21/5/21

Multitud de pueblos (Gn. 17, 4-8)




      Hace muchos años, cuando la primera Intifadah, asistí a la conferencia de un amigo de entonces, que se definía a sí mismo como “israelita viviendo en Granada y granadino con casa en Jerusalén”. La conferencia se impartía en el Centro Cultural de una institución religiosa cristiana, con una sala pequeña y un grupo de personas asiduas, que casi todos nos conocíamos.  Por eso, al llegar varios chicos desconocidos, alguno con la “kufiyya”, los miramos con extrañeza y el conferenciante, Ariel Schiller, nos dijo: Son los representantes de Al Fatah en Granada. Pensé, entonces, en la que se podía liar, ya que el tema de la conferencia era precisamente la Intifadah, pero Ariel habló sin problemas, con ellos en un respetuoso silencio, y solo en el coloquio final intervinieron para aclarar algunas cosas que no habían entendido o no estaban de acuerdo. Hubo un diálogo entre Ariel y ellos, los demás los oíamos con interés, pero casi sin intervenir, y llegó un momento en que los palestinos y Ariel Schiller llegaron a la conclusión de que tenían más coincidencias que divergencias.  Y todos nos fuimos con la sensación de que, a nivel de calle, el problema entre Israel y Palestina era fácil de solucionar.  Incluso, en ese vídeo del enlace, que es muy posterior, Ariel habla también de la convivencia en Jerusalén y muchas veces nos contó personalmente que para él no existía la línea de separación entre judíos y palestinos, que tenía amigos en las dos zonas y la cruzaba continuamente.

      Pero han pasado muchos años de todo esto y el problema sigue. ¿Por qué? ¿A quién le interesa que todo permanezca igual? Por supuesto que a los que mueren bajo los escombros de su casa no.



14 comentarios:

  1. Alguien mueve los hilos, ¿quién? ¿los fabricantes de armas? Solo hay que mirar un poco. Si un ataque es realizado por más de cien aviones y se arrojan 80 toneladas de explosivos, ¿cuanto dinero involucra? Alguien fabrica los aviones, alguien fabrica las bombas, alguien los vende...

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  2. Hablando se entiende la gente, pero está claro que hace falta querer entenderse. Lo mismo sucede si queremos convivir, que todos tenemos que ceder en algo, y en este rincón del mundo nadie parece estar dispuesto. Antes bien, se fomenta el odio al otro, en una espiral ascendente que parece no tener final, utilizando a los de siempre, a los más pobres.

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  3. No resulta nada fácil entender lo que sucede entre estos dos pueblos, cuya tradición fue la convivencia. Todavía menos comprensible resulta con la experiencia del pueblo judío como perseguidos que ahora se dediquen a perseguir e imposibilitar la vida a otros. Algunos entresijos no están claros.
    Un abrazo.

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  4. Durante décadas, el Estado de Israel fue un protegido de Occidente; la impunidad con la que actuaba dentro y fuera de su territorio venía dada por el silencio internacional, sobre todo de Europa, donde el recuerdo de los campos de la muerte obligaba a los gobiernos a mirar hacia otro lado en público y a llamar, en privado, al embajador de turno para pedir explicaciones sobre determinadas presencias israelíes en desaguisados y vendettas en diferentes países europeos... Francias estuvo vendiendo armas a Israel hasta el recrudecimiento de la guerra árabe-israelí; entonces, fueron los EEUU los que proveyeron de armamento al país, convirtiéndose, además, en su aliado más potente, justificándose por la situación geopolítica. Pero llegó un momento en el que la opinión pública internacional empezó a no tragar con el matonismo israelí, con las matanzas en territorio palestino cuyas fotografías e imágenes grabadas llenaban los medios. Durante años, la ONU dictó resoluciones contra la escalada israelí; resoluciones que, con el derecho a veto de EEUU, no eran sino papel mojado y que eran incumplidas por sistema. Y de aquella dejadez internacional surgió el todo vale y esta actualidad que no es sino consecuencia de la desidia internacional que no pudo o no quiso plantar cara a un gobierno cuyos métodos no difieren de cualquier grupo terrorista. Es cierto que hubo un embargo para evitar que Israel siguiera acumulando armamento, pero ya se sabe que, por muchos embargos que haya, las armas llegan a su destino.
    El problema no es, pues, de Israel, Palestina y el mundo árabe; es un problema mundial. Israel necesita a Occidente y es este Occidente el que ha de plantearle, con rigor, que para mantener esa alianza ha de cumplir unos requisitos que empiezan por cumplir el IV Convenio de Ginebra en los Territorios Ocupados, condición indispensable para llegar a un acuerdo de Paz.

