23/9/21

Información


      De nuevo en el super, ese tan simpático de otras veces. Miro las mantequillas y veo que, de una determinada marca, hay dos: Con sal y Tradicional. Deduzco entonces que la Tradicional es sin sal, pero como no estoy segura, le pregunto a una empleada que veo por allí.

      -¿Esta mantequilla es sin sal?

      -Es la tradicional.

      -Bueno, pero ¿qué quiere decir eso?

      -Que es la de toda la vida.

      -De toda la vida ha habido mantequilla sin sal y con sal. Y hasta a media sal la había antes.

      -¿Pero usted que es lo que quiere?

      -Lo estoy diciendo. Quiero mantequilla sin sal.

      -Entonces llévese esta. (Y me señala Tulipán)

      -No. Eso es margarina.

      -Pues eso, mantequilla sin sal. Lo que usted busca.

      Y se va, orgullosa de haber solucionado el problema.

      Yo intento ver, sin gafas, la letra minúscula de los ingredientes, pero desisto y también me voy, pues si en un supermercado las empleadas no distinguen entre mantequilla y margarina… mal van las cosas. Así que lo dejo para cuando esté abierto el super donde tienen la mantequilla local, la Puleva, que dice en sus paquetes claramente Con sal y Sin sal. Y hasta tienen distinto color de envase para que no te confundas.

 

8 comentarios:

  1. La verdad es que como para desconfiar y salirse sin compra. Al margen del mal etiquetado, pagan mal a la gente y falta profesionalidad.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El etiquetado no es problema de ellos, sino de la marca, que ha preferido llamarla Tradicional, a pesar de que se presta a confusiones. Ahora, formar al personal para que conozcan los artículos que venden, eso sí es ya responsabilidad del supermercado.

      Eliminar
  2. Normalmente en los súper te tratan y te informan con mucha amabilidad y con gran conocimiento del producto por el que se pregunta, sin embargo puedes toparte con un empleado qu no tiene idea de lo que te está contestando y te suelta lo primero que se le ocurre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La chica no era antipática ni desatenta. Su problema era la falta de información.

      Eliminar
  3. Digamos que la muchacha tenía problemas de comprensión o una miopía galopante no tratada, porque le bastaba con tomar el producto en liza y leer los ingredientes para discernir si la palabra SAL estaba entre ellos. Es algo tan sencillo como ser atenta con la clientela. Por fortuna, casos como el suyo son los menos y abundan las personas amables.

    Para la siguiente vez, ya sabes: Lleva las gafas en el bolso y, si es preciso, una lupa, porque los fabricantes tienen la manía de rotular lo importante en letra tan diminuta que casi hay que ir provisto de un microscopio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que, para ella, no era necesario mirar nada, pues estaba convencida de que margarina y mantequilla son una misma cosa... solo que sin sal. Sacarla de ese error debería ser importante para esa cadena de supermercados, pero al parecer no lo es.

      Seguro que, si me empeño, termino por leerlo, pero se me quitaron las ganas solo de ver la falta de profesionalidad de ese supermercado. Que no es la primera vez que advierto algo así...

      Eliminar
  4. Ahora que tanto auge le están dando a la Formación Profesional, algún título tendrían que impartir para estas personas que trabajan cara al público, sobre todo en las tiendas. A veces en vez de venderte algo, te echan de la tienda.
    A veces, no. En el Women's Secret de la calle Mesones, ayer una chica fue tan amable que me encontró justo lo que yo quería, me lo vendió y me hizo 6 euros de descuento porque hace poco fue mi cumpleaños. Perfecto ¿verdad?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que esa titulación ya existe en FP, pero dudo mucho que la tengan las chicas y chicos que contratan en algunos supermercados. Sin embargo, pienso que no es cosa de títulos, sino de servir para eso y que la propia empresa los informe bien de los productos que venden. Que tampoco es tan difícil...

      Eliminar