Ayer se celebró la festividad de la Virgen del Carmen y la agenda de mi móvil me avisó de que tenía que felicitar a las amigas de ese nombre, una lista que fue larga, pero en la que ya solo quedan tres. Y, mientras llamaba a unas y a otras, no se por qué me dio por acordarme de una que ya no está hace años: Carmen M.
Carmen M. era inteligente, educada, buena amiga… No tenía más que un defecto (si es que se le puede llamar defecto): era muy de su familia, su familia era lo primero… lo segundo, lo tercero y lo cuarto. Y en un remotísimo lugar estábamos los demás, de tal forma que tenía que estar todo perfectamente en su familia, para que pudieras contar con ella. Tan evidente era esto, que algunas veces le decía medio en broma, medio en serio: Ay, Carmen, un día de estos voy a caerme a un pozo y si, en ese momento, a una de tus hermanas se le rompe una uña, tú acudirás a tu hermana y yo me ahogaré…. Y se reía, nos reíamos las dos, pero las dos sabíamos que era así. Para ella era natural; para mí, doloroso.
He dicho antes que no se si eso es un defecto, pues es algo que le ocurre a la mayoría de las personas y quizá, en otros tiempos, me ocurrió también a mí, pero el problema es en qué medida puede afectar a las personas que no tienen familia cercana. Creo que alguna vez me habéis leído que la mejor definición de la palabra SOLEDAD es saber, ser consciente de que no hay nadie para quien tú estés en primer lugar. Eso es soledad y lo demás gabinas de cochero, como decía mi padre. Saber que no estás a la cabeza en el orden de prioridades de nadie y que cualquier cosa que a ti te ocurra, tendrá que esperar a que en la familia de las personas que te rodean, de las personas cercanas, no haya el menor problema ni la menor contrariedad. Y saber, incluso, que tu vida puede depender de eso.
Dice una voz marinera:
ResponderEliminar¿Quién me presta una patera,
para poder rescatar marineros que en faena
no pudieron regresar?
“Reina y Señora del Mar”,
Tú que vas por esos mares,
hazle llegar esta salve,
a los que en el cielo están.
Y siempre de madruga,
quién lo iba a imaginar,
salieron de tierra firme.
Se los llevó el temporal.
“Reina y Señora del Mar”,
Tú que vas por esos mares,
quiero cantando rezarle,
a esa gente de la mar.
Diles Tú, Carmen Divina,
que desde que faltan ellos,
dentro de mi corazón,
llevo clavada esa espina.
Hoy yo les quiero cantar:
Virgen del Carmen Señora,
quiero cantar en memoria
de los que en el cielo están.
Salve Marinera. Virgen del Carmen.
Pues sí, eso es lo que hacen en nuestra costa con Machado y con Serrat... En nuestra costa y en otras.
ResponderEliminarY para un hijo o una hija, ¿quién es su prioridad, mamá o papá? Y para la madre y el padre. ¿la hija mayor, el hijo mediano, el pequeño...? De igual manera, hay quienes poseen una familia extensa y bien se les vale de la kiosquera que les escucha las cuitas o del vecino del entresuelo que les acerca el pan los domingos.
ResponderEliminarComo has podido ver, el orden de prioridades puede tener muchos puestos. Concretamente, esta amiga tenía madre y cuatro hermanos, por lo que a lo más que yo podía aspirar era a estar en el sexto puesto y hubiera sido mucha suerte que, en el caso de ocurrirme algo, ninguno de los cinco puestos anteriores necesitara la más mínima atención. Que lo de la uña indica que su orden de prioridades era de lo más riguroso y exigente.
EliminarOpino que, salvo en situaciones extremas, las relaciones afectivas que se establecen entre las personas son compatibles. El afecto por la familia no desluce el que se siente por un amigo o una amiga, entre otras circunstancias (o, digamos, sobre todo) porque la amistad es un sentimiento de elección personal que crea un vínculo poderoso incluso más fuerte que el llamado amor sentimental o sexual. Y te lo dice alguien que ha sido educado en una familia donde los lazos de sangre son un factor decisivo (algo que siempre me ha parecido discutible aunque me he cuidado mucho de decirlo en familia).
Eliminarporque la amistad es un sentimiento de elección personal que crea un vínculo poderoso incluso más fuerte que el llamado amor sentimental o sexual.
EliminarCon frecuencia digo que, a estas alturas del partido, mi experiencia es que los amores van y vienen, pero las amistades permanecen hasta la muerte. Sin embargo, los jóvenes tienden a pensar que el amor lo es todo, que basta con eso para vivir y, muchas veces, abandonan amistades o las descuidan, por lo que, cuando el amor termina, se encuentran solos... y llega el derrumbe.
La amistad es uno de los sentimientos que, bien cimentado, posee una solidez perenne. No hay persona que conozca mejor tu alma que el amigo/ la amiga. Y tú la suya. Nadie guarda tantos secretos, tantas confesiones, tantas vivencias ocultas Nadie es tan cómplice como la amiga o el amigo. Por eso, personas conocidas se tienen a porrillo, pero amistades íntimas., escasas.
Eliminar… y por eso también, con las amistades íntimas surgen problemas que no se plantean en las relaciones superficiales, por lo que hay personas que prefieren mantenerse en un nivel superficial, que, en cierto modo, es más “cómodo”. Yo, sin embargo, he buscado siempre la amistad íntima, pero el problema es que, cuando vives mucho, esas amistades íntimas que tanto aprecias, van ausentándose de tu vida y te vas quedando sola.
EliminarTe comprendo, pero es que lo llevas demasiado al extremo en mi opinión, y me recuerdas a otra amiga para la que no hay tonalidades de grises. Se puede estar muy acompañado sin ser la prioridad número uno, igual que se pueden tener amigos que nunca se pondrían en la trayectoria de una bala. Todo depende de lo exigentes (o exagerados) que queramos ser.
ResponderEliminarEste tema de la amistad lo hemos tratado mucho, tanto en público como en privado, y siempre discrepamos en lo mismo: en lo que llamamos amistad. Que, como dices, la hay de muchas clases y no todas nos aportan lo que necesitamos. No es lo mismo que te acompañen para tomar unas cervezas, que sentirte acompañado "cuando la vida se te pone triste", que decía "El Piyayo", el del poema de José Carlos de Luna.
EliminarMmmm.. acostumbrada a la soledad aún en compañía no espero mucho del otro. Sé lo que cada uno puede dar y procuro estar bien atendiendo a mis necesidades. Lo que natura non da... Tampoco reprocho, y no por resignación. Se que "Lo que natura non da...!Abrazo solidario y cariñoso
ResponderEliminarYo no soy tan amoldable y me cuesta renunciar a lo que necesito en ese aspecto. Mis carencias afectivas son grandes y, por mucho que trate de satisfacerlas, siempre están ahí.
EliminarPues te mando mi abrazo sincero. Gracias por contestar siempre. Ahora va un beso
EliminarGracias a ti por visitar mi blog. Yo soy la que está en deuda por la visita y lo menos que puedo hacer es contestar. Un abrazo.
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