres queridos que ya se habían ido.
EliminarCreo que pasa porque las amigas y amigos son alguien entrañable con los que se puede hablar de todo, repetirse, recordar. No pasa así con la familia cercana o lejana, les falta esa complicidad, paciencia, alternancia en la escucha. En fin, me hiciste reflexionar al respecto. Un abrazo grandote. Escribes muy bien, yo estoy negada, creo que me hice un caparazón protector que la pandemia y su restricción acentuó. Que tengas un buen verano, aquí el invierno ya se prepara y los aumentos para pasarlo también. Beso
ResponderEliminarA mí me ha ocurrido todo lo contrario. Con el paso de los años me he ido haciendo cada vez más sensible al contacto con los demás y más necesitada de la amistad, y la pandemia no ha hecho más que acelerar esa tendencia.
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