4/8/15

El sur




En este tremendo verano que nos ha tocado soportar y dado que aun estamos en el centenario de Santa Teresa de Jesús, quiero recordar aquí lo mal que le fue a la santa en estas tierras del sur y el mal recuerdo que se llevó de los andaluces.

Santa Teresa visita por primera –y única- vez Andalucía en el 1575, cuando el 16 de febrero llega a Beas de Segura, en la provincia de Jaén, a fundar el convento que hace el número diez de sus fundaciones y el primero andaluz. El día 24 funda el convento y permanece en él hasta el 18 de mayo que parte para Sevilla. De la estancia en Beas no parece que tuviera una mala opinión, pero también es verdad que ella no consideraba este pueblo como propiamente Andalucía, ya que dice así en el capitulo 24 del Libro de las fundaciones:

Yo, aunque siempre había rehusado mucho hacer monasterio de estos en Andalucía por algunas causas (que cuando fui a Beas, si entendiera que era provincia de Andalucía, en ninguna manera fuera, y fue el engaño que la tierra aún no es del Andalucía, de creo cuatro o cinco leguas adelante comienza, mas la provincia sí), como vi ser aquélla la determinación del prelado, luego me rendí (que esta merced me hace nuestro Señor, de parecerme que en todo aciertan), aunque yo estaba determinada a otra fundación, y aun tenía algunas causas que tenía, bien graves, para no ir a Sevilla.

O sea, que empieza mal. Empieza fundando en Andalucía pero convencida de que no está en Andalucía.  De todas formas, por una serie de circunstancias se ve obligada a encaminarse a Sevilla para la fundación de otro convento. Y ahí empiezan sus tribulaciones y sus quejas, pues nada más salir de Beas ya está diciendo:

Luego se comenzó a aparejar para el camino, porque la calor entraba mucha,

Y en el siguiente párrafo:

Por prisa que nos dimos, llegamos a Sevilla el jueves antes de la Santísima Trinidad, habiendo pasado grandísimo calor en el camino; porque, aunque no se caminaba las siestas, yo os digo, hermanas, que como había dado todo el sol a los carros, que era entrar en ellos como en un purgatorio.
Pero es que un poco más adelante también nos dice:
  
No os dejaré de decir la mala posada que hubo para esta necesidad: fue darnos una camarilla a teja vana; ella no tenía ventana, y si se abría la puerta, toda se henchía de sol. Habéis de mirar que no es como el de Castilla por allá, sino muy más importuno.

Y menos mal que dice inoportuno, pues seguro que pensaba algo más rotundo.

Antes de esto habían pasado por Córdoba y allí se desarrolla un episodio demasiado largo para copiarlo aquí, pero que os aconsejo leáis porque es muy divertido y es fácil encontrarlo en la Red. Seguimos en el capítulo 24 y Santa Teresa cuenta que deciden parar en Córdoba para asistir a misa, ya que es domingo de Pentecostés, y eligen una pequeña iglesia en las afueras para no llamar la atención, pero se encuentran con que en esa iglesia es la gran fiesta de la venida del Espíritu y predica el padre Julián de Ávila, por lo que la iglesia está llena y con tal barullo que la santa casi sale corriendo

Cuando yo esto vi, diome mucha pena, y, a mi parecer, era mejor irnos sin oír misa que entrar entre tanta baraúnda.

Pero Julián de Ávila las obliga a entrar con gran expectación de la concurrencia, ellas se refugian en una capilla y, al terminar, tienen de nuevo que cruzar la iglesia. Y este es el recuerdo que aquello le deja:

Yo os digo, hijas, que aunque esto no os parecerá quizá nada, que fue para mí uno de los malos ratos que he pasado, porque el alboroto de la gente era como si entraran toros. Así no vi la hora que salir de allí de aquel lugar; aunque no le había para pasar la siesta cerca, tuvímosla debajo de una puente.

