Me niego a creer que TODOS los políticos son corruptos.
Me niego a creer que TODOS los gobiernos son corruptos.
Me niego a creer que TODAS las instituciones son corruptas.
Me niego a aceptar que aquella democracia, por la que tanto luchamos y por la que dieron la vida o la libertad tantas personas, sea una fruta podrida dispuesta a caer.
No todos los políticos, ni todos los gobiernos, ni tampoco todas las instituciones son corruptas, sin embargo ya me estoy tragando que "En tiempos hubo una democracia, que está desapareciendo como la niebla en un día de cierzo"
ResponderEliminarPodría poner muchos ejemplos, pero por decreto ley me los iban a censurar.
Pues yo no puedo pensar eso por una cuestión de supervivencia.
EliminarEsa es la idea que pretenden vender quienes se han instalado en el vertedero de la corrupción, que la falta de escrupulos es actitud común. Pero no es cierto. Estas gentes sinvergüenzas ya navegaban en su deshonestidad antes de pegar sus trasetos a los sillones. Eran funcionarios deshonestos, abogadas trapaceras, industriales abusones y, personas, en general, que desconocían el sonrojo porque el hormigón no tiene esa cualidad... No es la política la que corrompe, son los corrompidos quienes alojan su podredumbre en ella y aglutinan a su alrededor a los de su calaña.
ResponderEliminarEl profesor López Calera, recientemente fallecido, decía que los políticos no vienen de otro planeta, que salen de la sociedad y, si esta es corrupta, el político lo será porque tiene más medios para serlo, más ocasiones que lo tientan. Y decía también que lo triste es que se crea un círculo vicioso: el político es corrupto porque lo es la sociedad y la sociedad se ampara en esa corrupción de los políticos para justificar la suya.
EliminarLo repugnante es que la sociedad -así, en general- acepta como normales el trepismo, el pelotazo, las prebendas y el trinque. Cuando Mario Conde empezaba a destacar como "joven banquero", hubo medios de comunicación que alabaron sus excelencias hasta el baboseo. Era el joven brillante y luchador llegado a la cúspide; espejo y ejemplo de un país donde la ruindad camina sobre una alfombra mullida.
EliminarNo solo los acepta como normales, sino que los admira y considera un mérito que una persona sepa eludir sus impuestos o reunir mucho dinero sin que "lo vea Hacienda". La persona que paga irremediablemente sus impuestos sobre una nómina, considera envidiable al que puede eludirlos y haría igual si se le presentara la ocasión. ¿Como luego censurar al que se lleva el dinero a las Bermudas?
EliminarVa siendo, pues, hora de desterrar el fariseísmo. Más de setecientos imputados en malversación de fondos públicos, prevaricación, falsedad documental y enriquecimiento ilícito son ya pandemia.
EliminarTambién es pandemia la cantidad de personas que hay en este momento trabajando "en negro" mientras figuran en las listas del desempleo. A algunos se lo habrán impuesto los contratadores, pero otros son ellos los que prefieren no tener ningún descuento, cobrar subsidios y no declarar los ingresos.
EliminarTienes razón: no todos son iguales, pero se tapan los unos a los otros y todos parecen manchados por la misma pringue. Me pregunto, ¿por qué los partidos no examinas ellos mismos a sus corruptos y les llevan ante el juez? ¿Por qué en los casos que van a juicio, si no siempre con demasiada frecuencia se hacen cargo de la defensa? ¿Por qué hacen uso de los indultos para los de su propia fila?
ResponderEliminarTodos no son iguales, pero se parecen demasiado todos a los corruptos.
Saludos
Pero tenemos que sobreponernos a todo eso y creer en el sistema, defender esta democracia que nos dimos y que es la que padece con los abusos de la clase política. ¿O es que queremos volver a lo antiguo? Aquellos políticos no eran menos corruptos, lo que pasa es que no lo sabíamos, que no salía a la luz.
EliminarDifícil es no caer en la tentación de creer que todos los políticos son corruptos, unos porque lo son y otros porque lo consienten. Demasiadas alfombras levantadas y demasiada basura debajo de todas ellas y eso no disculpa a la gente que no se dedica a la política y que también es corrupta que desgraciadamente parece que también es muy numerosa.
EliminarSi nos olvidamos de los titulares de los periódicos y hacemos memoria, veremos que son muchas más las personas que han pasado por la política desde la Transición sin mancharse las manos, haciendo su trabajo mejor o peor, pero sin corromperse y volviendo a sus profesiones después de esa etapa. En mi propia ciudad conozco varios que en este momento están jubilados y con una vida similar a la de los otros jubilados de su profesión. No tienen grandes mansiones ni cuentas en paraísos fiscales, solo son personas que un día sintieron la vocación por la política, la ejercieron y después se marcharon por su edad, por desilusión, porque el partido los dejó de lado o porque tenían que volver a sus trabajos habituales.
EliminarBastaba con cambiar el código penal, el civil o el que sea y obligarlos a devolver la pasta, con un a multa e inhabilitación a perpetuidad.
ResponderEliminarY si no proponen medidas de este tipo es que pueden tener algo que temer.
¿Devolver la pasta? Eso jamás. Se declararían insolventes y pobres de pedir limosna.
EliminarYo también me niego, pero con la boca cada vez más pequeña. Digamos que sólo me queda un hilo de voz.
ResponderEliminarPues debemos de recobrar la voz y todos los políticos honrados levantar la suya también, para que se vea que es posible una política distinta.
EliminarMe pregunto: si formara un partido político con gente honrada y responsable, si tuviésemos un programa con el que terminar con la corrupción en la política, en la justicia, etc. ¿nos votaría una mayoría? Mucho me temo que no. Creo que los que abogan por eso se aferrarían a sus prebendas y terminarían por votar a los de siempre.
EliminarYo lo que creo es que ya no nos fiaríamos de nadie. Después de esto va a costar mucho trabajo que la gente siga votando.
Eliminar