En esta semana que ahora termina, se han cumplido 30 años de la muerte de mi madre. Muchos años, mucho tiempo, pero no el suficiente como para que dejara de pasar por mi cabeza "la película" de aquellos días, los flash back que se te quedan fijos en la memoria para siempre. Y recordé cuando, un par de días antes de morir, tuvieron que cambiarle el suero de sitio y la enfermera le pinchó repetidamente sin encontrar la vena, como suele ocurrir con las personas en su situación. La enfermera tiró la toalla y dijo: Voy a llamar a uno del quirófano. Un rato después, llegó un chico vestido de verde que dio con la vena a la primera. Mi madre musitó un débil "gracias” y el chico vestido de verde me miró con los ojos llenos de lágrimas. Se había emocionado porque una mujer anciana, moribunda pero consciente, le había dado las gracias por acertar con su vena al primer pinchazo.
Es un colectivo tan amplio que hay de todo como en botica, para mi desgracia cada vez que me tienen que sacar sangre me asaetean y luego estoy todo una semana lleno el brazo de cardenales.
ResponderEliminarSaludos
A mí, hasta el momento me va bien en eso, siempre me sacan sangre sin problemas... y sin cardenales. Solo en una ocasión que lo hicieron con un Holter puesto tuve un cardenal bien hermoso.
EliminarLas cosas tristes, tu dices, hay que quitarlas de la cabeza. Pero aquí tienes un buen recuerdo.
ResponderEliminarUn recuerdo bueno en cierto sentido por la escena entre mi madre y el enfermero, pero también triste por como acabó y por los días tan malos que pasé. Los que tenéis mucha familia, podéis compartir estas cosas, pero yo me las trago sola y es muy duro.
Eliminar¡Cuánta ternura en esto que relatas!
ResponderEliminarUn abrazo
Ternura, sí, pero también tristeza en un verano tan insoportable como aquel. Muchas gracias.
EliminarDecia arriba que hay de todo como en botica, repasando los comentarios y de nuevo tu entrada, todo depende de con quien topes, a mi madre por ejemplo le soltaron a las bravas que tenia una cancer, era pocos meses despues de que muriera su marido/mi padre, la falta de tacto del médico le hizo, nos hizo pasar 20 años jodidos, ya que mi madre murió 20 años despues de la noticia.
ResponderEliminarEn cuanto a los pinchazos, hoy he tenido que ir al ambulatorio de Bola de Oro para unos análisis, tengo que tener unas venas muy raras porque nadie las encuentra ni a la primera ni a la tercera, ha tenido que llamar a otra enfermera para que trasteando las encontrara, total que llevo el brazo como un mal matador de toros pinchando al toro.
Saludos
Por supuesto que depende de con quién des, pues en esos días, mi madre tuvo un médico que era la antítesis del enfermero. Mejor ni lo recuerdo... A los médicos se les perdonan las equivocaciones porque son humanos, pero no ciertos comportamientos.
EliminarLas madres siempre están presentes; no importan los años pasados desde su obligada partida porque su recuerdo se mantiene nítido y más cuando se han compartido y vivido esos días finales, tan intensos como desoladores, en los que la impotencia ante lo irremediable parecía ir de la mano de ese amor mutuo que impregnaba hasta el aire de la habitación.
ResponderEliminarYo estuve presente en la muerte de mis padres, de los dos. En la de mi padre, estaba mi madre conmigo y en la de ella estuve sola. Fue muy duro, pero muchas veces he dicho que no hubiera querido perdérmelo por nada del mundo. Despedir a un ser querido y que él se vaya agarrado a nuestra mano es esencial para el que se va y para el que se queda.
EliminarFuiste la Hija. Así, con mayúscula. Y tus progenitores sin duda confirmaron, en esos momentos finales, que no se habían equivocado al educarte, que todos los desvelos y el amor habían calado y fertilizado.
EliminarDespués de morir mi padre, mi madre se quejaba de que el tiempo que pasamos con él en el hospital no sirvió más que para que sufriéramos los tres, pero yo le dije que eso no era así, que en esas semanas pudimos darle mucho amor y eso se lo llevó consigo.
EliminarEs un recuerdo precioso a pesar de la pena del momento. Coincido contigo en que las personas nunca deberían marcharse estando solas. En situaciones así, tener a un ser querido que te sostenga la mano o te acaricie es impagable.
ResponderEliminarCoincido con otros comentarios en los que se menciona que se trata de un colectivo muy amplio. Por ejemplo, durante la Covid, hubo auténticos héroes, pero también quienes se escaquearon. Yo, cuando voy a Madrid, también encuentro de todo.
Yo pienso que morir solo o acompañado es también cuestión de suerte, pues he conocido personas que no despidieron a sus padres y hermanos y, sin embargo, se fueron rodeadas de sus hijos, mientras otras fueron despidiendo a toda su familia para al final morir completamente solas.
ResponderEliminarDurante la pandemia, cientos o miles de viejos murieron solos en sus casas, en sus cuartos de las residencias o en los mismos hospitales. Solos, sin su familia y con un personal del hospital que no estaba para acompañamientos. Les tocó ese momento, independientemente de que tuvieran familia o no. Es cierto que algunos tenemos más papeletas que otros de que nos toque irnos solos, pero nunca se sabe.
Es normal que las personas tengan empatía por sus semejantes, aunque no siempre sea así.
ResponderEliminarQué hermoso lo que te pasó.
Es normal, pero no corriente, pues los sanitarios terminan por 'blindarse' ante este tipo de cosas, ya que si se implican demasiado, llega un momento en que no pueden seguir trabajando. Conocí a una enfermera que estaba en la UCI infantil, viendo morir a niños con cáncer todos los días, y cuando tuvo un hijo pidió el traslado a otro servicio porque en cada niño moribundo veía al suyo. Yo creo que tendrán que conseguir un equilibrio para, sin perder humanidad, no verse demasiado afectados. Unos lo consiguen y otros se vuelven totalmente indiferentes y hasta crueles.
EliminarYo he conocido que trabajaba en el ámbito sanitario y más pronto que tarde se tienen que blindar ante mucho de lo que viven en el trabajo a nivel humano. Y es lógico, por salud mental. Y también es normal que, si tiene cierta humanidad, de vez en cuando "algo atraviese la barrera".
ResponderEliminarEl chico vestido de verde quizá estaba menos blindado porque trabajaba en quirófano donde el trato con los pacientes es prácticamente nulo.
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