Una vez en Sevilla y con el precedente de este viaje, todo son inconvenientes y problemas, no se entiende con los sevillanos y la ciudad le parece el colmo del desorden y pecaminosa donde las haya. Hasta que funda el convento el 26 de mayo y sale de Sevilla el 4 de junio para no volver nunca. Y así resume en la carta a una de sus monjas aquella experiencia 



20 comentarios:

  1. Calandra4/8/15 18:30

    La verdad es que el viaje de Santa Teresa a Andalucía es como para no olvidarlo, al calor hay que añadir la ropa tan poco apropiada que llevaban y por si esto fuera poco, la gente al verlos vestidos de aquella manera se apiñaba para verlos según cuenta Santa Teresa: porque siempre llevábamos delante de ellos velos grandes, bastaba vernos con ellos y capas blancas de sayal, como traemos, y alpargatas, para alterar a todos .
    No sé por qué además tenían ese empeño en que no los viera nadie pero al final lo quisieran o no llamaban la atención allá por donde pasaban, como cuando pasaron por Córdoba en donde querían oír misa sin que los viera nadie, para ello tenían que pasar el puente pero para ello necesitaban licencia que daba el corregidor para pasar con los carros, licencia que tardó más de dos horas pues era demasiado temprano y el corregidor no se había levantado todavía y para que todo se torciera, llegada la licencia se ponen a pasar y el carro no cabía por la puerta del puente y decidieron aserrarlos, así que cuando llegaron a la iglesia esta estaba llena de gente y les tocó aguantar fiesta y sermón, vamos, que no les salía una al derecho quizás porque no se molestaron en enterarse primero tanto de clima lugareño como de sus costumbres.
    Y con tantas peripecias no me extraña que fundado el convento de Sevilla salieran a todo correr hacia el norte como si por el mismo diablo fueran perseguidos.

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    1. Se ve que te lo has leído a fondo... Indudablemente, la ropa que llevaban no era como para calor, pero tampoco haría tanto como dice, ya que era primavera y en el siglo XVI todavía no se había producido el cambio climático. ¿Que por qué no querían que las vieran? Pues porque eran monjas de clausura y en aquella época se suponía que no tenían que salir del convento en toda su vida, pero claro, si había que viajar...

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    2. Calandra5/8/15 10:57

      No tenían que salir pero salían cuando lo tenían a bien, pero lo que no podían pedir es que la gente no se arremolinara para verlas pues debían de ser todo un espectáculo. Y en cuanto a que no entendieran el carácter de los andaluces eso les pasaba por tener una mente tan pequeña que no les cabía en ella que no todo el país era igual, no todo era el carácter y las costumbres castellanas y eso no significaba que unos fueran mejores que los otros.
      Desgraciadamente todavía hoy en día hay quien no es capaz de entender esto.

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    3. Probablemente los sevillanos se arremolinaban porque tampoco estaban acostumbrados a ver las monjas así, ya que seguramente en sus conventos de clausura no seguían las reglas tan a rajatabla y no tenemos más que leer el Tenorio para ver que en Sevilla las cosas eran distintas. O sea, que hay incomprensión y desconocimiento por ambas partes.

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  2. para que luego digan que los castellanos no escriben francamente ni que los andaluces les clavan la navaja en verano cuando están atontinaos, Menos mal que la vigília de Granada permanece erguida en interné que si noooooo,
    Bueno ya vuelvo de vacaciones a echarle una mano.
    Un saludo
    p0s los escribo después y meto spam
    Teresita de Avila era muy temperamental, todo sea dicho, lo cual es un alivio para que todos los avulenses, duerman esta noche arropados con la colcha

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    1. El paseo que me he dado por el enlace me ha recordado un post que está pendiente de subir con el título de Eros (O El Eros, ya veremos)

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  3. ¡Qué barbaridad! Ni una siesta, ni una limonada, sin un bocata que llevarse a la boca y encima no les podían el aire acondicionado. No conocía este viaje de la Santa.
    Ayer estuve de iglesia en iglesia, incluso en una de ellas escuchando música antigua, pero de todo esto iré preparando algo.

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    1. Mira lo que cuenta del viaje, que pocas comodidades. Con razón le pareció todo tan mal...

