Captura tomada en Xataka
Hace muchos años, cuando la Blackberry era el teléfono más “inteligente” y el sueño imposible de muchos frikis, alguien comentaba irritado en un blog que había visto en la cola del banco a "una vieja" con una BlackBerry en la mano. Comiéndosela con los ojos, le dijo: Vaya teléfono que tiene usted... Y la señora contestó: Me lo han regalado mis hijos, pero no sé manejarlo y solo lo uso para cuando me llaman, porque tampoco se llamar.
El bloguero se explayaba después en quejas e indignación por el “desperdicio” que suponía semejante teléfono en semejantes manos y hasta escribía la palabra injusticia repetidamente.
Hoy, cuando veo amigas con móviles que multiplican por cuatro (o veinticuatro) el precio del mío y solo los usan para las llamadas y el WhatsApp, me acuerdo de aquel friki y entiendo su enfado. Vaya si lo entiendo...
Nunca me han llamado la atención los móviles que "hacen de todo, hasta poder hablar por teléfono" y te digo esto ya que a mayor precio, mayor posibilidad de que te lo roben si lo sacas a relucir por determinados sitios, con el riesgo de perder todos los números de teléfono que tienes almacenados y la posible información que lleves en el.
ResponderEliminarEl primero que me compré fue debido a quedarme tirado en la autovía Zaragoza-Madrid por atropellar a un enorme zorro, nada mas llegar a Zaragoza haciendo autostop me compré uno que solamente podías llamar y recibir llamadas. Los compañeros ya hacía tiempo que tenían alguno y nos explicaban las virtudes de cada uno de ellos.
Por supuesto ahora no podría estar sin el, pero con uno sencillito que tuviera algo más de capacidad de batería y algo más de espacio disponible, me sentiría muy satisfecho.
Yo me compré el primer móvil porque pasaba mucho tiempo en zonas de montaña. Y, la mayoría de las veces, daba lo mismo llevarlo o no porque en muy pocas ocasiones tenía cobertura.
EliminarUna mirada Estando mi padre muy delicado, un compañero me prestó un móvil analógico de primera generación un fin de semana, por ver si tenía cobertura en Broto, pero desgraciadamente no llegaba la señal todavía, por lo que desistí hasta que me pasó el incidente del zorro.
EliminarY, encima, pesaban lo suyo. Recuerdo que los había de movistar y moviline, pero daba lo mismo porque en el momento que se salía del llano dejaban de funcionar, Ni antenas habría.
EliminarA principios de los 90, una amiga se compró un móvil, que era como si te llevaras un inalámbrico en el bolsillo, pero a ella le cumplía la función de que sus padres ya ancianos pudieran llamarla si necesitaban algo. Como yo estaba en la misma situación estuve tanteando el asunto, pero, mientras me decidía, mis padres murieron y ya no me hizo falta, así que lo aplacé hasta que fueron más manejables.
EliminarTu no serías nunca la señora de la cola. Tu te pusiste al día de la tecnología mejor que muchos/as más jóvenes desde hace ya tiempo y eres una autentica experta en esto de los blogs, por ejemplo. Aunque a veces pienso que lo de escribir estos textos si que se está pasando de moda.
ResponderEliminarLo que no he dicho es que este blog nació en una Blackberry y nada menos que en Barcelona. Desde allí, una amiga de los blogs, NaaN (Anna), una chica muy joven, puso los cimientos y la primera estructura, sobre la cual seguí yo construyendo poco a poco.
EliminarSuele haber siempre cierto desfase entre las prestaciones que puede tener un objeto y el uso que se hace de él. Depende de cada persona. Con los móviles pasa como con esos relojes de los que se farda porque son sumergibles hasta 200 metros de profundidad y dan ganas de preguntar a quien de ello alardea, "Ah, ¿pero tú haces inmersiones?"
ResponderEliminarLa verdad es que lo que más envidio de un móvil de gama alta es su capacidad de almacenamiento, pues desecho los móviles funcionando perfectamente solo porque se llenan. En el resto, creo que ahora son practicamente iguales. El móvil chino que tengo hace un par de meses, he leído que le ha copiado a Apple un montón de cosas y debe ser verdad, pues permite hacer tantas "monerías" como los de la manzana.
ResponderEliminarLos "de la tercera edad " estamos atados al teléfono móvil
ResponderEliminarY con cámara. Tenemos una App para cada cosa, sea pedir turno a un médico, autorizar un estudio, presentar facturas de tratamiento médico a la Caja de Previsión, y lo más importante luego de declarar el gobierno ese encierro por el Covid-19: dos Apps ineludibles para poder salir de casa . Apps que hay que actualizar siempre, o no podemos viajar (por dar un ejemplo). Todos mis datos están en esas Apps. Hace poco perdí mi DNI
Luego de un día de repasar los últimos movimientos, revisar abrigos, etc., fui a denunciar la pérdida . Casi diría, en una hora suena la alarma: reconsiderar toda la App por posible fraude
Que no sabes como usar una App, o la pequeña pantalla te confunde? .
...Te embromas, a menos que alguien idóneo te explique y si es posible por escrito, en papel. O estás oficialmente fuera del sistema. Debemos cuidar y actualizar el celular todo el tiempo.
Ventajas y desventajas de esta era.
¿Y si yo te dijera que una de mis amigas de los móviles caros no utiliza más App que la de Whatsapp? Ni la de Google siquiera… Y que todos esos datos, autorizaciones y gestiones las lleva en papel en el bolso, junto con una agenda de la que extrae los números que marca en el teléfono. ¿No es el “desperdicio” del que hablaba el friki? Seguro que en Economía eso tiene un nombre…
EliminarPues yo discrepo con el bloggero. Si alguien se lo puede permitir no me parece mal que lo compre, aunque sea un desperdicio. Es como la gente que le pone Coca Cola al buen whisky, casera al buen vino o ketchup a la langosta. Arderán todos en el infierno por tremendos pecados capitales, pero pensándolo bien, cada uno hace con su dinero lo que le place.
ResponderEliminarYo no niego que cada cual pueda hacer con su dinero lo que quiera, sino que me devora la envidia y me parece tan injusto como le parecía al bloguero. Precisamente, en los tiempos de ese Credo del que hemos hablado, teníamos la certeza de que aquello que no usamos, no es nuestro. Yo sigo pensando así y, de hecho, una tablet que usaba muy poco, hace años que está en otras manos que le sacan más provecho. Y no lo considero generosidad, sino justicia, un empleo justo de las cosas que tenemos. .
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