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  5. Poco o nada puedo añadir a lo ya comentado, así que he leído lo que wikipedia ofrece sobre el conflicto israelí-palestino.

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    1. Después de leer (hace tiempo) el libro "Oh, Jerusalén" de Lapierre y Collins, quedé con la impresión (personal y parcial) de que si hubiesen dejado tranquilos a los judíos en el pedazo de tierra árida que les dieron, todo habría sido distinto. Pero los atacaron tanto que los obligaron a formar, de la nada, un sistema militar defensivo, y crearon un mónstruo que después no pudieron detener.

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    2. -Jenofonte- Son ideas que surgen en pleno conflicto, pero antes no se preveía que pudiera pasar esto.

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  6. Por el fallecimiento de un amigo, he estado todo el día ausente del blog y me encuentro ahora con vuestros comentarios, que si los contesto uno a uno tendría que repetirme mucho. Me remito entonces al título de la entrada y a ese texto del Génesis que sirve de imagen, en el que vemos que Dios (Yahvéh, Eloi, Jehová, Elohim, Alá, Adonai, Kyrios ... o como queramos llamarlo), promete esa tierra a Abrahan, del que descienden las tres religiones del Libro: Judaismo, Islám y Cristianismo. Lo que nos viene a decir que esa tierra es tanto de palestinos musulmanes, como de judios o cristianos, y que si todos miráramos al origen, a nuestro más remoto pasado, creo que nos entenderíamos mejor. Que es lo que hacen esas personas de las tres religiones que conviven pacíficamente en su día a día. El problema no es de ellos, por tanto, sino que, como dice Una mirada y apunta también Jenofonte, les viene de fuera, son intereses mundiales los que se enfrentan allí y ellos -palestinos, israelitas y también cristianos, no lo olvidemos- son las víctimas. Ahora, si queremos buscar el primer culpable deberíamos mirar a la Pérfida Albión, que en 1948 dividió la tierra a su antojo... y se largó, lavándose las manos como Pilatos. Y de aquellos polvos...

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    1. Se va un amigo; quedan los recuerdos del tiempo compartido. Esos ya son tuyos.

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    2. Pero, en cierto modo, se los lleva...

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  7. Me estaba acordando ahora de Raphael Schutz, que fue embajador de Israel en España hace uno años, que solía referirse al antijudaísmo pertinaz hispano que crecía con la manipulación que los medios hacían de cualquier suceso en Israel y sus fronteras, y hasta le enmendó la plana a Antonio Gala, como si el literato fuera un judeófobo genético... Y es que, en los últimos años, ante las protestas ciudadanas en las calles europeas, la táctica gubernamental israelí ha sido convertir cualquier crítica a las autoridades israelíes en crítica a los judíos...

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    1. En la tradición católica de nuestro país, los judíos tenían mala prensa, porque se consideraba "que mataron a Jesús". (Como si Jesús no fuera judío...) Afortunadamente, eso ya no se dice y se distingue entre los judíos y los políticos de Israel, aunque la verdad es que muchas veces se confunde el judaismo, que es una religión que no todos practican en Israel, con una supuesta raza o con la nacionalidad israelí. Un poco de lío hay en eso...

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  8. Herencias erróneas en el mundo, aquí con las etnias aunque no hay persecuciones, pero al hablar siempre hay algo casi despectivo. Yo los admiro porque conservan más sus tradiciones y creencias que nosotros. Un post muy interesante. Abrazo grandote

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    1. Hay una frase ya muy utilizada que dice: No hay más raza que la raza humana ni más país que la Tierra. Si tuviéramos eso bien metido en la cabeza, la convivencia sería mucho mejor.

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