      Ibamos en carros muy cubiertas, que siempre era esta nuestra manera de caminar; y, entradas en la posada, tomábamos un aposento, bueno o malo, como le había

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    2. Pero es que ¿a quién se le ocurre ir dentro de un carro con esas sayas que ni siquiera se aguantan en invierno?
      Tuve una tía monja de las Anas, era hermana de mi padre, era la cocinera de los infanticos del Pilar y tenían dos hábitos uno para verano y otro para el invierno, todavía conservo su DNI y el cambio de hábitos lo hicieron mucho más reciente y es abismal. Les quitaron esa especie de ala que tenían en el pecho y las dejaron con un uniforme casi de colegiala, cubierta la cabeza por una pañoleta, no se el nombre.

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    3. Sayas, mantos y velos para cubrir la cara. Que si llegan a venir ahora, les da un golpe de calor que se quedan en el camino.

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  4. Conocía algún comentario, fuera de contexto, en el que Teresa de Dávila ponía a parir a los andaluces.
    Viendo sus palabras, más en contexto, me queda una sensación extraña. Pienso que para ser alguien tan sumisa a la voluntad divina, para ser alguien que "vivía sin vivir en si".... aparece como un pelin altanera y falta de humildad. Como una niña bien a la que sacan de su área de confort. Llama tambien la atención que ya viniera predispuesta....
    Hizo bien en volver a su tierra de promisión castellana y dejarnos solos de la mano de Dios a los andaluces.

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    1. ¿Teresa sumisa? A nadie, ni siquiera a Dios. Transigía cuando no tenía otra, pero buscaba siempre como salirse con la suya y sus peleas con Dios fueron fenomenales.

      En cuanto a venir predispuesta, es lo de siempre, ese rechazo e incomprensión hacia el sur que siguen ejerciendo políticos varios y que los vemos porque ellos hacen declaraciones, pero que está también en muchas personas que no lo manifiestan tan claramente. Choque de civilizaciones se llama eso, pero yo creo que es más incomprensión que otra cosa.

      Lo que yo me pregunto es que hubiera pasado si en vez de ir a Sevilla viene a Granada, que es tan distinta. Aunque también sabemos que a S. Juan de la Cruz tampoco le gustó su estancia en Granada.

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  5. Dichoso autocorrector.... gracias, quise escribir "de Ávila". Si hubiera puesto "Sánchez" habría sido más sencillo.
    Eramos tierra de "infieles" o lo habíamos sido hasta hacía poco. Claro, que si alguien debía de ser permisiva con las familias conversas, era Teresa de Ávila.
    Escribía lo de sumisa por esos poemas en los que se muestra una relación tan "particular" con Dios....

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    1. Es la Mística, amigo. Siglo XVI y la Mística, pero de sumisa, nada. Copio un párrafo del catálogo de la exposición de Valladolid

      Teresa transgrede sin temor las leyes que su tiempo le imponen por su condición de mujer. Incumple la prohibición, impuesta a las mujeres, de leer las Sagradas Escrituras. Desoye la obligación, impuesta a las mujeres, de leer en voz alta y defiende la oración interior. Bebe, a través de Francisco de Osuna, de la teología mística oriental.

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  6. Parece que el choque cultural fue demasiado para ella, algo que puedo comprender viniendo de Suiza y escribiendo ahora desde Andalucía, con la diferencia de que yo nací en ella y ya sé a lo que me enfrento cuando la visito. Si hubiese tomado el AVE le habría ido mejor.

    Lo que no sé es por qué hablas de la caló en pasado.

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    1. La caló es un presente que la santa no conoció ni de lejos, pues estuvo en primavera y antes de que nos conviertiéramos en una sucursal de África.

      Feliz estancia en la tierra de María Santísima. (¡María Santísima, que caló!...)

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  7. Sólo de imaginar el viaje de esta mujer y acompañantes con esas vestimentas y entoldadas ya me sube la asfixia esternón arriba y ombligo abajo.

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    1. Y alojarse en esas posadas de mala muerte, que tampoco parece que eran muy frescas. Casi mejor era la siesta bajo un puente.

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  8. Qué maravilla de relato! Dulcísimo para expresar las experiencias del camino y el calor que sufrirían contando que no había aire acondicionado ni en carruajes ni en casas. Me encantó. Gracias y abrazos.

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    1. Lo que no se es como la santa se atrevió a partir de Sevilla el 4 de junio, pues en el viaje de vuelta pasaría aun más calor.

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